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Luis de Guindos y Cristóbal Montoro

Los señores del ajuste

Uno es un técnico, con experiencia en el sector privado; el otro, catedrático de Hacienda Pública y exministro del ramo. Rajoy los ha elegido para sacar a España de la crisis.

Los señores del ajuste
Los señores del ajuste

Esta pareja de economistas ha sido la elegida por el presidente del Gobierno para sacar a España de la crisis. Luis de Guindos, madrileño, a punto de cumplir 52 años, tendrá que llevar a cabo uno de los principales retos de la legislatura, el saneamiento y reforma del sistema financiero; Cristóbal Montoro, andaluz de Jaén, 61 años, tendrá que meter la tijera al gasto. Parafraseando al nuevo ministro de Economía y Competitividad, les ha tocado bailar con la más fea.

El presidente Rajoy ha desgajado Economía y Hacienda en dos, el esquema de las anteriores legislaturas del PP. Puede que sus titulares no estén en primera línea, pero han conformado el equipo que ha diseñado el programa económico que se pondrá en marcha. Desde las elecciones del 20-N, sus nombres figuraban en las quinielas de ministrables. Dos cualidades se han destacado en ambos: competencia y experiencia.

Europa quiere perfiles técnicos para dirigir los planes de ajuste. Los Papademos (Grecia), Monti (Italia)... y en España, Luis de Guindos. El flamante ministro de Economía y Competitividad tiene una experiencia en el sector financiero y, entre otros cargos, ha sido presidente ejecutivo para España y Portugal de Lehman Brothers, cargo del que se despidió poco después del derrumbe del banco de negocios estadounidense. Esta afiliación ha sido estos días ampliamente recordada por la prensa internacional.

Tras la derrota electoral del PP en 2004, Luis de Guindos no se quedó a hacer oposición, sino que pasó al sector privado. Un tecnócrata, sí, pero con ambición política como el que más, comenta un directivo que ha seguido de cerca su trayectoria. Disfruta, además, de una cómoda posición económica que le ha permitido embarcarse sin reservas en la aventura política, peor pagada.

De Guindos fue un estudiante brillante. Licenciado en Económicas y Empresariales con el premio extraordinario fin de carrera en Cunef, doctor por la Complutense y número uno de la promoción de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. Se estrenó en política como director general de Política Económica y Defensa de la Competencia, a propuesta de Rodrigo Rato, en 1996. Tenía 36 años y era un prometedor gestor en AB Asesores. Se despidió como secretario de Estado de Economía. En el camino, una sólida experiencia en diferentes comités económicos y financieros de la UE y la OCDE. De Guindos acompaña una oratoria brillante con un dominio de los temas económicos y seguridad en sus planteamientos, opina un catedrático con el que compartió hace poco mesa redonda.

Casado y con un hijo y una hija que han seguido sus pasos académicos -el pasado jueves le arroparon en su toma de posesión-, en los últimos tiempos se ha ganado la confianza de Rajoy e incluso en el año 2009 se habló de él como hombre de consenso para presidir Caja Madrid, puesto que finalmente ocuparía Rato, su amigo y valedor.

En estos momentos, era consejero de Endesa y director de IE Business School, Centro del Sector Financiero de PwC e IE. Para Santiago Íñiguez, presidente de IE University y decano de IE Business School, el ministro está a la altura de las responsabilidades del cargo por "su visión, capacidad de gestión y profundo conocimiento de la economía internacional". En su opinión, De Guindos hará algo más por la reputación de España, pues "es un excelente interlocutor con los mercados financieros, lo que unido a su capacidad de comunicación, también en inglés, proyectará una imagen experta y consistente de la gestión económica".

De Guindos ha ayudado al presidente del Gobierno a entender la economía, igual que en su día Cristóbal Montoro hizo con Aznar. El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas es, además, catedrático de la materia. Tiene formación y experiencia, pues ya fue ministro del ramo en la segunda legislatura de Aznar, en sustitución de Rodrigo Rato.

Cristóbal Montoro se hizo economista en los años sesenta porque buscaba una formación básica que le permitiera desarrollar una profesión. No fue una vocación, pero acabó descubriendo la economía a fuerza de estudio. Se dedicó a la universidad y a los servicios de estudios, del Banco Atlántico y luego del Instituto de Estudios Económicos, centro que fue la punta de lanza de la introducción de las nuevas ideas en la economía. En 1990 ayudó a José María Aznar a prepararse en serio en economía. Tres años después, se produciría su ingreso en política. En 1996, con la llegada del PP al poder, Rato le nombró secretario de Estado de Economía y en 2000, le sustituyó como ministro de Hacienda.

Conoce la casa, una garantía en tiempos difíciles, aunque Montoro tiene una habilidad innata para generar espíritu de equipos. "Es una persona que combina como nadie el binomio delegación-dirección", afirma Ignacio Ruiz Jarabo, antiguo director de la Agencia Tributaria y expresidente de la SEPI. æpermil;l trabajó muy a gusto con Montoro y lo atribuye a que "es muy buena gente y tiene una simpatía arrolladora".

Para Manuel Pimentel, además, la decisión de darle las competencias de Administraciones Públicas es "muy inteligente". Tiene experiencia negociadora en Europa, lo que resultará muy útil para convencer a nuestros socios de que el déficit no se nos va a ir por el lado de las autonomías y ayuntamientos. Le toca un papel duro, reconoce Pimentel, pero es una persona amable. "Tendrá que decir no, pero sabrá explicarlo", dice el exministro de Trabajo, hoy presidente de la Asociación de Consultores de España. Un reto difícil, que acepta con ganas.

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