Santander activa la 'obra social' en las favelas de Brasil
La entidad lleva la bancarización a los barrios pobres con los microcréditos
Santander es el tercer banco privado de Brasil, con una cuota de mercado del 10% en créditos y una rentabilidad muy elevada por los abultados márgenes de intereses que proporcionan los altos tipos nominales. Pero pretende escalar posiciones en uno de los mercados emergentes más dinámicos del mundo con la apertura de no menos de 120 oficinas bancarias en el país cada uno de los próximos años. Ahora tiene 3.700 oficinas bancarias y de asesoramiento financiero, con 52.000 empleados, y 18.340 cajeros automáticos; cuenta con una cartera de crédito de unos 200.000 millones de reales y 300.000 millones en depósitos, unos 80.000 y 120.000 millones de euros respectivamente.
Pero en su expansión pretende consolidar una presencia significativa en los barrios más pobres del país, en las paupérrimas y peligrosas favelas de Río de Janeiro o de São Paulo. Es su particular aportación a la lucha contra la pobreza; es su particular obra social en Brasil, un país que ha brindado magníficas oportunidades de negocio; es su forma de poner la tecnología social al servicio del progreso del colectivo más golpeado por la pobreza, y que en ciudades como Río o São Paulo (más de 35 millones de habitantes) contabiliza casi a uno de cada cinco moradores.
Esta operación puede convertirse en el mejor efecto multiplicador del negocio de Santander en Brasil si prosigue el crecimiento económico y el reparto razonable de la riqueza generada. En los últimos años la economía brasileña ha provocado que cerca de cuarenta millones de personas hayan saltado de la pobreza a unos niveles de renta muy aceptables, lo que ha proporcionado un plus de demanda agregada desconocido en toda Latinoamérica.
El Gobierno brasileño trabaja con una estimación para los próximos años que suponen un salto muy importante de los estratos más pobres hacia la clase media hasta el año 2014. En concreto, estima que el colectivo social de hogares de renta media pasará de representar el 25% de la población en 2004 al 44% en 2014; en sentido contrario, el colectivo de hogares con renta más baja (pobreza extrema) descenderá desde el 65% de 2004 al 46% diez años después.
Este bonus demográfico del país más extenso de Latinoamérica es el que quiere aprovechar Santander para consolidar su posición financiera en Brasil, y al que quiere contribuir con su expansión entre las franjas de población hoy menos favorecidas. La apuesta por su presencia en las favelas cariocas es el instrumento elegido.
El banco cántabro abrió su primera oficina en el complejo de favelas Alemão, donde malviven más de 140.000 personas, hace más de un año, unos cuantos meses antes de que el Gobierno utilizase el Ejército para expulsar del territorio a los narcotraficantes. La semana pasada, un año justo después de la ocupación-pacificación de la favela, los niveles de criminalidad han descendido a niveles afortunadamente ridículos, mucho mejores que los de cualquier ciudad europea rica, y la actividad comercial comienza a emerger con una exuberancia prometedora.
Tiendas de frutas tropicales, pequeños proveedores de material de construcción, abigarrados colmados, talleres modestos, tiendas de los electrodomésticos más básicos, etc. han levantado la persiana al hilo de la seguridad, al hilo del avance del empleo en un país con una tasa de paro del 6%, y al hilo de la pequeña contribución de la banca comercial.
Santander ha abierto un camino que otras firmas, públicas especialmente, han aprovechado después. Pero la imagen de Santander en el país se ha fortalecido con una iniciativa que pretende expandir a otras favelas a medida que el Gobierno vaya pacificándolas. Es intención del Gobierno de Dilma Rousseff y de los gobernadores de las grandes ciudades como Río, São Paulo o Belo Horizonte que cuando llegue el Mundial de fútbol, en 2014, todas las favelas estén expeditas de criminalidad organizada.
Santander se ha instalado en Alemão en colaboración con la ONG Afro Reggae, a la que le proporciona ubicación para la formación de niños en actividades musicales, y ha compuesto un equipo de profesionales bancarios mixto, con personas experimentadas y jóvenes habitantes de la favela, que hacen el trabajo de comerciales y el contacto más directo con la clientela.
En un año de actividad en la favela Alemão han logrado una abundante cartera de depositantes, así como una apreciable expansión de microcréditos de unos 400 euros para reformas y emprender pequeños negocios por parte de los particulares. Todo un éxito para un año y pico de una actividad en la que Santander no pretende ganar dinero: únicamente prestigio social.
Una lucha por crecer y esquivar la burbuja
La economía brasileña crecerá este año poco más del 3%, tras haberlo hecho a tasas superiores al 7% en 2010; pero mantendrá un animado avance del empleo que se extenderá también a los tres próximos años (la tasa de paro es del 5,3%), y que animarán la progresión de la renta disponible en tasas que hagan compatible una demanda vigorosa y una inflación controlable. Las autoridades políticas, económicas y monetarias de Brasil tienen muy presente el riesgo que corren de generar una burbuja en el país si no son comedidos en el crecimiento de las variables que la alimentan. Por ello utilizan la palanca monetaria (tipos de interés y flujos de las reservas de liquidez, una especie de coeficiente de caja), la impositiva, la formativa, la cambiaria y la presupuestaria para crecer sin pasarse, crecer sin provocar excesos irreversibles. Ahora el crecimiento se ha moderado porque la elevada inflación (7% en 2010) activó una subida de tipos directores hasta niveles superiores al 11%, "una política que la ciudadanía entiende y exige porque está muy sensibilizada con los peligros de la inflación" desde los estragos de la crisis de principios de siglo, recuerda el economista José Roberto Mendonça de Barros.El recorrido que tiene la economía brasileña para esquivar situaciones de inflación de activos que degeneren en crisis se ilustra en unas simples cifras: gran pulso demográfico, con 192 millones de habitantes para proveer mano de obra, pese a que la falta de formación genera cuellos de botella en algunas actividades; una deuda de los hogares del 43% del PIB (la tercera parte que España); una deuda pública inferior al 38% del PIB; y un vasto programa de inversión pública (Olimpiadas y Mundial), y con equilibrio territorial.
En el corazón de la pobreza
Santander abrirá nuevas oficinas en las favelas-Sin pistas de ubicación: el banco cántabro prepara la apertura de dos o tres nuevas oficinas en otras favelas de Río de Janeiro en próximos meses, siempre de la mano de organizaciones locales con arraigo en los barrios. Pero no desvelará la ubicación exacta hasta última hora para evitar conflictos y especulación con el precio de los locales.-Una escuela de informática: la próxima apertura llevará aparejada una escuela de informática para jóvenes moradores de la favela. Además pretende crear un call center en Brasil para servicios propios y a otras empresas.