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Hacia una devaluación de costes

España destruye el 13% del empleo mientras avanzan salarios y precios

Las empresas españolas necesitan recuperar competitividad dentro y fuera del mercado nacional. Los datos y los expertos apuntan que la única vía posible de mejorar su posicionamiento en el mercado a corto plazo es bajando los precios, una vez agotado el ajuste vía destrucción de empleo y rebaja de salarios. Durante la crisis la economía española ha destruido el 13% de su empleo en cuatro años, al tiempo que ha acumulado un alza de precios y salarios del 12%.

¿Cómo salimos de la crisis? Es la pregunta del millón y pocos son los que se aventuran a dar una respuesta. Hasta ahora políticos, economistas o analistas de mercado repetían insistentemente una solución: reformas, reformas y reformas. Pues bien, España ya las ha hecho: ha reformado el sistema financiero y el mercado de trabajo; y mucho antes había hecho una reforma laboral de facto, ajustando los costes de sus empresas vía destrucción de empleo, con la pérdida de 2,5 millones de puestos en cuatro años, que es la mayor devaluación del coste laboral que se puede hacer. ¿Y ahora qué?

Además de estas reformas, el Gobierno ha lanzado oportunos mensajes de presión al sector bancario para que empiece a fluir el crédito a empresas y familias. El último, la pasada semana, en unas jornadas organizadas por Bankia y El País, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, formuló esta petición a un nutrido grupo de representantes del sector financiero, ante la presencia de la cúpula económica del Ejecutivo.

Los responsables gubernamentales saben que las reformas por sí solas no arreglan la actividad. Así lo ilustra el economista César Molinas, que cuenta en uno de sus artículos la siguiente anécdota: un analista le estaba explicando a George Soros las bondades de las reformas económicas cuando el financiero le interrumpió y le preguntó: "Oiga, joven, todo eso está muy bien, pero ¿va a haber crédito?" "Ah, pues no, crédito no", respondió el analista. "Pues, entonces, no siga: la economía no va a crecer", replicó Soros.

Hechas las reformas e instado el restablecimiento del crédito, queda que las empresas logren vender sus productos, lo que significaría que se recupera la demanda interna, que es el principal motor de la actividad en España, y, con ello, también el empleo empezaría a despegar. Pero para que se produzca esta ecuación, los expertos empiezan a hablar de la necesidad de bajar los precios con el objetivo de atraer al consumidor, es lo que se conoce como devaluación interna, ante la imposibilidad de ejercer este abaratamiento de los costes devaluando la moneda.

Y es que en contra de lo que pudiera esperarse en una situación de recesión y recorte masivo de empleo, durante los últimos cuatro años en los que la crisis ha azotado duramente a España, la economía ha acumulado un aumento de los precios del 12% y algo similar ha ocurrido con los salarios, al tiempo que se ha destruido el 13% de todos los puestos de trabajo. Desde 2010, los costes laborales y fundamentalmente los salariales, que no parecía que se hubieran visto afectados en 2008 y 2009 al inicio de la crisis, ya han comenzado a moderarse, e incluso a recortarse en muchos casos.

Contención del coste laboral

Según el desglose de la composición del crecimiento del deflactor del PIB (que fue del 1,4% en 2011) se observa cómo la presión de los beneficios empresariales supuso un 2,4% de este avance, mientras que en términos negativos la remuneración de los asalariados le ha restado un 0,8% y el coste laboral unitario, un 0,9%.

Por eso, estos mismos expertos consultados empiezan a apuntar que la vía del ajuste para recuperar la competitividad ya no puede basarse solo en la bajada de los costes salariales, sino también se hace necesario acortar los márgenes empresariales, que están siendo, de momento, los mejor parados, según las cifras macroeconómicas.

"La moderación salarial no se está traduciendo en una caída de los precios", explica Ángel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), para quien "los beneficios de las empresas están creciendo una barbaridad (el 6,6% en 2011) y los precios, sin embargo, no están cayendo tanto porque estos márgenes empresariales no se moderan". Así, insiste en que si los beneficios empresariales no aumentaran de la forma en que lo hacen, los precios podrían incluso caer, no solo moderarse.

Si bien Laborda matiza que quizás este incremento de los excedentes empresariales no sea tan abultado, debido a cuestiones técnicas de su medición por la Contabilidad Nacional. Dicho esto, defiende que aunque la realidad arrojara un menor avance de los beneficios, seguiría existiendo margen para bajar los precios por esta vía.

El economista Miguel Ángel García, del gabinete técnico de Comisiones Obreras, asegura que para crear empleo de forma inmediata solo existen dos caminos: mejorar la calidad de los productos o abaratar sus precios. La primera es imposible conseguirla en el corto plazo, por lo que solo queda la citada devaluación de costes.

"Los precios en España deben crecer menos que en Europa, donde las empresas realizan el 66% de los intercambios comerciales", asegura García. Por eso, destaca el valor del II Acuerdo de Negociación Colectiva 2012-2014 firmado por la patronal y los sindicatos y que recogía un compromiso para que las empresas compitieran vía precios (moderando salarios y beneficios).

Efectos de la reforma laboral

"Para alcanzar la recuperación económica, el crecimiento moderado de las rentas y de los precios constituyen elementos clave para conseguir ese objetivo", indica este acuerdo de los agentes sociales. Y continúa: "Junto a la moderación de las retribuciones, las empresas deben proseguir y acentuar sus esfuerzos en materia de innovación, calidad e internacionalización de sus productos y servicios. La recuperación de los márgenes económicos debe servir al aumento de las inversiones en instalaciones y la mejora de la formación del personal y la gestión empresarial".

Sin embargo, para García esta filosofía del acuerdo de negociación colectiva "la ha roto la reforma laboral, porque solo garantiza la posibilidad de bajar los salarios y no hace nada para controlar el resto de las rentas, confiando en que todos los empresarios serán buenos".

Es más, otras fuentes sindicales aseguran que la reforma ha dado al traste también con el compromiso de los sindicatos para contener los salarios.

Cierto es que el Gobierno poco puede hacer para lograr que los empresarios acorten sus márgenes de beneficios para ser más competitivos. Pero siempre queda el mensaje a la opinión pública y la posibilidad de generar un clima de demanda de bajada de precios.

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