La memoria de Balenciaga eleva el diseño a la categoría de arte
El museo, que recoge en exclusiva la obra del universal modisto vasco, abrió en junio y ha supuesto una inversión de 30 millones.
Cuando todavía colea el cierre de Chillida Leku por problemas económicos y las desavenencias entre la familia Chillida y las instituciones vascas a la hora de instrumentar las fórmulas para su financiación, emerge en Guipúzcoa un nuevo espacio cultural para acoger las creaciones de otro vasco universal, el modisto Cristóbal Balenciaga (1895-1972), una referencia en el diseño que tuvo casa en París. No pretende asimilarse al emblemático museo que recoge en Hernani buena parte de la obra del genial Eduardo Chillida, pero sí reconocer a un creador al que sus colegas veneraban, tanto en lo profesional como en lo personal.
El Cristóbal Balenciaga Museoa, inaugurado en junio pasado y ubicado en Guetaria, su pueblo de nacimiento -y cuna también de Juan Sebastián Elcano, el primer navegante en dar la vuelta al mundo-, es el primero de sus características que expone exclusivamente la obra de un modisto. La localidad marinera que le vio nacer, un municipio donde los asadores de pescado parecen encastrados en su arquitectura y que han elevado su producto casi a la categoría de arte, decidió hace casi 25 años, aprovechando el 50 aniversario de la apertura de Casa Balenciaga en la capital francesa, sondear y buscar apoyos institucionales para poner en marcha un museo.
Su singladura, sin embargo no ha sido fácil. En el recorrido, iniciado formalmente en 1999 con la creación por parte del Ayuntamiento de Guetaria y el Ministerio de Cultura de la Fundación Cristóbal Balenciaga, se han producido un sinfín de percances económicos que derivaron en un sobrecoste en la construcción, hasta elevarlo a los 30 millones desde los 12 inicialmente presupuestados. También está salpicado de varios procesos judiciales, todavía sin resolver, por presuntas irregularidades de los arquitectos cubanos Julián Argilalgos y Rolando Paciel, además del exalcalde de Guetaria, Mario Camio, del Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Este centro cultural consta de dos edificios. El Palacio Aldamar, un inmueble del siglo XIX, es el destinado a las exposiciones temporales y al centro de documentación. La edificación que está adosada es de construcción modernista y se distribuye en tres espacios que acogen las seis salas expositivas, talleres formativos y un centro de formación internacional. También otro de restauración, además de la zona de administración, cafetería y tienda. Los dos edificios suman 9.323 metros cuadrados. Su finalización, tras los litigios con los arquitectos cubanos Argilalgos y Paciel, corrió a cargo del estudio AV62, cuyo crédito se puede evaluar en obras como el Museo Rupestre Tito Bustillo de Ribadesella (Asturias), el Museo Arqueológico de Cerdanyola (Barcelona) o la Biblioteca de Sant Pol de Mar, también en Barcelona.
De los 30 millones invertidos y financiados por el Ministerio de Cultura, el Gobierno vasco y la Diputación Foral de Guipúzcoa, 25 han tenido como destino la construcción del nuevo edificio y la rehabilitación del Palacio Aldamar. El resto se ha destinado a los trabajos museográficos y otras actividades necesarias para su puesta en marcha.
Un destacado arquitecto de la alta costura
Cristóbal Balenciaga supo ganarse el crédito de sus compañeros en la capital parisina. Con solo dos años de profesión abrió su primer establecimiento en San Sebastián, para posteriormente hacerlo en Madrid y Barcelona. La Guerra Civil le obligó a cerrar sus negocios en España y se trasladó a la capital francesa, donde inauguró en 1937 su primer taller. Su innovador estilo le encumbró en el mundo de la alta costura. Dior le calificó como el "maestro de todos nosotros"; Coco Chanel lo definió como "el único auténtico couturier (modisto), porque era capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin", y Givenchy le llamó "el arquitecto de la alta costura".