Orange se aprieta el cinturón en España para adelantar la entrada en beneficios
Orange ha conseguido resistir de pie el huracán que ha arrasado a Movistar y Vodafone en España. La filial nacional de France Télécom tuvo su crisis particular hace unos años, pero las medidas que tomó para atajarla le han permitido hacer frente a los problemas actuales en mejor forma que las otras dos grandes operadoras españolas.
El resultado es que, mientras Movistar y Vodafone llevan meses perdiendo cuota en ADSL y móvil (la primera) y solo en móvil (la segunda), Orange ha dado la vuelta a sus cifras y ha conseguido crecer frente al ataque de Jazztel, Yoigo o los virtuales.
Sin embargo, Orange es la única de las tres grandes que no tiene beneficios. En 2007, por ejemplo, perdió casi 1.600 millones y desde 1998 amasa una historia de números rojos que está cerca de llegar a los 5.800 millones.
Eso sí, en los últimos años ha ido mejorando. En 2009 recortó drásticamente las pérdidas y las situó en 391 millones y en 2010 las redujo un 26% más, hasta 291 millones. Pero continúan siendo números rojos y Orange quiere cambiar de signo. Y, para eso, está claro que sus planes de negocio no le sirven.
Al menos, así se deduce de su comportamiento en los últimos años. En 2009, la compañía tuvo que revisar el plan de negocio que había establecido para el periodo 2010-2012 con el objetivo de acelerar la entrada en rentabilidad. Ahora ha dado un paso más. No solo ha vuelto a revisar otro plan de negocio un año después de haber cambiado el anterior, sino que en este caso se trata de un programa a más largo plazo, el que afecta a 2011-2015. Las dos revisiones pasan por la contención de gastos, lo que significa que Orange se ha apuntado a la ola de austeridad reinante.
Así consta en un documento oficial de la operadora, que asegura que el cambio se realizó durante el ejercicio pasado y que cuenta con el visto bueno de la matriz francesa.
El objetivo de la revisión, según detalla el documento, es acelerar la entrada en beneficios en España y conlleva "tanto una contención de los gastos de explotación, sin por ello disminuir la capacidad operativa, como la obtención de los ingresos suficientes para alcanzar tanto resultados contables positivos como incrementar los flujos de caja positivos en los próximos ejercicios".