La jornada de ayer reveló una vez más una constante inmutable en momentos de extrema volatilidad, la huida del dinero desde la renta variable hacia los activos refugio. Y, pese a la reciente y controvertida pérdida de la triple A por parte de Standard & Poor's, la deuda estadounidense emergió una vez más como un valor seguro. La rentabilidad del treasury, el bono estadounidense de referencia, descendió ayer más del 6,3% y en las tres jornadas que han sucedido a la rebaja del rating, ha pasado del 2,56% al 2,08%, reflejo del alza en los precios, que se mueve a la inversa del rendimiento. La rentabilidad del bono estadounidense marca mínimos de enero de 2009 y queda casi igualada a la del bund alemán -vaca sagrada de la zona euro que conserva la triple A, que ayer descendió al 2,19%.
Los indicadores de la crisis