"Habrá más incertidumbre financiera en el fútbol"
Imagen desde hace dos décadas de las retransmisiones de Canal+, defiende el pago como única vía para mantener el actual nivel de la Liga, que aun así cree sobredimensionada
Después de más de 25 años en España, Michael Robinson forma parte de la historia del deporte nacional, no tanto como delantero rompedor de Osasuna como en su labor de analista y divulgador de las facetas más íntimas de la profesión.
¿Podrá la Liga española mantener el nivel de competitividad?
No soy optimista. El fútbol español va a vivir una incertidumbre financiera aún mayor. El problema parece implícito en los presidentes españoles. Sea por la fama, o qué sé yo por qué, personas que son juiciosas al frente de sus empresas se descontrolan cuando dirigen un club de fútbol. Y eso se plasma en la Liga de Fútbol Profesional, que en lugar de estar en manos de ejecutivos, como la Premier, depende de los caprichos e intereses de los distintos presidentes.
La televisión de pago, de la que usted es imagen como referente de Digital+, parece la fuente de financiación que más puertas abre...
Es curioso que ahora pidan fortunas por esos derechos algunos de los que hace dos años reclamaban fútbol en abierto... La realidad es clara: si se quiere mantener el nivel actual de fichajes y gasto, o al menos uno parecido, y pagar sueldos y que no se produzcan situaciones como la huelga que ahora vivimos, la televisión en abierto está fuera del mercado. No se pueden pagar esas cifras solo con 15 minutos de publicidad en los descansos. Todas las otras ligas principales de Europa están en el pago. La alternativa es aceptar una competición que no tenga a los mejores del mundo.
¿No ve opciones a la televisión convencional?
Creo que en no muchos años será poco más que una teletienda. Ahora bien, también las plataformas de pago nos tenemos que reinventar. Mi programa Informe Robinson lo ven 200.000 personas en Canal+, y 10 veces más por internet al cabo de un mes. Lo que no sé es cuáles son los caminos a tomar.
Volviendo a la Liga, ¿hay alguna posibilidad de que se rompa el duopolio Real Madrid-Barça?
Con el actual reparto de derechos, no veo posible que ni siquiera equipos con los éxitos que tuvo recientemente el Sevilla o con la buena gestión del Villarreal se les puedan acercar.
¿Ni siquiera con la entrada de propietarios extranjeros?
Mi padre me decía: "Menos mal que el petróleo lo tienen los árabes. Si lo hubiéramos pillado nosotros o los alemanes, lo hubiéramos usado para poner firme a todo el mundo...". Ahora, los jeques de verdad parece que no van bien vestidos si no tienen su equipo de fútbol europeo. Antes solo querían ingleses; ahora, con el Mundial, también españoles. Pues bienvenidos, porque está claro que a Ángel Torres, por ejemplo, no le llegaba para mantener un club como el Getafe. Pero igualmente, por mucho jeque que venga, creo que la situación es insostenible.
¿Solo por los salarios?
De manera fundamental. No se sostiene, y ahora lo vemos con los impagos que han llevado a la huelga que en España haya 500 futbolistas que ganen más de un millón de euros, o 50 que superen los cuatro millones, o una decena sobre los 10 millones, y eso solo en salarios. El tope salarial de los estadounidenses es un gran invento.
¿También le gustan las ligas a lo NBA, como la que se dice que puede haber para el fútbol europeo?
Es una salida que, inevitablemente, van a tener que buscar el Real Madrid y el Barcelona. Llevo viendo intentos tímidos desde que trabajé como delegado de Eurosport en 1989. Rupert Murdoch lo tanteó ya entonces, y la UEFA le paró. Tarde o temprano alguien lo conseguirá. Ahora bien, ¿le gustará a los aficionados del Manchester United una competición con su equipo sexto? ¿O a los del Oporto cuando vayan los 16? ¿Sería bueno convertir en cotidiano lo excepcional que son hoy los grandes choques europeos? No me acaba de gustar.
Por no mencionar la influencia en temas que su programa Informe Robinson trata con frecuencia: la liturgia deportiva, las tradiciones...
Es que es algo muy hermoso para el deporte. La vibración de una final de Copa en Wembley, la hierba de Wimbledon, un VI Naciones... Es una pena que en España no reverenciemos más esas cosas. O a nuestros grandes ídolos. En Inglaterra, Seve Ballesteros, que era muy buen amigo mío, era un dios, no se podía ir con él por la calle. Aunque no quiero dar la impresión de que no estoy contento con España: todo lo contrario, esta es mi casa y estoy muy agradecido de la hospitalidad que he disfrutado.
Adaptación "Soy un español más, hasta hablo mal del país"
Después de más de 25 años en España, Michael Robinson habla de "nosotros" al referirse a los españoles. "No solo digo ellos cuando me refiero a los ingleses, de manera no premeditada, sino que ya incluso critico a España, que es la señal definitiva de que soy uno más".¿Cómo explica la situación española a sus amigos ingleses?Aquí llegó mucho dinero europeo para crear unas infraestructuras que nos equipararan con Europa, pero la gente se equivocó: se pensó que seguiría viniendo dinero de la nada por siempre. No es viable tener más casas que personas censadas. España cae bien a los ingleses, en general, pero ahora hay cierto enfado hacia nuestra situación, por las temeridades que se hicieron.Hace entrevistas de una gran proximidad con los deportistas, ¿cuál es el secreto?En primer lugar, trabajar para una empresa que me da tiempo para preparar los temas. Y después, la curiosidad. La prensa deportiva parece centrada en lo mundano y lo poco interesante, en convertirse en panfletos de un club en lugar de contar las historias del deporte. Debería llevar una advertencia de que su lectura perjudica la salud, como el tabaco...Al margen de su labor televisiva, ¿ha invertido en algún sector concreto?Tengo mi productora de televisión y organizo eventos, como el torneo de golf homenaje a Seve Ballesteros o la liga de rugby Superibérica, que está suspendida este año por desencuentros con el presidente de la Federación, pero espero retomar el año que viene. De todas formas, soy un hombre de negocios espantoso, un horror con el dinero. No soy leninista, más bien lennonista; creo en el capitalismo, aunque me gustaría que tuviera más conciencia. Procedo de un entorno de pequeños negocios, en el que el jefe de la sucursal del banco era un pilar de la sociedad, y añoro ese tipo de estructura social.