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Desayunos CincoDías

Constructoras y tecnológicas reinventan las infraestructuras

Las TIC impulsan un nuevo campo de desarrollo y exportación de modelos de construcción y servicios inteligentes que ofrecen eficiencia económica y operativa.

Constructoras y tecnológicas reinventan las infraestructuras
Constructoras y tecnológicas reinventan las infraestructurasPABLO MONGE

Modelos dinámicos de peaje en las autopistas; aplicaciones para exprimir el potencial comercial en los aeropuertos; servicios urbanos adaptados a la demanda puntual de los ciudadanos; redes de abastecimiento eléctrico para el automóvil del futuro... Los grupos españoles de construcción e infraestructuras se están reinventando para cumplir con todo este ramillete de oportunidades, respaldadas por la Agenda Digital Europea, tras verse afectados por los duros recortes en la obra civil aplicados últimamente por las Administraciones, especialmente a nivel local. Es más, los propios pliegos de condiciones en muchos de los concursos a los que acuden exigen ya que estén en vanguardia en la aplicación de sistemas inteligentes.

En este nuevo camino juegan un papel primordial como potenciales aliadas las empresas de tecnologías de la información, tal y como se puso de manifiesto la semana pasada en un desayuno de trabajo organizado por CincoDías, en colaboración con Ferrovial, para abordar el maridaje entre infraestructuras y tecnologías de la información y comunicaciones. Al encuentro fueron invitados representantes de la propia Ferrovial, Indra, Telefónica, Accenture y el Instituto de Empresa.

"Existe una demanda clara de tecnología aplicada a las infraestructuras en aeropuertos, autopistas y ferrocarriles. La otra gran oportunidad tiene que ver con la smart city ciudad inteligente", contextualiza Jordi Roca, socio de Accenture responsable de construcción e infraestructuras. Desde su punto de vista, la tecnología va a jugar un papel clave en retos que probablemente tengan que afrontar España y otros muchos países, como la mejora de la movilidad viaria, la implantación de la directiva Euroviñeta -que grava el tráfico pesado en las carreteras de alta capacidad-, el tránsito del peaje en sombra al peaje explícito o el cobro por acceder en coche al centro de las ciudades.

Ya no es extraño, por ejemplo, que en los contratos ferroviarios se separen los trabajos de instalación de vía y de la catenaria, cediéndose el primero a las constructoras y el segundo a grupos en los que entran empresas de la industria tecnológica.

La innovación está ya sobre la mesa a la hora de poner en marcha estos proyectos y abre múltiples oportunidades de negocio que van desde la concesión de infraestructuras ya existentes para su modernización, hasta la construcción de otras nuevas bajo unos parámetros que resultarían pioneros y exportables a otros países.

Los expertos detectan una clara oportunidad para que España tome impulso en un momento como el actual de recesión. "Debemos ser capaces de crear soluciones en este país para venderlas fuera, de igual modo que ha sucedido con el desarrollo de la alta velocidad ferroviaria", reclama Eduardo Bonet, director general de transporte de Indra. "Sin industria pesada, nuestro fuerte de cara al exterior será el de la tecnología y la inteligencia".

Colaboración

Tanto Bonet como su colega en Telefónica, Francisco Salcedo, director de estrategia y nuevos negocios, tienen claro que hay campo abonado para las alianzas estables entre compañías españolas de construcción y grandes firmas tecnológicas.

Salcedo apunta a la hiperconectividad existente como base para el desarrollo de infraestructuras inteligentes. "Cada vez hay más tipos de sensores, más capacidad de almacenamiento y sistemas para ordenar y presentar esa información. Es un momento de clara expansión para los desarrolladores de aplicaciones", apunta el directivo de Telefónica, quien destacó la importancia de la implantación de modelos tecnológicos basados en ecosistemas.

Pero desde su punto de vista, el avance de las tecnologías en España topa con un entorno que ha venido evolucionando a golpe de modestas subvenciones. "La tecnología incidirá en una mayor eficiencia de carreteras, edificios, aeropuertos, etcétera, pero las Administraciones deben dar un giro a sus presupuestos para que eso sea una realidad", afirma Salcedo.

Esta última idea implica la necesidad de que los Gobiernos y empresas se vuelquen en convertir los avances tecnológicos en modelos de negocio y no en simples prototipos.

Desde Ferrovial, su director general de sistemas de información, Federico Flórez, expone tanto la experiencia de su empresa en la autopista 407 ETR de Toronto (Canadá) como en la ciudad de Birmingham (Reino Unido). "En Toronto somos capaces de identificar un vehículo en nuestra autopista incluso cuando lleva la matrícula cubierta por nieve", sorprende Flórez.

Del mismo modo, explica el directivo de Ferrovial, la tecnología permite controlar el número de ocupantes de un vehículo para activar políticas comerciales; facilita el pago a través de transpondedores con el simple hecho de pasar bajo un pórtico, o implanta aplicaciones relacionadas con las redes sociales en aeropuertos para facilitar el flujo de información entre pasajeros o la de estos con el operador del aeropuerto y con las aerolíneas.

