Tom Waits: no tan mal tipo
Tom Waits nunca ha sido un tipo sencillo. Y no iba a cambiar a estas alturas. El músico californiano vuelve a loas estudios siete años después de su último disco (Bad as me) y edita una obra sobre la que su discográfica (Anti) asegura es un punto de inflexión en su carrera. Habría que dudar si esta afirmación es para tanto. Se dan elementos fijos en su discografía como la búsqueda de marcadas (y hasta cierto punto innovadoras) percusiones tribales, como en la estridente Bad as me, o en el blues Raised right men; y las voces guturales y desquiciadas, llenas de alcohol y alquitrán.
Pero también marca distancias con su antecesor, el arisco Real Gone. Bad as me es mucho más directo y accesible, prepondera aquella imagen tan Tom Waits de tipo duro venido a menos que muestra su lado sensible y melancólico (Back in the crowd, New Years's eve), se llena con tiempos medios con un punto dulce (Face to the highway), o de rocanroles clásicos con un toque de humor (Get Lost).
Y no duda en emplear red: permanece a su lado su esposa, coautora y productora Kathleen Brennan, y se le unen Keith Richards, Flea (Red Hot Chili Pepper's), Marc Ribot.
En definitiva. ¿le sonaba un tal Tom Waits y nunca se ha atrevido a comprase un disco suyo? Quizás debería empezar por Closing time (1973), Swordfishtrombones (1983) o Rain Dogs (1985). Pero Bad as me no es una mala opción.