"La banca debe ser cómplice y financiar la urbe sostenible"

Hijo de electricista, nacido en Madrid en 1957, ha asumido, desde mayo de 2010, la dirección en el mundo iberoamericano de una de las mayores multinacionales de esta energía. Con Schneider, sueña en la ciudad inteligente, en la seguridad de dominar sus resortes básicos

El presidente de Schneider recibe a CincoDías para hablar de la ciudad inteligente con uno de estos autómatas en la mano denominados PLC de los que afirma "están cambiando el mundo", a pesar de que tienen la apariencia de un interruptor. Se llama Acti9 y "supone una auténtica revolución". No solo activa y controla desde la lejanía y de manera automática toda suerte de órdenes; además incorpora un chivato por el que se puede saber si su función ha sido ejecutada en base a parámetros previamente predeterminados o por la voluntad remota de algún humano.

Una empresa como Schneider Electric, con una estructura consolidada, ¿cómo adapta su organización para abordar un nuevo reto local como el de las ciudades inteligentes, en el que se despliegan tecnologías diversas y globales?

Las grandes organizaciones funcionan con estructuras fiables y rodadas. Reconocer que mi empresa la tiene es un piropo. Ante el reto de las ciudades inteligentes debemos hacer una aproximación a la vez global y local. El punto de entrada es local, pero la aproximación tecnológica y los recursos que se aplican tienen que ser globales.

Las grandes empresas tecnológicas mundiales se han volcado sobre el concepto con intención de comerse de golpe todo un mercado que, cuando menos, todavía es poco más que una formulación teórica. En todo caso sus soluciones son todavía fragmentarias.

Disiento de que el concepto smart city (ciudad inteligente) sea teórico. Otra cosa es el grado de avance que tengamos en este momento. La clave está en lo que cada compañía entiende por ciudad inteligente. Nosotros concebimos el sector como un conjunto de cinco aplicaciones mayores y un nexo de unión a todas ellas.

¿Cuál es la aproximación de su empresa al tratamiento coordinado de esas cinco áreas?

La gracia está en ser capaz de aglutinar las actividades de base con un área transversal. Schneider gana a sus competidores porque controla y es pionera en la mayoría de las tecnologías de base que conforman las infraestructuras sobre las que se levanta la nueva urbe.

¿Quiere decir que son capaces de enfrentar proyectos complejos de principio a fin?

Tenemos una posición privilegiada, pero no somos omnipotentes. Una red inteligente es un concepto que va a disfrutar la ciudad, pero para dotarle de inteligencia tenemos que negociar y colaborar con los propietarios de cada una de estas redes. Gestión inteligente del agua es una realidad de la que va a disfrutar la ciudad y cada uno de sus habitantes, pero hay unos propietarios de las redes. Si hablamos de movilidad y de Administración pública inteligente hemos de establecer interlocución con sus responsables políticos. Si hablamos de edificios inteligentes no solo hemos de pensar en casas y oficinas. También existen proyectos para cárceles, teatros o estadios que nos obligan a la interlocución con cada uno de sus dueños.

Para que la marea de la inteligencia en la ciudad crezca se necesita algo de dinero y ahora no lo hay.

Se necesita mucho dinero. La conquista de la ciudad inteligente tiene tres objetivos. Creo que la debíamos rebautizar como ciudad eficiente porque la inteligencia se busca para ganar confort, seguridad y eficiencia. Es por la pata de la eficiencia, de los ahorros, por donde debemos conseguir las vías de financiación.

Vamos a suponer que la crisis se alarga y las empresas y las ciudades no tienen un duro durante mucho tiempo. ¿Schneider emprendería proyectos de alumbrado, automatización de edificios, gestión de movilidad con todo el riesgo y la sola garantía de la eficiencia energética y sus ahorros?

