"Al público le aburren los problemas internos del cine español"
El premiado responsable de Camino termina sus reflexiones sobre la infancia y el Opus Dei con el libro Los días de colores (Planeta), en colaboración con Claro García
Tras un paréntesis literario, Fesser seguirá con su actividad cinematográfica y más en concreto con su vocación humorística con la nueva película de la serie de Mortadelo, la tercera, y que será su debut en una tecnología como el 3D, que parece especialmente adecuada a la imaginaria característica de su trabajo.
¿Tenía el prurito de hacer algo más sobre el tema de la infancia y el Opus Dei según terminó Camino o vino todo motivado a posteriori, con las reacciones?
Los días de colores desarrolla personajes y situaciones que la película solo sugería, tras cada uno de ellos había "otra película". La literatura nos ha permitido hacerlo de una forma íntima, poética, metiéndonos en el interior de cada uno.
¿Es la pérdida de la inocencia infantil el mayor horror posible?
La aventura de Camino es precisamente la lucha por no perder esa inocencia. Por seguir pensando que si Dios la ama, nunca le enviaría dolor para acercarla a él, sino todo lo contrario. También hay que reconocer que la religión católica utiliza una sorprendente mezcla de iconos alegres, luminosos, esperanzadores, con otros mucho más oscuros y tenebrosos. Juega con el cielo y el infierno, el bien y el mal, el premio y el castigo. Todo esto no termina de encajar en el corazón inocente de una niña de doce años que solo acepta lo primero.
¿Cree que el fanatismo, en todos los sentidos (religioso, político, etc.), es un problema en crecimiento? ¿A qué lo atribuye?
El mundo está estresado. Sí, todo se ha radicalizado, todo se polariza hoy. La injusticia flagrante es cada vez más difícil de disimular. Para mí este egoísmo colectivo es una consecuencia clara de la superficialidad en la que vivimos. Leer solo los titulares a toda velocidad para tener opinión exprés sobre todos los temas no es más que una demostración de nuestra ignorancia. Cuando dedicas tiempo y ganas para conocer al vecino, para ponerte en su piel, las posturas radicales se esfuman. El ser humano tiene una capacidad asombrosa para amar, que no es sino comprender al otro de verdad. Es incomprensible que hagamos tan poco uso de ella.
Estos trabajos contrastan con su línea previa, más próxima al humor... ¿Por dónde irá su carrera, combinará ambos registros?
Quiero, deseo y necesito hacer reír, tengo agujetas de ponerme serio, no estoy acostumbrado.
Después de los líos de comienzos de año, ¿cómo cree que queda el cine español? ¿Le parece que sale fortalecido o debilitado?
Siempre he pensado que al público le tienen que aburrir profundamente nuestros problemas internos. A mí me gusta ver jugar a Nadal, pero me daría mucha pereza conocer si ha discutido o no con su patrocinador por el color de la camiseta. Los que tenemos la suerte de hacer películas debemos de quitarnos importancia, por un único motivo: no la tenemos. Lo que tenemos es la obligación de atraer a los espectadores con nuestras propuestas creativas y de entretenimiento. Nada más. Y nada menos.
¿Cómo ha influido la crisis en su trabajo, su entorno...?
Precisamente que a mí no me haya afectado en nada esencial y que a otros les haya colocado en una situación límite es la demostración de que el problema es profundo. Es demasiado ingenuo, cuando no egoísta, pensar que esto es un ciclo y que volveremos a estar donde estábamos. Nuestra sociedad no puede cambiar de coche cada dos años, como no se puede poner aire acondicionado en el desierto durante el verano.
Como ciudadano, y sin entrar en complejidades, ¿qué medidas echa de menos para solucionar la situación?
Yo creo que si a todos nos explicaran bien las cosas, todo sería más fácil. Todos encontraríamos felicidad compartiendo más. Lo que pasa es que si los telediarios solo hablan de fútbol y los políticos de dinero, la ignorancia, la desunión y el desconcierto generalizado irán ganando terreno.
Mortadelo "El 3D cuesta y complica, pero valdrá la pena"
Javier Fesser fue el responsable de la primera entrega de las aventuras cinematográficas de Mortadelo y Filemón, cuarta película española más taquillera de la historia, pero dejó la segunda en manos de Miguel Bardem. Ahora vuelve a ponerse al mando con un proyecto inicialmente anunciado para las próximas Navidades, pero que quedará para las siguientes.¿En qué punto se encuentra el trabajo en Mortadelo 3? ¿A qué se ha debido el retraso?La nueva historia de Mortadelo y Filemón es visualmente muy ambiciosa y todos queremos hacerla como se merece. La fecha de estreno es anecdótica si el resultado es tan bueno como todos los que estamos trabajando en ella imaginamos.
¿En qué cambia el trabajo en 3D para un director?El rodaje lo complica y encarece bastante la posproducción. Pero en este caso el resultado merecerá la pena porque la visión estereoscópica nos permitirá jugar a placer con el segundo plano, lo que está detrás, ese otro universo paralelo de ratones y arañas que en Ibáñez es tan característico. También creo que todo ese catálogo de mamporros y garrotazos varios será muy agradecido en tres dimensiones.
¿Es más difícil ahora la financiación de proyectos?Siempre ha dependido del atractivo de los proyectos. Pero se ha ido complicando porque por varios motivos cada vez es más incierta la recuperación de lo invertido. Todo está cambiando y nuestra obligada adaptación está llena de retos apasionantes.¿Cuál es su proyecto pospuesto, el sueño pendiente?Hay una película sobre la idea de la no violencia que me ronda la cabeza desde hace años. Solo la imagino protagonizada por niños. Y tiene que ser divertida.