Rajoy fuerza una frágil "tregua de Semana Santa" en Iberia
La dirección de Iberia y los responsables del sindicato de pilotos, Sepla, firmaron ayer una tregua para las inminentes fiestas de Fallas y de Semana Santa que, por desgracia, está demasiado lejos de la paz.
Las partes se mantienen con tozudez en las posturas antagónicas que han enquistado un largo conflicto en el que ambas se juegan demasiado: por un lado, ajustar a la baja las condiciones laborales de los pilotos y también de los tripulantes de cabina de pasajeros de la compañía. Por otro, la creación de Iberia Express, como modelo de operación de bajo coste, frente a la sangría de competitividad del modelo tradicional de la aerolínea que hoy es dramáticamente insostenible.
De la tregua lograda ayer solo florece la voluntad e iniciativa del Gobierno de Rajoy, empeñado en demostrar al mundo que la aplicación drástica de sus reformas no tiene que traducirse inevitablemente en un período de conflictos e inestabilidad laboral y social.
Las huelgas de controladores aéreos y pilotos durante períodos vacacionales, han sido un escenario tradicional durante los últimos años, al margen de que la coyuntura económica fuera expansiva o de recesión. De hecho el calendario de 12 paros del Sepla de los últimos meses ha respondido a un modelo de conflictividad "controlado" que a la compañía causaba pérdidas, mientras que a los pasajeros les producía un nivel de molestias moderado.
El Gobierno de Rajoy, sin embargo, no ha querido aceptar que, en un país que ahora necesita como nunca del turismo, la primera cita de vacaciones se produjera bajo el signo de la confrontación en los aeropuertos. Y sobre esta premisa se logró ayer el alto el fuego entre Iberia y Sepla.
Una tregua demasiado frágil que, incluso, pudiera verse rota antes de alcanzar su objetivo de pacificar los aeropuertos durante la Semana Santa. En un rápido chequeo de intenciones con fuentes de Iberia y del Sepla, queda claro que ninguno se ha apeado del caballo. Solo la intervención directa de Mariano Rajoy ha permitido lanzar un titular que augura un mes de aparente tranquilidad.
El acuerdo para la desconvocatoria de los 24 días de huelga del Sepla se ha alcanzado sobre un frágil y limitado compromiso entre las partes para "aceptar un mediador" y ahí se termina el consenso. No hay acuerdo sobre el nombre del "hombre bueno", ni sobre los asuntos objeto de mediación. Tampoco las partes ofrecen retirar las afrentas que se han acumulado en tres meses de guerra abierta, como son los pilotos despedidos o a operación de brazos caídos que provoca unos ratios de impuntualidad escandalosos.
Para el arranque de la nueva tanda de negociaciones las partes deben ponerse de acuerdo en el objeto de los temas a tratar. Iberia ha dicho que solo discutirá sobre el convenio de los pilotos y que Iberia Express queda fuera de cualquier debate. El Sepla acepta la tregua siempre que se abra una negociación sobre "las causas que provocaron la huelga", entre las que sin duda incluye a Iberia Express.
Fuentes oficiales de Iberia manifestaron ayer a este diario que "el comienzo de las operaciones de Iberia Express se mantiene invariable para el próximo 25 de marzo". Hasta ese momento la compañía debe hacer las presentaciones oficiales de los aviones de la nueva marca, dar a conocer los detalles del producto, con las rutas y destinos. Un espectáculo al que Sepla no se ha comprometido a dejar sin respuesta.
Las maltrechas mentes de los españoles de a pie ante el tsunami económico nada pueden desear más en este momento que unos días de descanso y tregua de malas noticias durante la próxima Semana Santa. Por ello hay que desear que en el alto el fuego firmado ayer se encuentre la base de la solución al conflicto pero, en todo caso, que sea capaz de mantener una apariencia de tranquilidad aunque solo sea durante el próximo mes.