Los analistas temen una fuga de depósitos en los próximos meses
El recrudecimiento de la crisis en los últimos meses, especialmente en lo que se refiere al mercado de deuda, ha llevado a algunos inversores a retirar el dinero de los depósitos. Esta tendencia comenzó en el mes de junio y los rumores de una posible quiebra del euro ha acelerado el proceso. Desde comienzos de verano la cantidad invertida en depósitos ha caído en 33.084 millones de euros.
Según los datos manejados por el Banco de España, en junio la cantidad de dinero invertido en depósitos ascendía hasta los 1.425.721 millones de euros, el nivel más alto de 2011. A partir de ese instante, la crisis comenzó a atravesar sus momentos más críticos con un fuerte repunte de los diferenciales que se ha mantenido hasta estos días. Los incesantes rumores que sobrevuelan el Viejo Continente y que apuntan una caída del euro han disparado las alertas. Algunos inversores, arrastrados por el pánico, han decidido retirar su dinero de los depósitos y buscar alternativas más seguras. Hasta septiembre, 1.392.637 millones de euros permanecían en depósitos, 33.084 millones menos.
Pero los analistas más que al temor ante una posible quiebra acentuada por la incapacidad de los líderes europeos de adoptar medidas que frenen la sangría que vive Europa, apuntan a la aparición de nuevas alternativas para los inversores. Las elevadas rentabilidades aportadas por la deuda del Estado ha sido el factor que ha llevado a muchos a decantarse por las letras.
Rafael Romero, de Unicrop Patrimonio, señala que los clientes, especialmente lo que cuentan con sus propios asesores, están optando por una "diversificación de sus inversiones". Esta sería la razón que motivaría la relativa fuga de depósitos de los últimos meses. La inversión en deuda soberana "es en apariencia una opción más segura" y los elevados rendimientos ofrecidos a plazos similares son el principal atractivo de las letras y obligaciones.
Siguiendo esta línea, Fernando Espinosa, gestor de carteras de Interbrokers, confirma que se está observando movimientos en esta dirección. "La información que manejamos en este momentos apunta a que los inversores en lugar de renovar sus depósitos están empezando a barajar la alternativa de comprar deuda pública". Si, tal y como señalan los primeros datos, esta tendencia se afianza "las entidades empezarán a sufrir". Esto último añadiría más leña al fuego dejando a las entidades poco margen de maniobra.
Con este panorama, la solución para las cajas y bancos se presenta complicada. Al no poder pedir dinero prestado, solo quedaría aumentar los tipos de interés de sus productos hasta límites que no resultarían rentables para la banca o aprovechar la coyuntura para rentabilizar su capital invirtiendo en deuda pública.
Según Espinosa, a lo largo de las Navidades esta corriente comenzará a ganar más fuerza después de las altas rentabilidades de las últimas subastas, muy superiores a los depósitos y pagarés que ofertan las entidades.
A los elevados rendimientos de la deuda soberana se suma que la cantidad necesaria para comprar letras es mucho menor que la exigida por los depósitos. Con tan solo 1.000 euros, los inversores pueden adquirir letras del Estado.