No hay otro sistema y este tiene que funcionar. Otra cosa es que deben ser las instituciones financieras, los bancos, quienes se impliquen y diseñen productos ad hoc. Este no es un negocio por y para Schneider. Es un negocio en el que estamos, pero en el que debemos trabajar con otros muchos actores para mejorar el confort, la seguridad y la eficiencia de las urbes. El reto no se alcanzará sin unas fuentes de financiación que tienen que articular los que tienen el oficio de financiar, esto es, los bancos. Como contrapartida afirmo que el retorno de la inversión debe ser muy rápido.

"Inmensa potencia para generar ahorros"

¿En qué mejora, desde un punto de vista económico, una ciudad inteligente a una tonta? Enrique Valer hace una larga enumeración de las ventajas que ofrece la llegada del nuevo paradigma urbano y que están basadas en una "inmensa potencia para generar ahorros de todo tipo"."Las redes inteligentes pueden ser capaces de reducir drásticamente el riesgo de apagones, a la mitad, simplemente con una gestión ordenada. Puede reducir los consumos energéticos en torno a un 30%", afirma."En agua estamos hablando de evitar pérdidas por las vías de conducción del 35%. En movilidad las mejoras llegan al reducir la generación de emisiones de CO2. Solo con minimizar el tiempo que se pierde en las congestiones y optimizar los recorridos del tráfico, la capacidad de ganar eficiencia y ahorro es inmensa".En ese mismo paquete mete las iniciativas de Administración pública inteligente con logros como "los teléfonos de emergencia 112 que han mejorado los tiempos de respuesta en un 30%".El primer hilo del que hay que tirar para desarrollar la ciudad inteligente ¿es la Administración? Valer cree que se trata de "un hilo aglutinador". Pero cree que "el gran avance es la integración, y está por llegar". "Smart city es gestión integrada de toda una ciudad, no de parte de una ciudad. Lo más importante de una ciudad inteligente es que organiza toda su actividad y marca objetivos no solo para las empresas sino también para los ciudadanos. Hace muchos años que los automatismos funcionan; ahora la cuestión es saltar al nivel superior de la integración".

Cinco sectores mayores

Enrique Valer enumera las cinco tecnologías de base o cinco sectores mayores que conforman la materia prima en la conquista de la ciudad inteligente.

1 Gestión de la energía. "En primer lugar, necesitamos gestionar la energía desde el punto de vista de la generación y desde el punto de vista de la demanda. Si consideramos la generación, ya es una realidad hoy. Gestionamos la energía que generamos para poder controlar la aportación de las renovables. La otra parte es la forma de organizar la demanda. Ya se han dado pasos pero no de manera definitiva. ¿Cuándo y cómo se avanzará? En la medida que podamos contratar con un suministrador o con otro unos precios discriminados de energía en unos tramos o en otros, así como la disponibilidad de red. Yo creo que el vehículo eléctrico va a ser el gran dinamizador de este concepto; es el que definitivamente nos va a meter unas cargas móviles".

2 Gestión del agua. "El agua es un recurso absolutamente escaso y la gestión de los recursos hídricos es crítica en las ciudades. Hoy se hace con la previsión meteorológica, pero hay que extenderlo al abastecimiento. Las pérdidas en la red de distribución son descomunales. Ya gestionamos agua inteligentemente desde que trabajamos en el mundo de las potabilizadoras y las desaladoras o de las depuradoras".

3 Control de la movilidad. "Está activo en parte en los navegadores de los coches. Pero solo nos indican la ruta que seguimos pero ignoran si nos toparemos con un atasco".

4 Administración. "La cuarta aplicación son las relaciones inteligentes entre la Administración y el ciudadano desde todos los puntos e vista: un programa para pagar el IBI o para recurrir una sanción administrativa".

5 Edificios inteligentes. "Vivimos y trabajamos en edificios y necesitamos que estos edificios sean inteligentes, ecológicos, sostenibles. Tenemos un coche que las ventanas se suben y bajan automáticamente y en casa todavía no hemos conquistado el derecho a bajar las persianas sin levantarnos del sillón".