Gallardo trata de recomponer la cúpula de su grupo industrial
El consejero delegado y el equipo fichado para negociar con la banca abandonan la empresa, en situación crítica.
Alfonso Gallardo trata de recomponer la cúpula de su grupo empresarial después de que su mano derecha en los últimos 25 años, Juan Sillero, presentara su dimisión como consejero delegado de la compañía y de que el equipo directivo fichado hace menos de un año para negociar la refinanciación de la deuda con la banca (encabezado por el ex de Fenosa Juan Luis López Cardenete y el ex de Sos Carlos Ruiz) decidiera abandonar la compañía en un momento crítico.
Ayer, el grupo hizo pública una nota en la que informó de la constitución de un consejo de administración, tras la fuga de directivos. Alfonso Gallardo ha decidido rodearse de gente afín, que ya formaba parte de su equipo como integrantes del comité de ejecución del grupo industrial.
Así, el consejo pasa a estar formado por Manuel Romero, responsable de relaciones institucionales de la compañía; Francisco Javier Sánchez, economista y auditor que entró en el grupo hace dos años; José Labrador, abogado que lleva dos décadas en la empresa; y Manuel García, con 40 años de trayectoria en el grupo Gallardo.
Desde la compañía no quisieron aclarar si Gallardo nombrará un consejero delegad o si asumirá él mismo las funciones ejecutivas.
La dimisión de Sillero se produjo en el mes de noviembre por razones "profesionales", si bien la empresa no lo ha hecho público hasta ahora.
Como tampoco lo ha hecho en el caso de Juan Luis López Cardenete y de su equipo quienes, según desvelaron ayer fuentes del grupo, ya no están en la empresa desde hace "varios meses".
Según Gallardo, el nuevo consejo trabaja "para reforzar la posición financiera y de mercado del grupo" y es una solución "más efectiva y eficiente" que la existencia de un órgano unipersonal. Hasta ahora, la cabecera del grupo solo tenía al frente a dos administradores solidarios (el propio Gallardo y Sillero).
El grupo Gallardo atraviesa por una delicada situación financiera, con un fuerte endeudamiento y sin haber materializado el plan de desinversión que diseñó el año pasado y que le hubiera reportado unos ingresos cercanos a 1.095 millones de euros. La frustrada venta de cuatro fábricas al grupo CSN y las diferencias sobre cómo afrontar las negociaciones con la banca acreedora parecen estar detrás de la salida de los principales directivos del grupo. Según las últimas cifras públicas, la deuda del grupo era de 1.146 millones, la mayor parte con bancos.