Implicando a la banca con pies de plomo

La crisis avanza sin que todavía se hayan purgado todos los excesos que la motivaron ni todas las responsabilidades. En la búsqueda de culpables, la banca acusa a la complacencia del Gobierno y a su falta de previsión y de capacidad de análisis y desde la clase política se critica la poca ortodoxia de las entidades a la hora de valorar sus riesgos. Hasta ahora, el partido se ha movido casi en tablas pero las últimas medidas del Gobierno, aunque tímidas, apuntan a una mayor implicación de la banca en la salida de la crisis y en la búsqueda de responsabilidades.

Primero han sido los límites a las retribuciones de los altos directivos de entidades que recibieron ayudas públicas, con fuertes recortes en otro tiempo impensables y con los que el Gobierno ha buscado frenar el enfado de gran parte de la opinión pública ante los sueldos de quienes han sido responsables de una mala gestión. Y en un contexto de austeridad y con el horizonte de recesión económica y fuertes recortes, el Gobierno también ha abordado la dación en pago. El ministro Guindos ha pedido a la banca que renuncie a los desahucios cuando se trate de familias en paro y sin ingresos, una propuesta que no deja de ser una petición, porque no tendrá la obligación que impone una ley. La banca ha sorteado por tanto la obligatoriedad, mientras queda en el aire el asunto más espinoso de la propuesta: el Gobierno desea que, en el conjunto de las ejecuciones hipotecarias, la banca asuma parte del coste de la diferencia entre el valor al que se tasó la casa y el valor al que se subastó, que ahora recae sobre las espaldas del hipotecado. La banca se resiste a una medida que obligaría al sector a asumir las consecuencias de las valoraciones en los tiempos del boom del ladrillo. Y, en lo que se adivina como una rendición de cuentas en un momento de sacrificios generalizados, el Gobierno también aspira a implicar a la banca en los pagos a proveedores de la deuda de ayuntamientos y comunidades autónomas. Un paso por concretar pero que estrecha, aunque aún suavemente, el cerco sobre el sector.