En cuanto a los servicios en las ciudades, desde Ferrovial se apuesta por que los ayuntamientos irán centralizando, en un número mínimo de proveedores, la gestión de residuos, limpieza viaria, jardinería, alumbrado, etcétera, con plazos de concesión superiores a los actuales. "Las empresas tendemos a cobrar por cumplir parámetros de calidad y no por la cantidad de efectivos que dedicamos a un contrato. Se trata de adaptar nuestra oferta a la demanda de los ciudadanos y que estos interactúen con nosotros".

Un paso que Ferrovial ya ha dado en lugares como la citada Birmingham, donde opera múltiples servicios desde un centro de control que está abierto al contacto con los habitantes de la ciudad. "Ellos son parte activa a la hora de informarnos para que tomemos decisiones en torno a los servicios que préstamos", argumenta Flórez.

Ya en España, Ferrovial se refiere a un contrato firmado en el País Vasco como ejemplo de lo que viene. Se trata de la gestión energética de una red de centros deportivos mediante la que se compromete a promover mayores eficiencias y ahorros. La herramienta es un software que detecta dónde se gasta energía y cómo se puede recortar sin rebajar prestaciones. "Trabajamos en toda esta línea tanto en colaboración con universidades Ferrovial tiene un acuerdo incluso con el prestigioso Massachusetts Institute of Technology de EE UU como a través de nuestros propio centro de investigación", argumenta el responsable de sistemas de información de la compañía.

La oportunidad parece clara para este país: "Siete de los diez primeros grupos de infraestructuras del mundo tienen su sede en Madrid, su experiencia es un valor para la marca España que no debemos desaprovechar", según el profesor especializado en Marketing del Instituto de Empresa Gilberto Seisdedos. Entre sus reflexiones destaca la división de las infraestructuras en hardware y software, como si de un equipo informático se tratara. España tiene mucho hardware o equipamiento, en forma de kilómetros de AVE, autopistas y aeropuertos, y debe apostar ahora por el software o aumentar la funcionalidad de esas infraestructuras.

Efecto positivo

Seisdedos señala que esta revolución será positiva para el país y para las empresas que se suban al carro de las infraestructuras inteligentes: "La demanda va a tener un crecimiento exponencial en todo el mundo", prevé el experto. Su apuesta a corto plazo, máxime en el actual contexto de crisis, va por el modelo de colaboración público-privada, en el que el sector privado desempeña un papel esencial en la implantación jugándose los recursos propios a cambio de la explotación de un determinado servicio.

En este ser o no ser de las empresas de construcción y servicios, que implica la necesaria apuesta por las tecnologías, no todo es un camino de rosas. Jordi Roca, de Accenture, recuerda el intento de Chile de convertir el transpondedor en un medio de pago en carreteras, estaciones de servicio y aparcamientos estableciendo descuentos cruzados. Es una iniciativa que aprovechaba claras sinergias pero que no acaba de cristalizar. Probando, se llegará al acierto.

La ciudad inteligente, ante su gran reto

Las smart cities se han convertido en un fenómeno que ha atraído a constructoras y empresas tecnológicas por su capacidad para generar nueva actividad. Y es que, según coinciden los ponentes, la combinación de las tecnologías de la información con las infraestructuras ayuda a mejorar la eficacia de los servicios públicos y de las propias ciudades.Ahora bien, todavía hay barreras para su avance. Francisco Salcedo, de Telefónica, advierte que la Administración demanda modelos de negocio sostenibles. "Los proyectos han funcionado a golpe de subvenciones, pero cuando se acaba el dinero, ¿qué pasa con el proyecto?".El directivo cree que hay que pasar del modelo de subvención al modelo de desarrollo. "Tenemos que trabajar en alianzas para presentar ofertas de planes de smart cities a los ayuntamientos porque mejoran la eficiencia y la calidad de los servicios públicos", y añade que ya hay numerosas soluciones tecnológicas para la mejora de la gestión en ámbitos como el tráfico, el alumbrado y los residuos. En esta línea, Jordi Roca, de Accenture, advierte que aún no hay planes directores en este ámbito y reclama un cambio de mentalidad en los ayuntamientos para desarrollarlos.Uno de los problemas a los que se enfrenta el desarrollo de las smart cities es la falta de estándares para la implantación de la tecnología. Eduardo Bonet, de Indra, cree, no obstante, que en el corto plazo habrá estándares y se protocolizarán los equipos. "De no ser así, nos cargaremos este mercado", afirma.Federico Flórez, de Ferrovial, indica que este negocio va a crecer en España y señaló que los servicios urbanos, con tecnología aplicada, rebajarían sus costes un 20%.El directivo, que recuerda que su empresa realiza la gestión integral de los servicios en ciudades británicas como Birmingham, afirma que es necesario que se implanten modelos de contratos globales a largo plazo. "Los ayuntamientos ahorrarán costes y nosotros cobraremos por la entrega de servicios con calidad", apunta.

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