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La calificación triple A, cada vez más cuestionada

Fitch lanza el penúltimo aviso a Francia

La agencia de calificación crediticia Fitch vuelve mandar un mensaje a Francia: si la crisis en la zona euro se prolonga mucho mas, la deuda francesa perdería la máxima calificación (la preciada triple A). Moody's ya planteó en octubre un posible cambio de la perspectiva de la deuda francesa, paso previo a su rebaja.

Fitch considera que el repunte en al crisis de deuda está minando el equilibrio fiscal de los Estados hasta límites insostenibles. "Si continúa la tensión en el mercado, la gran carga de pasivo que se verá obligada a absorber la cuenta de balance francés será incompatible con la máxima nota de su deuda (triple A)", señala la agencia en un comunicado.

En los últimos meses se han sucedido los comunicados de las agencias de calificación avisando del empeoramiento de las finanzas públicas galas y el riesgo de perder la máxima nota. No obstante, el riesgo país de Francia ha sufrido un calentamiento abrumador desde finales del verano, llegando a sobrepasar los 100 puntos básicos. Algo impensable para el tradicionalmente seguro bono galo.

Moody's lanzó en octubre una dura advertencia al Gobierno francés. Estudia poner la deuda soberana del país en revisión para una posible rebaja de la calificación en los próximos tres meses si los costes de los rescates bancarios y de otros países de la zona euro tensan demasiado sus presupuestos.

El déficit público francés se elevó al 7% del PIB a finales de 2010 y la deuda se encuentra en el 81,7% del PIB, por encima de lo recomendado por la UE (60% del PIB), aunque muy lejos de los países más endeudados, como Grecia o Italia.

En respuesta a las presiones de las agencias de rating, París ha tomado pasos para reducir gastos y aumentar los ingresos públicos después de que las previsiones de crecimiento económico para 2012 empeoraran. En lugar del 1,75% previsto, la economía nacional crecerá un 1%.

Los ajustes prevén lograr un ahorro adicional al previsto de 7.000 millones de euros para el próximo ejercicio. Las medidas, entre las que se encuentran el retraso de la edad de jubilación y subidas fiscales, buscan recortar los gastos en 100.000 millones en cinco años y alcanzar el déficit cero en 2016.

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