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Pequeños gigantes | Kalandraka

Lectura para tener dulces sueños

La pluma es más fuerte que la espada. En plena lucha contra los dragones de la crisis, esta editorial infantil prospera a golpe de imaginación.

Endulzar el oído y acariciar los ojos". Es la fórmula mágica que Kalandraka quiere transmitir a los más pequeños a través de sus libros. Una filosofía que se resume en el lema "Libros para soñar", explica Xosé Ballesteros, director y gerente de esta editorial infantil, parafraseando a uno de sus autores.

æpermil;rase una vez seis personas el 2 de abril de 1998. No era una jornada cualquiera. Transcurría con normalidad el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, pero en esas 24 horas se alumbró a Kalandraka. Los padres de la recién nacida eran tres parejas. O lo que es lo mismo, seis amigos que se conocían desde el instituto: Juan Luis Couto y Begoña Martínez, Gonzalo Pérez e Isabel Tato, Manuela Rodríguez y Xosé Ballesteros. Cada uno aportó su granito de arena: 6.000 euros.

La pequeña nació en Galicia. "Había una falta de oferta de libros de calidad en gallego para los niños", cuenta Ballesteros. Así que, ni cortos ni perezosos, los seis emprendedores empezaron a colaborar juntos. Trabajaron y trabajaron, y consiguieron presentar a los lectores unos libros diferentes: adaptaciones de clásicos de la literatura infantil, obras de nueva creación de autores e ilustradores de la cantera.

A pesar de que Kalandraka era muy, muy joven, desde pequeña quiso hacer de la animación a la lectura una de sus bases. Los libros alimentan la imaginación y ayudan a agudizar el ingenio de los niños, se decían los seis padres. Ese primer año publicaron 15 títulos, con tiradas de 2.000 ejemplares cada uno.

En un principio, Kalandraka crecía feliz en el mercado gallego, su hábitat natural. Pero pronto, la pequeña editorial dio el estirón y decidió ver mundo. En 1993 le llegó el reconocimiento con el Premio Nacional de Ilustración por El pequeño conejo blanco, de âscar Villán. Una nueva casilla de partida.

Así, Kalandraka se asomó del todo a un mundo descomunal que se abría ante sí: la publicación en castellano (pronto le siguieron el catalán y el euskera, y el salto internacional).

Y el segundo premio tampoco se hizo esperar demasiado. En 2002 le llegó por ¿Dónde perdió la Luna la risa?, de Federico Fernández. Pero la joven no lo tuvo nada fácil. Sus mayores eran empresas mucho más grandes que ella. "Lo más difícil para una editorial como la nuestra no es publicar, sino hacer visibles nuestros libros. Llegar a los lectores", reconoce Ballesteros. "Es cierto que competimos con multinacionales, verdaderos gigantes del mundo de la edición, y hemos tenido que ingeniárnoslas para hacernos sitio". Actualmente, venden cada año 10.000 ejemplares de ¿A qué sabe la Luna?, el best seller de la editorial.

Un modelo diferente

Así que Kalandraka no creció -no quiso- como las demás. Siendo tan pequeña se movía entre gigantes, pero su espíritu era fuerte. "Teniendo en cuenta, además, que Galicia está en la periferia respecto a los grandes centros editoriales, nos resulta más caro llegar a Madrid o a Barcelona", apunta Ballesteros. Y conscientes de sus debilidades y fortalezas, los seis padres de la empresa desarrollaron un modelo distinto: operar con una pequeña red de ventas propia. Ahora, la editorial cubre buena parte del territorio español y portugués. Cuenta con distribuidores regionales y tiene una relación directa con las grandes cadenas de librerías.

En 2004, la joven Kalandraka comienza a entrar en la adolescencia y acelerar el paso. Ballesteros pasa a ser el gerente y administrador de la editorial. "Se inicia entonces un proceso de cambio que dura un par de años". En 2005, el matrimonio formado por los profesores Juan Luis Couto y Begoña Martínez considera que la editorial ya es mayor para caminar sola y vende sus participaciones al resto de los socios. El accionariado de Kalandraka experimenta entonces una gran transformación: los empleados fijos de la editorial tienen la posibilidad de entrar en el capital de la empresa.

