Los ministros de Finanzas de la eurozona se reúnen bajo una presión enorme
Europa hará hoy y mañana un nuevo intento para atajar la crisis de la deuda y evitar la quiebra de Grecia, una tarea que adquiere tintes cada vez más dramáticos ante la desaceleración brusca de la economía de la UE y la eurozona y la necesidad de inyectar liquidez a la banca.
Los ministros de Finanzas de la eurozona y de la UE se reúnen hoy y el mañana de manera informal bajo la enorme presión de tener que resolver pronto y de forma unida y definitiva el vendaval económico que atenaza los mercados.
Los últimos datos alarmantes se han conocido un día antes de la reunión del Eurogrupo y del Ecofin. La Comisión Europea (CE) confirmó que el crecimiento económico en los países del euro y la UE se ralentizará durante la segunda mitad del año, aunque, eso sí, descartó una nueva recesión.
La CE anticipa que el crecimiento será menor de lo esperado en el tercer y cuarto trimestres del año, cuando el PIB del área del euro se expandirá sólo un 0,2% y un 0,1%, respectivamente.
Para el conjunto del año, Bruselas mantiene la previsión de crecimiento de los socios del euro en el 1,6% y rebajó la de los Veintisiete en sólo una décima, hasta el 1,7%, debido a los buenos resultados del primer trimestre.
Y, justo el día en que se cumplen tres años de la quiebra de Lehman Brothers, los bancos centrales -el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal de EE UU, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo- se han coordinado hoy para inyectar liquidez a la banca europea.
El BCE anunció tres operaciones adicionales de inyección de liquidez en dólares, con vencimiento de tres meses hasta finales de año, lo que indica que los bancos comerciales europeos tienen dificultades para financiarse en dólares.
Es en este escenario en el que los ministros de Finanzas de la eurozona y de la UE, los responsables de instituciones financieras europeas e internacionales y el secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner, analizarán mañana y pasado mañana la estabilidad financiera en la UE y el mundo, la crisis de la deuda y el peligro de contagio a otros países, como España e Italia, así como su impacto en la banca y las medidas a tomar para evitar otro caos financiero, punto de partida para un posible reforzamiento de recursos.
Sin embargo, el origen del problema sigue siendo que los 17 gobiernos de la eurozona no hayan superado todavía los obstáculos pendientes para aprobar el segundo rescate a Grecia y la flexibilización del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
Han pasado casi dos meses desde estos acuerdos del 21 de julio, y la gran mayoría de países -salvo Francia y Bélgica- aún no los han ratificado, ni se ha cerrado todos los detalles de la participación privada y del rescate ante las exigencias de Finlandia de lograr garantías bilaterales de Grecia.
Atenas necesita en cuestión de semanas la próxima inyección de 8.000 millones de euros del sexto tramo del primer plan de ayuda, pero de momento toda la ayuda está en el aire por las dudas sobre su capacidad de aplicar las reformas y recortes acordados.
En un intento de dar un golpe de timón, el Gobierno heleno ha anunciado en los últimos días nuevas medidas e insiste en que el país no caerá, un temor que ha sido alentado por el ministro alemán de Economía, Philipp Rösler, quien insiste en que no debe haber "tabúes" en el debate sobre el futuro de Grecia.
En un intento de zanjar este debate, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se mostraron ayer "convencidos" de que el futuro de Grecia está en la zona euro.