Obama busca en Asia reforzar el papel de EE UU frente a China
El presidente de EEUU, Barack Obama, concluyó hoy con su participación en la cumbre de Asia Oriental en Nusa Dua (Indonesia) una gira por Asia Pacífico para relanzar el protagonismo de su país en la región y marcada por sus desacuerdos con China.
La interacción -directa o indirecta- con la gran potencia emergente asiática dominó cada una de las paradas que efectuó el presidente estadounidense en su gira por la región, la tercera de su mandato y que le llevó a Hawai (EEUU), para presidir la cumbre del Foro de Cooperación Asia Pacífico (APEC), Australia e Indonesia.
Ante la pujanza china en la región, Obama ha querido dejar claro que su país "está en Asia Pacífico para quedarse" y promover lazos económicos, militares y diplomáticos que contrarresten el peso de la República Popular.
Así, ha promovido un nuevo acuerdo comercial, el TPP (Trans Pacific Partnership), que busca convertirse en el futuro en un gran área de libre comercio para ambas orillas del Pacífico.
También ha llegado a un nuevo pacto para el despliegue de tropas, hasta 2.500 soldados, en Australia, y ha acordado aumentar la cooperación militar con Indonesia para formar y equipar a estas fuerzas armadas.
Asimismo, se ha convertido en el primer presidente estadounidense que participa en la cumbre de Asia Oriental, parte de una decisión estratégica de EEUU de intervenir de manera decisiva en la forja de la arquitectura multilateral de la región.
Y, además, ha anunciado el viaje de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, a Birmania, en un gesto de apertura hacia ese régimen, que mantiene amplios lazos económicos y políticos con China.
Pese a todo ello, la Casa Blanca ha insistido, por boca de su consejero de Seguridad Nacional, Tom Donilon, que el viaje "no trataba de aislar o contener a nadie".
"Una región estable y pacífica es algo que conviene a todo el mundo, incluida China", agregó el alto funcionario.
Pero, reconoció: "Tenemos una relación muy complicada y bastante sustancial con China en todas las áreas".
No en vano, durante su gira, el presidente ha mantenido dos reuniones bilaterales con las autoridades chinas, la primera con el presidente Hu Jintao en Hawai y la segunda -convocada por sorpresa y mucho menos formal- en Nusa Dua con el primer ministro Wen Jiabao.
En ambas, las cuestiones económicas fueron las dominantes. A lo largo de la gira, Obama ha reclamado a Pekín igualdad en el acceso a las licitaciones públicas para las empresas estadounidenses o la protección de la propiedad intelectual.
Pero sobre todo ha exigido una mayor flexibilidad del yuan, que considera que pese a las medidas chinas en los últimos 18 meses cotiza aún sustancialmente por debajo de su valor, lo que perjudica a las exportaciones estadounidenses.
En Hawai, Obama también irritó a China al promover el TPP, que por el momento excluirá a Pekín al demandar una apertura comercial que la República Popular no está dispuesta a conceder.
En Australia, las discrepancias se trasladaron al terreno militar cuando tras el anuncio para el despliegue de los infantes de Marina de EEUU en la base militar de Darwin, China consideró la medida "poco apropiada".
Obama ha demandado también una resolución pacífica y negociada en foros multilaterales, como el de hoy en Nusa Dua, a las disputas territoriales en las aguas del mar de China Meridional, donde seis países -China, Taiwán, Brunei, Malasia, Vietnam y Filipinas- se disputan las islas Spratly.
China, que este año ha protagonizado fuertes enfrentamientos con Vietnam y Filipinas sobre la soberanía de ese archipiélago que se cree rico en petróleo, considera que debe ser un asunto que se resuelva entre los países protagonistas.
Pero no todo han sido enfrentamientos con Pekín. EEUU, que asegura que busca lazos "constructivos" con China, ha logrado también avances.
Obama abordó en su reunión con Hu la cuestión iraní, después de que China dejara de manifiesto que se opone a nuevas sanciones internacionales. El sábado, este país finalmente se abstuvo en una resolución de la Asamblea General de la ONU y apoyó una declaración del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) contra el programa nuclear de ese país.