A pasos de gigante

La joven compañía había adquirido paso a paso su particular conciencia sobre el mundo: "Entendemos que la empresa ha crecido y mejorado gracias al trabajo de todo el colectivo. En Kalandraka intentamos practicar formas de autogestión, de conciliación laboral, de repartir salarios y recursos económicos de forma equitativa", afirma Ballesteros.

Después de 13 primaveras tras el nacimiento de Kalandraka, esta es ahora una hermosa joven de futuro prometedor. Pero el mundo que la rodea no pasa por su mejor momento. En 2010, el sector editorial experimentó una caída del 7% en los beneficios. Sin embargo, "fue el mejor año en la historia de la editorial a nivel de facturación y pese a los recortes institucionales", señala Ballesteros. La cifra alcanzó entonces algo más de tres millones de euros netos.

Hoy en día, está consolidada en el mercado internacional: "Nuestros esfuerzos son mantener y fortalecer las filiales que hemos creado en Portugal, Italia y México. Y apuntalar los canales de distribución en el resto de América", explica su gestor. Pero el potencial es enorme: "Pensamos que nuestro crecimiento se notará especialmente en Brasil. Las perspectivas son buenas", resume.

En poco tiempo, Kalandraka ha madurado. Ahora dispone también de libros para el público juvenil y adulto. Moraleja: aún le queda mucho, mucho tiempo, para el colorín colorado.

Datos básicos

TrabajarLos trabajadores de Kalandraka son algo más que meros empleados. Son 23 personas que comparten el amor a la cultura y ciertos valores éticos, según explica Ballesteros. Una familia que sigue creciendo: este mes de septiembre se incorporarán dos personas más para una nueva librería que abre en La Coruña.RecogerLa editorial como grupo de empresas (sin incluir Brasil y México) facturó algo más de tres millones de euros netos en 2010. Cuatro años antes, en 2006, la cifra era la mitad. La progresión de la compañía en los últimos años ha sido suave pero constante.AprenderMás allá de las ventas dirigidas al público infantil, la editorial también publica para jóvenes y adultos. Así, se creó el sello Faktoría K, orientado a libros de arte, ficción, fotografía, etc. Algunos de ellos no solo se leen, sino que se tocan y huelen, como La vida nocturna de los árboles, con ilustraciones a mano realizadas en India.

Remedio contra la crisis: cuéntame un cuento

la editorial cuenta con un público de lectores fiel que hace de paraguas contra el chaparrón de la crisis. "Los padres, los abuelos, los tíos... siguen comprando libros", afirma Xosé Ballesteros, director y gerente de Kalandraka.La empresa cuida además cada detalle de sus publicaciones. No solo en relación a los autores e ilustradores. También a nivel de ventas. Evita colocar sus productos en los hipermercados. "Tenemos un tipo de cliente que no se fija tanto en el precio. Lo que más aprecia es la calidad".El mercado exterior ayuda también a comprender por qué esta pequeña empresa experimenta un suave crecimiento año a año: "Las exportaciones están aumentando". El fenómeno explica la razón por la que los recortes institucionales no les han afectado a nivel de facturación.Tanto en España como en el extranjero, el público de Kalandraka se compone de familias cultas cuidadosas con la educación de sus hijos. Pero no solo. Bilbliotecarios, profesores, pedagogos... "Nuestros libros no son didácticos, pero sí educativos. Van más allá de la pura narración. Nutrimos a los futuros ciudadanos de libros que les ayudan a crecer".Con todo, cada país tiene su idiosincrasia y las palabras las carga el diablo. En México, le invitaron a contar cuentos. Y Ballesteros siempre termina sus historias con un "colorín colorete por el culo se escapó un cohete". "Decir culo allí es una cosa muy fea. Los niños miraban a los papás con cara de susto y los papás a los niños", termina entre risas Ballesteros.

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