Sacyr se impone austeridad para volver a beneficios
La venta del 10% de Repsol el pasado diciembre, con un impacto negativo de 940 millones sobre el beneficio de 2011, condenó a las pérdidas a Sacyr y supone, de facto, la renuncia al pago del dividendo complementario. Sin embargo, en la empresa se habla de situación transitoria y se prevé para este ejercicio la vuelta a la normalidad en lo que se refiere a la remuneración al accionista.
Sacyr Vallehermoso se ha impuesto una férrea política de ahorro a la vista de que, con práctica seguridad, declarará números rojos en 2011 por la losa que ha supuesto la venta de la mitad de Repsol. Con esa operación de desinversión, ejecutada en el contexto de la refinanciación de un crédito de 4.900 millones, el grupo de construcción recortó su deuda en 2.400 millones, pero también resta 940 millones a su beneficio neto (la empresa declaraba unas ganancias de 120 millones a 30 de septiembre) ante las minusvalías con que se ha visto forzada a colocar el papel de la petrolera.
Los accionistas de Sacyr recibieron en mayo un dividendo de 10 céntimo por título y una nueva acción por cada 33 antiguas. Un pago que se realizó a cuenta del 2011 cuando se estaba consolidando la recuperación del beneficio. Pero la desinversión en Repsol lo cambia todo. A falta de notificación oficial, el dividendo complementario de 2011 está más que cancelado y Sacyr trabaja para volver a remunerar a sus partícipes tras el verano, probablemente en octubre con cargo a 2012.
Para ello se impone el ahorro. Según ha podido saber CincoDías, la empresa maneja un plan de austeridad en el que se contempla, al menos a medio plazo, la amortización del puesto de consejero delegado y la revisión de la estructura del consejo de administración.
Tras la salida de Luis del Rivero de la presidencia el pasado mes de octubre (declaró un sueldo de 2,7 millones en 2010), Manuel Manrique (1,16 millones de salario en 2010) ha asumido la doble responsabilidad de presidente y consejero delegado. Unos cargos que, según fuentes cercanas a la empresa, pretende mantener en los próximos meses. El citado ahorro de costes es una de las razones esgrimida.
Del mismo modo, el grupo parece reacio a cubrir la dirección de la división de Energía, puesto vacante desde la salida de Salvador Font en octubre, y ha acometido recortes entre el personal comercial en su división inmobiliaria Vallehermoso.
Orgullo
En un contexto en el que Sacyr ha tocado suelo, tanto por sus resultados como por el nivel actual de cotización (3,34 euros, nivel mínimo desde que arrancó la crisis y con una pérdida del 56% en el último año), el presidente Manrique se encargó de arengar a su plantilla hace mes y medio. En el mensaje de año nuevo pidió a los suyos una remontada basada en "el orgullo de trabajar para Sacyr", pero no escondió que se precisa un duro esfuerzo.
El siguiente paso, en el contexto de recortes, es revisar el consejo a la vista de que Del Rivero está bajando posiciones en el accionariado (del 12,59% al 9,96%) y que el propio Manrique mantiene un sillón de dominical que se suma al suyo de consejero ejecutivo. El actual presidente obtuvo en la junta de mayo un consejero en representación de su 6,09% en el capital, lo que motivó el rechazo e incluso la denuncia ante los tribunales de accionistas como Demetrio Carceller y Juan Abelló.
Estos retiraron la impugnación contra ese nombramiento con la citada marcha de Luis del Rivero, quien también se había fortalecido en la última junta con un consejero más. Pero aún esperan que sea el propio Manrique quien baje de dos consejeros a uno de forma voluntaria.
El órgano de decisión de Sacyr tiene un límite mínimo de 9 miembros y un máximo de 19, tras una reciente ampliación. Se trataba de facilitar la entrada en el consejo de los dos nuevos socios, Tomás Fuertes y José Moreno, y de nombrar a otros tres (uno de Del Rivero, otro de Manrique y un tercero de Carceller) en plena batalla por el poder. Con Del Rivero fuera de juego, el consejo de Sacyr cuenta ahora con 18 miembros.