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Viajes

De compras por mercadillos para sumergirse en el destino

Un paseo atractivo y lleno de vida que, además de adquisiciones inesperadas, permite conocer mejor el día a día de los lugares visitados.

Mandos a distancia para bajar el volumen a la suegra, sujetadores con pinchos… ¿Dónde podemos encontrar objetos así? Los mercadillos son lugares en los que se puede comprar lo que no se encuentra en tiendas comunes. En casi todas partes hay uno más bonito que el anterior, desde Nueva York a Ibiza pasando por Londres. Basta con visitarlos para conocer mejor los gustos de los lugareños.

Los mercadillos atraen tanto a niños como a adultos porque "son muy carismáticos y ofrecen, aparte de puestos para comprar, lugares para relajarse y tomar algo. Este año estamos por encima de los niveles de visitantes de años anteriores", afirma Juan Marín, dueño y fundador del mercadillo de Las Dalias, en Ibiza.

Uno de los ejemplos bien conocidos es el mercadillo de Portobello, situado en el barrio londinense de Notting Hill. En sus orígenes fue un mercado de fruta fresca; no será hasta 1960 cuando empiecen a instalarse los anticuarios que llenan las calles. Más que el mercado, destacan las calles en que se encuentra, por sus casitas victorianas de colores, sus restaurantes y sus anticuarios. Este mercadillo fue protagonista de una escena clave de la película de 1971 La bruja novata, de Robert Stevenson. Pero probablemente por lo que más se le conoce es por la famosa película Notting Hill. De hecho, la tienda donde el personaje de Hugh Grant trabaja es conocida en el lugar como Notting Hill Bookshop.

Otro mercadillo célebre de Londres es el de Camden Town. En realidad es un conglomerado de siete mercados arracimados en torno al Regent's Canal. Es posiblemente el que más define a Londres como capital puntera en música, moda y todo lo que envuelve a las nuevas tendencias desde los años setenta hasta ahora. Se pueden encontrar todo tipo de artilugios, desde souvenirs hasta ropa vintage y objetos extravagantes. Uno puede estar todo el día en este mercadillo sin aburrirse. Pasear por sus puestos llenos de objetos extraños es toda una aventura. También hay una gran variedad de oferta culinaria, desde gastronomía tailandesa, china, india o paquistaní hasta marroquí. Por si fuera poco, con la muerte de la cantante Amy Winehouse, su casa, situada en este barrio, se ha convertido en una parada obligatoria para muchos turistas.

El centro de las antigüedades

El Mercado de las Pulgas de Saint-Ouen, en París, es el mayor bazar de antigüedades del mundo. La historia del nombre del mercadillo se remonta a 1180, cuando un hombre desconocido observaba desde lo alto los puestos de chatarra y muebles viejos. Al verlos, exclamó: "¡Dios mío, es el mercado de las pulgas!". Desde entonces, el término se ha consagrado. Aquí podemos encontrar desde objetos de colección hasta mobiliario. Todas esas opciones se encuentran en Saint-Ouen, un mercado que se ubica en enormes galerías, cada una destinada a un producto en particular; pero al mismo tiempo, las calles adyacentes se llenan de tenderetes, por lo que no terminaremos jamás de recorrerlo por completo. Es ideal para visitar en una escapada de fin de semana.

El Gran Bazar de Estambul está situado en la parte europea de la ciudad turca. Es uno de los más grandes del mundo, con 4.000 puestos y tiendas. Tiene la peculiaridad de que el nombre de las calles corresponde a los artículos que se venden en las tiendas. Sabiendo el nombre de la vía, se puede encontrar lo que se busca. Lo más típico para comprar son las bandejas de especies, las cajas de té de manzana, los delicados juegos de té y, sobre todo, las cajas de madera de delicias turcas. El ojo azul es el talismán de la ciudad y se encuentra a la venta en casi todos los establecimientos. En una de las muchas puertas de entrada al bazar hay una curiosa inscripción que dice: "Dios quiere al que hace negocios".

Porta Portese es el mercadillo más conocido de Roma. Cada domingo se asoma sobre el Trastevere desde las cinco de la mañana en adelante. Se pueden encontrar allí artículos nuevos, usados, modernos, antiguos, útiles y hasta inservibles. Las personas que están comprando también son muy diversas, desde monjes budistas mirando chaquetas hasta madres con niños en busca de conchitas de mar. Los mejores tratos se hacen en torno a las cinco de la mañana, pero el verdadero negocio comienza después de las 13.30, cuando los expertos empiezan a desmantelar los puestos y a liquidar la mercancía a precios muy rebajados.

Hell's Kitchen Fleat Market (HKFM) es un punto de referencia de las celebrities neoyorquinas, nombrado como uno de los diez mejores mercadillos callejeros por el National Geographic. Su especialidad es la ropa, tanto del pasado como propuestas más vanguardistas.

El Mercado Central de Budapest, a diferencia del resto de nombrados, es cerrado. Se considera un mercadillo porque, además de la venta de alimentos que es común a cualquier mercado de abastos, también hay souvenirs y artículos y comidas típicas del lugar. El edificio consta de dos plantas; en la de abajo podemos encontrar todo tipo de comestibles. La planta superior está dedicada a la artesanía nacional. Nada más entrar por la puerta uno ya ni siquiera sabe qué dirección tomar, porque los puestos coloridos y los artículos presentados con gusto atraen la atención desde el primer momento. Tras recorrerlo es recomendable dar un paseo por los bares de la primera planta para probar salchichas, pescado frito y tartitas de harina hechas a la sartén, similares a buñuelos (se llaman langis), ensaladas o tomar una cerveza.

Un buen ejemplo veraniego en España es el mercadillo hippy de Las Dalias, fundado por Juan Marín en 1985. Según Marín, "la idea inicial era crear un flea market de segunda mano, pero aquello fue creciendo hasta que en la década de los noventa lo amplié por la gran afluencia de turistas. Así, se ha transformado en lo que ahora es, un lugar que cada día es visitado por más de 20.000 turistas, convirtiéndose así en más concurrido que las discotecas".

Las noches de los lunes y los martes, de junio a septiembre, se celebra una sesión más relajada del mercadillo y, al margen de las compras, es recomendable tomar un zumo en algunos de los puestos o en el restaurante. Además, hay música en vivo tipo chill-out. Hace unos años, un grupo de jóvenes decidieron hacer una fiesta semanal para los artesanos. La idea era una reunión informal. Unos años más tarde sigue y se ha convertido en lo que mejor define Las Dalias.

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