Alegría en el altiplano
La capital colombiana explota como atractivos turísticos su riqueza cultural, sus iniciativas cívicas y el invariable buen carácter de sus gentes.
La sociedad colombiana está impulsando una transformación y su objetivo es tan radical como desterrar para siempre la imagen de conflictividad asociada al narcotráfico. ¿Se ha dejado atrás por fin la estela de asesinatos y violencia que sembró las calles de muertos en los años ochenta? Los bogotanos, en concreto, quieren que el turista lo compruebe in situ.
La población ha ido ganándose poco a poco su espacio en la ciudad. Y esto es lo que hace de Bogotá una urbe agradable, interesante y turística: la implicación de sus habitantes en la vida urbana a través de iniciativas como las bibliotecas populares (lejos de ser un mero almacén de libros, son centros culturales), las ciclovías (la capital cuenta con 121 kilómetros de carriles bici) y otras sorprendentes acciones que dan muestra de su buen humor.
El bogotano se siente cruce de culturas, no es del norte ni del sur, no es más indígena que criollo y reconoce la herencia de todos los pueblos que han habitado sus montañas. Un paseo por la ciudad de la eterna primavera (su temperatura se mantiene estable en torno a los 15 grados todo el año) sirve para conocer los detalles de la cultura precolombina (espectacular la riqueza patrimonial de su Museo del Oro) o repasar la proclamación de la independencia de Colombia a través de los pasos de Simón Bolívar, ya que los colombianos presumen de ser la primera nación que se independizó de España.
No obstante, si el turista prefiere la moda debe darse una vuelta por el barrio de Usaquén, donde se encuentran las tiendas de multitud de diseñadores, así como quienes gusten de las vanguardias culturales, ya que en esta zona tienen su sede multitud de galerías de arte regentadas por jovencísimos artistas. De hecho, la intensa vida cultural de la ciudad es una de las razones que esgrimen sus autoridades para señalarla como un lugar idóneo para la celebración de congresos profesionales, además de otras muchas, como su ubicación o sus gentes.
De hecho, Bogotá acoge 62 galerías de arte, 45 teatros y 58 museos. De ellos, el de Fernando Botero, compuesto por obras donadas por el pintor colombiano más renombrado de la actualidad, es, simplemente, único.
Bogotá también cuenta con lugares donde la tragedia ha quedado plasmada para siempre, como el Palacio de Justicia, completamente reconstruido después del asalto del movimiento armado M-19. Quedó irrecuperable tras el incidente, en el que murieron 95 personas, por lo que tuvo que tirarse. Como si de la plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela se tratara, la plaza de Bolívar reúne los poderes tangibles: Iglesia (la Catedral Primada), Justicia y Gobierno. En las cercanías está La Puerta Falsa, el restaurante, dicen, más antiguo de Bogotá.
Gastronomía, paisaje, historia
La ciudad cuenta con cinco zonas gastronómicas bien diferenciadas. La Candelaria (un barrio bohemio de casas pintadas de colores que se ha convertido en la estampa más típica de la capital), Usaquén, la Zona G, la Zona Rosa y el Parque de la 93. Resulta imprescindible obtener una panorámica de la ciudad desde el cerro de Monserrate, donde está ubicado el santuario del Señor Caído. En funicular y teleférico pueden recorrerse los 1.000 metros de altura que lo separan de la ciudad.
A menos de una hora en coche sorprenden los restos de Guatavita, un lago sagrado donde, antes de la llegada de los españoles, los caciques y su pueblo celebraban ceremonias místicas. De vuelta, una visita rápida a la curiosa Catedral de Sal, excavada dentro de una mina, dejará boquiabiertos a creyentes y curiosos.
Guía para el viajero
Cómo ir. Iberia (www.iberia.com) tiene conexión desde Madrid y Barcelona con Bogotá y con Cartagena de Indias. Air Europa (www.aireuropa.com) tiene previsto abrir la ruta Madrid-Cartagena en el próximo mes de diciembre.Dónde comer. Andrés DC es una parada obligatoria para todos los turistas que vayan a Bogotá. De día y a primera hora de la noche ofrece platos típicos colombianos, en especial, carnes a la brasa. Decorado profusamente, su cielo, infierno y purgatorio, cada uno ocupa una planta, se convierten después de la cena en la sala donde locales y visitantes coinciden para rumbear. Calle 81, 11, en el centro comercial El Retiro.Dónde dormir. Una opción interesante es el Avia 93 (calle 93 No 11A-31), un hotel de diseño, de corte moderno, ubicado en una de las zonas de marcha de la ciudad. De aire más elegante, hotel La âpera, calle 10, 5-72, La Candelaria.