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La zona euro, en jaque

Merkel y Barroso urgen a los países a refrendar ya el nuevo fondo de rescate

Trichet sale en defensa del Gobierno heleno y de sus últimos ajustes.

El órdago lanzado el fin de semana por parte del Ejecutivo griego de que no iba a poder frente a los pagos si se le seguía pidiendo más ajustes disparó los rumores sobre una inminente suspensión de pagos. El anuncio de un nuevo impuesto que grava a los propietarios de viviendas y la supresión de una paga extraordinaria para políticos y funcionarios con rentas altas, presentados de improviso el domingo, no hizo remitir las especulaciones y de hecho algunas informaciones ya apuntaban ayer que tanto el Ejecutivo de Angela Merkel como la Comisión Europea habían desempolvado el plan B en el caso de que definitivamente Grecia se declarara en quiebra.

Un extremo sobre el que no se pronunciaron ayer ni la canciller alemana, Angela Merkel, ni el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, que mantuvieron una reunión a puerta cerrada en Berlín. Lo único que trascendió del encuentro entre ambos mandatarios fue el mensaje lanzado a través de un comunicado a todos los países de la zona euro para que ratifiquen en las próximas semanas la reforma que flexibiliza el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés). "La canciller y el presidente de la Comisión Europea reafirmaron que el proceso de ratificación para ampliar el EFSF debe ser completado antes de finales de septiembre", informó ayer el viceportavoz del Gobierno alemán, Georg Streiter.

Esa reforma se pactó en la última reunión del Eurogrupo, celebrada el pasado 21 de julio, y en ella se establecía la flexibilización para el uso del fondo de rescate por parte de países con problemas de financiación. Estas medidas, entre las que se acordó el aumento de los plazos de devolución y el recorte de los intereses aplicables a los préstamos de los países rescatados (Portugal, Irlanda y Grecia), debe ser aprobada por cada país. Y la primera que puede encontrarse con obstáculos puede ser la propia Merkel, que tendrá que superar la oposición de sus socios de gobierno (la cristiano-social CSU y el liberal FDP) para sacar adelante esos cambios. En paralelo, otros países también tienen que integrar en sus textos constitucionales el límite al déficit y a la deuda excesiva. La rapidez con la que han pactado PP y PSOE en España no parece que se vaya a producir en otros países, como Bélgica, que, por ejemplo, lleva un año sin gobierno por falta de acuerdo entre las formaciones políticas.

Si bien Merkel y Barroso no hicieron ninguna valoración oficial sobre una posible suspensión de pagos de Grecia, sus portavoces oficiales sí rechazaron esa posibilidad. "El Gobierno alemán parte de la base de que Grecia está haciendo todo lo posible para cumplir con sus compromisos", afirmó el portavoz oficial del Ejecutivo, Steffen Seibert, quién recalcó que la evaluación de la situación actual en Grecia corresponde a la troika, conformada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

La misión encargada de supervisar el cumplimiento de los ajustes en Grecia podría regresar la próxima semana a Atenas y hacer público a finales de septiembre el informe de conclusiones para dar el visto bueno a los 8.000 millones de euros que le corresponden a Grecia dentro del sexto tramo de ayudas incluidas en el primer rescate.

En la misma línea, el portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj, descartó ese escenario. "Nuestra posición es la misma, no ha cambiado", resaltó en referencia al desplome de la economía griega. "Las medidas de ajuste anunciadas por el gobierno heleno reafirman el compromiso de las autoridades griegas de alcanzar todos los acuerdos acordados", recalcó.

El que sí hizo pública su posición fue el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, quién expresó su convencimiento de que Grecia va a cumplir sus compromisos tanto en materia fiscal como en reformas estructurales. "Vamos a poder observar algo satisfactorio en respuesta a los fuertes mensajes que han sido enviados al gobierno heleno y también porque a Grecia y a los propios griegos les interesa que el país cumpla con sus compromisos", resaltó ayer en una conferencia tras la reunión de los bancos centrales de los países del G-20 en Basilea (Suiza).

Hay dinero "hasta octubre" para pagar sueldos

El Ejecutivo griego trató ayer de paralizar todos los rumores sobre una posible quiebra con dos objetivos: por una parte reafirmar el compromiso del país en el cumplimiento de los ajustes y por otra conseguir el beneplácito de la troika para que les otorgue a finales de este mes el sexto tramo de ayuda del primer rescate, valorado en 8.000 millones. Una cantidad insignificante frente a los 270.000 millones de euros comprometidos en los dos planes de rescate a Grecia (110.000 y 160.000 millones, respectivamente), aunque vital para una economía en serias dificultades. El PIB se ha desplomado en el segundo trimestre con una caída del 7,3% interanual, mientras que la diferencia entre ingresos y gastos sigue creciendo hasta un 9,5% del PIB, la previsión que maneja la Comisión Europea para este ejercicio.El secretario de Estado de Finanzas griego, Filipos Sajinidis, constató la necesidad de que esos fondos lleguen a una economía que apenas dispone de liquidez. "Es seguro que hasta octubre tenemos dinero para pagar sueldos y pensiones. En este momento nos esforzamos para que el país siga funcionando sin que afronte problemas", señaló en una entrevista al canal privado ateniense "Mega".Pese a ese mensaje de alarma, el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, trató ayer de apagar ese fuego ante representantes de su grupo parlamentario al reiterar el compromiso de Grecia en cumplir con lo pactado con la UE, el FMI y el BCE. "Hemos recorrido mucho camino y no es posible que en el sprint final no aseguremos que se cumplirá con el acuerdo. Hemos asumido decisiones que defenderemos a cualquier precio", insistió el jefe de Gobierno. "No daremos la satisfacción a aquellos que apuestan por la quiebra de Grecia ni a los que hacen escenarios imaginarios de la salida de Grecia del euro", afirmó.

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