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Libro

El placer, explicado químicamente

En tiempos de zozobra en los que impera el pesimismo, no está de más volver la vista hacia el componente más lúdico de la existencia. En La Brújula del Placer (Paidós), David J. Linden, catedrático de Neurología en la Johns Hopkins University de Baltimore (EE UU) bucea en los determinantes fisiológicos de los estados de ánimo que pueden adquirirse desde el exterior. Así, el autor explica por qué la comida, el ejercicio físico, la marihuana, los juegos de azar o el aprendizaje crean una sensación satisfactoria, y por qué motivo en ciertos casos pueden degenerar en adicción.

También estudia el llamado control homeostático de la alimentación: los mecanismos por los cuales el cerebro recibe información sobre el peso de la persona y la cantidad de calorías ingeridas y consumidas, a efectos de mantener una relación estable entre ambas. Ciertamente, en ocasiones se producen disfunciones, pero tienden a ser menores si se tiene en cuenta que un hombre puede ingerir del entorno de 1,2 millones de calorías en un año. Por supuesto, también se analizan en el libro los condicionantes químicos del apetito.

Dentro de un estudio que se precie sobre el placer, no puede faltar un capítulo dedicado a la sexualidad. En el mismo, Linden concluye que lo que distingue al ser humano del grueso de los mamíferos no son precisamente las conductas sexuales heterodoxas, sino las más convencionales y socialmente aceptadas: es decir, la pareja estable y heterosexual.

La obra concluye con algunas reflexiones sobre las posibilidades de controlar el placer a voluntad en el futuro. ¿Ciencia ficción? Como casi todas las realidades pocos años antes de concretarse.

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