Las pérdidas que encierra la deuda bancaria vendida en las oficinas
Las preferentes han hecho saltar las alarmas entre los minoritarios. Las entidades lanzaron una avalancha de estas participaciones dirigida a pequeños inversores en 2009 con el mercado mayorista roto. La falta de liquidez y la necesidad de reforzar los recursos propios empujaron a la banca a vender esta deuda eterna utilizando su poderosa red comercial. Pero la banca no solo se valió de las preferentes para obtener dinero contante y sonante de sus clientes. Emplearon otro tipo de emisiones de deuda e instrumentos híbridos, como los bonos subordinados, la deuda necesariamente convertible o las cédulas hipotecarias.
El problema está en que la crisis de la deuda del euro que estalló en el verano de 2010 ha destapado las miserias de unos productos que, en muchos casos, entrañaban riesgos elevados.
Un análisis de las emisiones dirigidas a los minoritarios registradas en la CNMV desde 2007 por los bancos revela que el 85% de ellas ha perdido el precio de venta, según los datos recogidos por Bloomberg, AIAF (el mercado de renta fija privada de BME) o el mercado de renta fija de la Bolsa de Madrid. En caso de que la emisión tenga un precio de cotización diferente en varias referencias, se ha elegido el de Bloomberg, ya que esta agencia tiene en cuenta todas las fuentes de precios. De las 84 colocaciones examinadas, 23 no han cotizado recientemente, lo que revela que su liquidez es mínima. De las 61 que sí cuentan con precios de referencia en el secundario, el 85% (52) está en pérdidas y solo el 15% (nueve) cotiza con plusvalías o empata.
La banca ha captado en los últimos cinco años 45.600 millones con productos de renta fija a través de sus sucursales. El problema ahora está en explicar a los clientes que necesiten liquidez que no les pueden devolver el dinero que invirtieron porque, actualmente, esos activos no valen el precio que pagaron.
Las preferentes son el asunto más preocupante porque no tienen vencimiento y el pago de intereses está condicionado a la obtención de beneficios. La banca, sin embargo, está buscando soluciones y ofreciendo distintas ofertas de canje. Por un lado, empujadas por la Autoridad Bancaria Europea, que cada vez considera más inútiles estos instrumentos para calcular la solvencia. Por otro, motivadas por la CNMV, que promueve ofertas que aporten liquidez a los inversores.
Deuda subordinada
La mayor parte de la deuda subordinada también cotiza en el secundario por debajo del precio de colocación. El problema es menor en este caso, puesto que tiene vencimiento y el pago del rendimiento es independiente del beneficio.
Varios motivos explican por qué cotizan con pérdidas la mayoría de estos activos. Primero, porque la renta fija ha sufrido las inclemencias de la crisis. Segundo, porque los precios a los que se hicieron las colocaciones no se ajustaban a la valoración que hacían los inversores institucionales. Y, tercero, porque la CNMV exigió que dejaran de casarse las órdenes de compraventa entre los clientes al precio de colocación, puesto que esos precios no reflejaban la realidad.
Las pérdidas a las que se enfrentan los inversores no son menores. Es cierto que, en algunos casos, si se tiene en cuenta el cupón que han pagado las entidades por su deuda, la minusvalía sería testimonial; pero hay otros en que nada puede esconder la sangría. Eso sucede con las cinco emisiones que cotizan a menos de la mitad de su precio de colocación. No resulta una sorpresa que cuatro de ellas sean preferentes... Los peor parados son los compradores de las lanzadas por Caja Murcia en 2009, que cotizan al 16,4%, según Bloomberg. Eso significa que el inversor que quiera vender recibirá menos de dos euros por cada diez que pagó.
Las preferentes de Popular o Caixanova tampoco están dando alegrías. Lo cierto es que se cruzan pocas transacciones, entre otras cosas por la disparidad entre la oferta y la demanda. En Popular, ayer había propuestas de desinversión al 98% del valor de emisión, pero las órdenes de compra se quedaban en el 53% del nominal. En Caixanova, la horquilla estaba en el 57% a la compra y a poco más de 67% a la venta. Las preferentes de La Caixa, también salidas del aluvión de emisiones de 2009, cotizan al 44%, mientras que unos convertibles de Popular de ese año están en torno al 41%. En el entorno del 50% de pérdida está la emisión de convertibles de Santander de 2007. Fueron 7.000 millones y ahora cotizan 6.811 millones que, si se quieren vender, valen menos de la mitad del precio que se pagó. Los siguientes de la lista de pérdidas son unos convertibles de Sabadell de 2009, que pagan menos del 553%, y otros subordinados de La Caixa, de 2009, que cotizan al 66%.
Las excepciones que cotizan con plusvalías
Son pocas, pero también hay emisiones de banca dirigidas a pequeños inversores que cotizan en el mercado secundario por encima del precio de colocación.En todo caso, nadie se va a hacer rico comprando en la colocación y vendiendo después. Los mejor situados son unos bonos subordinados del año pasado de La Caixa que rentan el 7,71% anual y que se compran al 107%. A partir de ahí, lo más rentable son unos bonos también de La Caixa de 2011, unas cédulas hipotecarias de Caja España-Duero y otras de Caja Madrid que están entre el 102% y el 103%. El resto de los aprobados se conforma con empatar.