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Salón del Automóvil de Fráncfort

El glamour se tiñe de verde

El Salón del Automóvil de Fráncfort, como el resto, destila el glamour que rodea a las grandes marcas. Bólidos despampanantes incitan a la más insana de las envidias y despiertan los deseos más impuros. Todo es exuberancia. Como muestra, Bugatti ha presentado un modelo que incluye como elemento decorativo la porcelana: el Grand Sport L'Or Blanc. Pero además, en el caso del salón alemán, las marcas premium por excelencia juegan en campo propio. Mercedes, Audi o BMW echan la casa por la ventana contratando pabellones enteros y montando circuitos para probar las novedades en medio del recinto ferial.

Sin embargo, el salón que hoy se abre al público sigue la tónica de los últimos grandes encuentros internacionales y se vuelca por demostrar los esfuerzos que la industria en su conjunto viene realizando para crear coches menos contaminantes y motores con consumos cada vez más reducidos.

Las marcas que cuentan con modelos eléctricos o híbridos, que cada vez son más, los colocan en lugar destacado dentro de sus exposiciones. Y el resto, se afanan por anunciar la eficiencia medioambientales de buena parte de su gama. Los caballos de potencia ya no se exhiben en los parabrisas ni en los laterales de los modelos exhibidos. Ahora, es más normal que publiciten su nivel de emisión, medido en gramos por kilómetro, o el reducido consumo.

Eso explica también que algunas marcas hayan presentado en Fráncfort los más pequeños de sus gamas, los netamente urbanos, cuyo principal atractivo es un diseño agresivo, pero sobre todo un bajo consumo y una contaminación nimia.

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