La rebaja del IVA que llega tarde y mal
El Gobierno aprobó el viernes por sorpresa la rebaja del8%al4%del IVA que grava la vivienda. Primero cundió una sensación de júbilo casi generalizada. Por fin el Ejecutivo tomaba medidas para reducir el ingente stock de casi 700.000 casas. Pero esa euforia se fue desvaneciendo como un azucarillo. No gusta a nadie que dure solo cuatro meses y que no vaya acompañada de otras medidas.
A los principales actores del mercado inmobiliario y constructor les cogió con el pie cambiado la noticia de esa reducción fiscal. No era de extrañar. Se trataba de un viernes 19 de agosto a la hora en la que media España estaba en el chiringuito y la otra media apurando los últimos minutos de trabajo, ansiosos por encarar otro tórrido fin de semana.
Superado el shock inicial, surgen las preguntas. La primera es obvia. ¿Por qué ahora? La vicepresidenta Elena Salgado no lo disimuló. "Las ventas de viviendas han caído más de lo que era razonable esperar. Se trata de recuperar la actividad, aunque no a los niveles de antes", aseguró.
Las cifras publicadas por el INE y el propio Ministerio de Fomento así lo avalan. Aunque beben de fuentes diferentes (los primeros se nutren de los registradores y el Ejecutivo, de los notarios), los números no dejan lugar a dudas. Frente a unos ritmos de venta de más de 30.000 casas nuevas al mes en pleno boom inmobiliario, en junio pasado, último dato disponible, se compraron menos de la mitad (13.926). Y las cifras de Fomento no son mejores. Si en plena locura alcista era posible vender hasta 112.300 pisos de nueva construcción en un solo trimestre, el último dato publicado por dicho departamento es demoledor: apenas 26.246 viviendas nuevas fueron escrituradas de enero a marzo pasados.
Por tanto, a la pregunta de por qué ahora, la respuesta es que las ventas están en caída libre. Y no será que el Ejecutivo no fue advertido de que esto podía ocurrir. Cuando decidió suprimir desde enero de este año la desgravación por compra de vivienda para las rentas superiores a 24.000 euros anuales, se lo dijeron los promotores, los constructores, expertos y analistas. El efecto llamada a adelantar las compras a 2010 estaba muy bien, pero ¿qué ocurriría en 2011? Con más de cuatro millones de parados y todavía muchos problemas para conseguir una hipoteca (y ya sin deducción), casi todo invitaba a desistir de comprar casa, al menos, por el momento.
Más actividad
Pero los responsables del Ejecutivo insistían. Eso sí, con un único argumento: "Las viviendas se han abaratado más de un 15% de media y en algunos sitios más del 30%. Es el momento de comprar", se atrevieron a vaticinar. Pues no, las cifras desmienten esa visión tan optimista de un mercado que ha pasado de aportar más del 10% al PIB a un exiguo 4%. Por este motivo, es casi unánime la opinión de quienes aseguran que la rebaja del 8% al 4% del IVA llega tarde. "Debería haberse decretado para que se aplicara a continuación de eliminar la desgravación", comenta un analista.
Y al ser una iniciativa de carácter "excepcional y temporal", como tanto les gustó insistir a Blanco y Salgado el viernes, tendrá efectos muy limitados. Aunque tenerlos, los tendrá.
El mejor ejemplo es el impulso que registraron las ventas de pisos en la primera mitad de 2010 (para esquivar la subida entonces del IVA del 7% al 8%) y después en el último trimestre, cuando los más rezagados decidieron comprar antes de la desaparición de la deducción fiscal. Ahora, la finalidad es la misma: animar las ventas de casas nuevas para reducir el excedente, que el Ejecutivo cifra en nada menos que 687.523 casas a finales del año pasado. Si en el último trimestre de 2010, con el incentivo de que se esfumaba la desgravación se vendieron 56.274 pisos nuevos, ¿no es muy precipitado pretender ahora que en cuatro meses se reduzca significativamente ese stock de casi 700.000?
Conviene recordar que ni el empleo, ni las condiciones de acceso al crédito han mejorado. Luego, ¿será suficiente gancho un ahorro medio de 8.000 euros a la hora de comprar una vivienda que cueste 200.000? A priori, todo apunta que no. Para que la medida no suponga pérdida recaudatoria, los técnicos de Hacienda estiman que de aquí a diciembre, fecha en la que caduca la rebaja, habría que vender 100.000 casas. Ahí es nada.
Quizá para entender esta iniciativa haya que buscar las claves en el calendario. Faltan tres meses para unas elecciones generales y el principal partido de la oposición y favorito en las encuestas ha ratificado que si logra gobernar, recuperará la desgravación en el IRPF por compra de vivienda. Era necesario contrarrestar ese órdago.
Pero es que además de tarde, de ser tan breve en el tiempo, la rebaja es claramente insuficiente, está incompleta, llega mal.
Con unas ventas tan pírricas, es lógico que la actividad promotora prácticamente haya desaparecido. Los escasos promotores que aún sobreviven y tienen suelos finalistas (listos para edificar) solo se atreven a iniciar las obras si comprueban que existe demanda y, sobre todo, si logran crédito. Y esa es la clave. Blanco dijo que si los bancos logran vender parte de los pisos nuevos que tienen en cartera, serán capaces de otorgar más préstamos. ¿Por qué entonces no actuar también con medidas que animen la concesión de crédito? Empresas y bancos ven con buenos ojos que el ICO adoptara un papel más protagonista en este sentido, pero por ahora el Ejecutivo ha hecho oídos sordos a esa petición. Terminará ocurriendo lo mismo que con la deuda de los ayuntamientos a los proveedores. Después de un año negando la puesta en marcha de una línea ICO para esos menesteres, Economía se ha visto forzada a hacerlo ante la asfixia de unos y otros.
En cuanto a la vivienda usada, que copa más de la mitad de las ventas y tributa por el impuesto de transmisiones patrimoniales (ITP), Hacienda deja el balón en el tejado de las regiones. "Que sean ellas quienes también lo rebajen al 4% para reanimar un mercado crucial para sus arcas públicas", dice Hacienda. Seguro que podría haberse hecho todo mucho mejor.