La guinda que le faltaba a Bernie
La Fórmula 1 llega a la India, país de galopante crecimiento económico y masiva pobreza, consolidando su expansión en el continente asiático, una estrategia que responde más a una ambición empresarial que a una presencia significativa de afición.
Una de las grandes ambiciones del magnate y mandamás de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, era llevar el circo rodante al mercado asiático. De ahí que en la última década se hayan estrenado Grandes Premios en Malasia, Baherin, China, Turquía, Singapur, Abu Dhabi, Corea del Sur y ahora, la India, países no conocidos especialmente por su afición a las carreras de monoplazas. Esto no supone un problema, ya que, pese a que las gradas de estos circuitos registren afluencias un tanto modestas, la apuesta no le está saliendo mal a CVC, el fondo de inversión que posee la propiedad del negocio: en 2010 registró unos beneficios de 1.100 millones de dólares.
La Fórmula 1 llega al segundo país más poblado del mundo, cuyo PIB ha crecido a una media del 8,5% anual en los últimos cinco años. Sin duda, un pastel muy goloso para quienes marcan el rumbo del mundial de la especialidad, como en su día lo fue China. Sin embargo, el Gran Premio de Shanghai pierde cada vez más adeptos en el país, cuya audiencia televisiva ha caído de los 13 millones de espectadores en su primera edición, en 2004, a 1,5 en el de la temporada actual, según datos que cita Bloomberg. Ello en un país de 1.300 millones de habitantes. Los organizadores del evento pierden 30 millones de dólares al año según medios del país. La Fórmula 1, una de las disciplinas más caras del deporte, quizá no interese lo suficiente a un país con menor PIB per cápita que Gabón, Botswana o Namibia, como muestran los datos del Banco Mundial.
En esta ocasión, CVC repite jugada. El Gran Premio de la India se desarrolla este fin de semana en el reluciente circuito de Buddh, ubicado en la región de Uttar Pradesh, que ha costado 400 millones de euros y cuyo acondicionamiento ha traído en jaque a la organización hasta los días previos a la llegada de los pilotos. Uttar Pradesh es la región más poblada y también la más pobre del país, aunque la ciudad en la que se ubica el circuito, Greater Noida, es una de las que experimentan un mayor crecimiento económico e industrial, beneficiada por su proximidad a Nueva Delhi. Pese a los datos de crecimiento, más del 40% de la población del país vive bajo el umbral de la pobreza, es decir, con menos de 1,5 dólares al día, y unos 800 millones de personas viven con menos de dos dólares. Además, como informaba El País, cientos de campesinos que vivían donde ahora se ubica el circuito fueron expropiados y residen ahora en chabolas aledañas.
¿Cómo responderá la afición? Por el momento, la organización ha vendido el 70% de las entradas, que tienen un precio medio de 200 dólares, sobre un total de 110.000 de espectadores que puede albergar. Un taxista preguntado por Bloomberg, afirma: "Cuando pensamos en deportes, los indios no incluimos los coches".
Un analista de Standard Chartered en el país declara, en cambio, que "hay mucha gente en India como para que la Fórmula 1 tenga éxito", pero reconoce que "es complicado que los deportes de motor puedan captar la atención aquí como lo hace el cricket", que es el deporte rey en el país. Antes de tener su propio circuito, la India ya estaba muy presente en la Fórmula 1. Empresarios del país dirigen Force India, y uno de sus pilotos, Narain Karthikeyan, corre el mundial, aunque con Hispania, la peor escudería de la parrilla.
Todo apunta a una buena entrada en su estreno en el mundial, pero las experiencias previas en los países de su entorno muestran que, a medio plazo, el interés disminuye de forma exponencial. A la carrera del Gran Premio de Malasia de esta temporada acudieron 65.000 espectadores, cuando el circuito de Sepang tiene capacidad para 130.000. De los 200.000 que puede albergar el de Shangai apenas acuden la mitad, y en la cita de Corea del Sur el plástico de los asientos vacíos predominaban en las imágenes de televisión. Igual situación se da en Bahrein, mientras que Turquía ya no albergará su gran premio en 2012 por la escasa afluencia.
Ahora le toca a la India, que mantendrá su cita en el mundial durante los próximos cinco años, para lo cual destinará unos 200 millones de dólares. Cantidad que, al igual que el coste del circuito, corre a cargo de un empresario privado: Jaiprakash Gaur, dueño del grupo Jaypee, dedicado a la construcción y la ingeniería, entre otros ámbitos. Según la revista Forbes, Gaur es 45º en la lista de personas más ricas de la India, con una fortuna de 1.200 millones de dólares.
El tiempo dirá si el Gran Premio de la India de Fórmula 1 despierta interés entre sus ciudadanos. Para los dueños del mundial, la rentabilidad ya está asegurada.