Cameron defiende el interés "vital" de permanecer en la UE
El primer ministro británico se empleó ayer a fondo ante el Parlamento británico para justificar su negativa del pasado viernes a sumarse a la reforma del Tratado acordada por el resto de miembros de la UE, destinada a alcanzar una mayor armonización fiscal en la eurozona y a devolver la confianza de los inversores hacia la divisa comunitaria.
El no de Cameron fue recibido en Gran Bretaña con aplausos por el ala más euroescéptica de su partido y con fuertes críticas de la oposición laborista así como del partido liberal, con el que Cameron gobierna en coalición.
En una sesión en la que estuvo ausente el vice primer ministro, el liberal demócrata Nick Clegg, Cameron señaló que "Gran Bretaña continúa siendo un miembro de pleno derecho de la UE y los acontecimientos de la semana pasada no representan ningún cambio al respecto. Nuestra pertenencia a la UE es vital para nuestros intereses nacionales. Somos un país comerciante y necesitamos al mercado único para comerciar, atraer inversiones y crear puestos de trabajo".
La ambigua actitud del primer ministro el pasado viernes en torno a la futura permanencia de Reino Unido en la UE disparó las especulaciones sobre si el país estaría contemplando un futuro fuera la Unión, si bien los analistas coinciden en que un paso de esta envergadura perjudicaría la economía nacional. Cameron se justificó alegando que la alternativa que se le presentaba era un tratado carente de las adecuadas salvaguardas para la relevante industria de servicios financieros británica o la ausencia de un tratado. "La respuesta acertada era no tener un tratado", subrayó el mandatario conservador. "No fue una decisión fácil de tomar pero fue la adecuada".
Esta actitud despertó el rechazo de sus socios en el Gobierno. Nick Clegg, líder de los liberaldemócratas, explicó el pasado domingo que se encontraba "amargamente decepcionado" con el resultado de la cumbre celebrada en Bruselas, que en su opinión había sido "perjudicial para Reino Unido". El mandato de la coalición de conservadores y liberales vence en 2015.
A pesar de su desencuentro con Cameron, Clegg admitió que sería un "desastre económico" que la coalición gubernamental se rompiera en este momento en que Reino Unido trata de superar una recesión.
El líder de la oposición laborista Ed Miliband coincidió en que el veto británico al tratado de la UE "es malo para las empresas, para el empleo y para Reino Unido".