Goodwood acogió el Festival de la Velocidad
El grandioso evento impulsado por lord March volvió a superar todas las expectativas.
El diario británico The Times no ha dudado en denominar a este festival como el mayor espectáculo del mundo. Lo que parece indiscutible es que se trata de uno de los mejores lugares a los que puede ir un aficionado al automovilismo. Allí se puede ver desde el Fiat Mefistofele de 1923, con motor de 24 litros procedente de un avión, al Renault RS01 de 1977, el primer Fórmula 1 con motor turbo. Por eso cualquier visitante con gasolina en las venas se encuentra abrumado, viendo coches con los que soñó cuando era un niño o descubriendo otros que nunca había visto en vivo. Esta maravilla es posible gracias al talento de lord March, un aristócrata enamorado de la competición que atrae hasta sus tierras (los coches realizan un recorrido en cuesta que pasa junto a su mansión) a lo mejor de lo mejor. Los participantes solo pueden asistir si son invitados por la organización, y el festival se celebra desde 1993. Aquel año asistieron 25.000 personas, y este han superado las 180.000 a lo largo de todo el fin de semana.
Desde que nació el Festival of Speed, el plato fuerte siempre ha sido el Hillclimb, la subida de los coches de competición por una colina junto a la mansión del duque. Este año Marc Gené rodó con el F10 que condujo Alonso la temporada pasada. Los tramos por el bosque para los coches de rallies también atraen a miles de aficionados. Es lógico, teniendo en cuenta que no hay otro lugar donde poder ver en acción a los Grupo B de los años ochenta, la época dorada de esta competición.
Pero hay otros muchos puntos de interés para los visitantes. En esta edición ha habido nada menos que 25 clases de vehículos en liza, cada una más interesante que la otra. Desde monoplazas de grandes premios de antes de la II Guerra Mundial a los F1 con motor Cosworth DFV, los turboalimentados o los actuales. Tampoco faltaron coches de Le Mans o GT de los años sesenta. Jaguar ha tenido un papel muy destacado este año con motivo de los 50 años del Type E, así que llevó casi todos los modelos que han competido en Las 24 Horas de Le Mans. Se conmemoraron también los 100 años de Las Quinientas Millas de Indianápolis, con nada menos que 42 bólidos presentes, muchos de ellos nunca vistos antes en Europa. Como homenaje a los numerosos estadounidenses presentes y al fuerte vínculo de Reino Unido con EE UU, el guitarrista Jeff Kollman interpretó el himno estadounidense.
Supercoches
Las motos siempre tienen su lugar en el festival, desde las que han competido en la Isla de Man a lo largo de muchas décadas, a las más extremas preparaciones de calle. Los aficionados a los supercoches de calle también pudieron admirarlos durante el festival. Se expusieron y rodaron más de 30, con las novedades más esperadas: Ferrari FF, Lamborghini Aventador, Aston Martin One-77 o Pagani Huayra. Entre los exóticos destacaron el Covini C6W o el Hennessey Venom GT. La organización de Goodwood suele incluir en sus eventos elementos aeronáuticos, como los admirados Spitfire de la RAF (Royal Air Force) que salvaron a las islas de los nazis. Este año surcó los cielos el enorme y siniestro bombardero a reacción Avro Vulcan XH558, en servicio durante la Guerra Fría y que llegó a intervenir en la guerra de las Malvinas.
Protagonistas
Otro de los grandes atractivos del festival es que los aficionados pueden ver de cerca a los pilotos y charlar con ellos, en un ambiente relajado y festivo. Este año destacaron entre los veteranos Stirling Moss, John Surtees, Jackie Stewart o Mario Andretti. Los pilotos actuales estuvieron representados por Lewis Hamilton, Jason Button, Vitaly Petrov o Bruno Senna (en la imagen).
Aumenta la presencia española
En Goodwood rodaron varios automóviles fabricados en España, comenzando por el superdeportivo GTA Spano, nacido en Valencia por iniciativa de Domingo Ochoa. Entre los coches de rallies sorprendió el extraño y único Seat Ibiza bimotor, un vehículo creado en 1986 para el Campeonato de España de Rallies de Tierra. Como su nombre indica, tenía dos motores 1.5 de 140 CV, el normal y otro colocado atrás. El último fue el popular 600, que se expuso dentro de los People Power, modelos que motorizaron Europa. Compartió protagonismo con el Escarabajo, Austin Seven, Citroën 2CV, Daf 600, Renault 3 (la versión espartana del Renault 4) y Fiat 500. Seat patrocinó además el Goodwood Action Sports (GAS), un área donde tanto ciclistas (FMX, BMX) como motoristas de trial sorprendieron al público con sus arriesgadas piruetas.
Cine. Adams Probe 16. El coche de 'La naranja mecánica'
La exposición Una puerta al futuro reunió a maravillas tan dispares como el Mercedes 300 SL Gullwing de 1955, el Ford GT40 MkIII de 1967, el Lamborghini Countach de 1977 o el rarísimo Adams Probe 16 de 1970, el coche que usaban los protagonistas de La naranja mecánica (1971). Creado por los hermanos Adams, técnicamente no es ninguna maravilla, ya que incorpora un bastidor tubular de acero con un sencillo motor cuatro cilindros de 1.8 litros y una carrocería de fibra de vidrio. Su valor está en el diseño, en la rareza (solo se hicieron tres unidades), y sobre todo en el hecho de aparecer en una película tan conocida, icónica y en su momento tan escandalosa. Una de sus cualidades más interesantes es que el techo se puede retirar mediante un botón. Además incluye un mecanismo manual por si el eléctrico falla. En el film de Kubrick el coche se llama Durango 95 y lo conduce Álex (Malcolm McDowell, el joven psicópata obsesionado con Beethoven y la ultra-violencia).
Efeméride. El clásico por excelencia. Cincuenta años del mítico Jaguar E
El deportivo británico fue una de las estrellas de este año en Goodwood, al cumplirse 50 años desde que entró en producción. Considerado el clásico por excelencia, cuando se presentó en 1961 el impacto que supuso fue enorme, tanto por su belleza como por el hecho de que era un coche con las prestaciones de un Aston Martin o un Ferrari, pero considerablemente más barato. Concretamente, un tercio menos que un DB4. Además era asombrosamente rápido y presumía de una aerodinámica fantástica. El autor de su línea fue Malcom Sayer, que había trabajado en la industria aeronáutica. El E Type nació como sustituto del XK 150, y tanto su configuración como su diseño derivaban del D Type vencedor de Le Mans. Todo era nuevo menos el motor, y la estructura del coche fue sin duda lo más novedoso. El propio Enzo Ferrari dijo que era el coche más bonito que había visto nunca. Hasta 1975 se fabricaron más de 70.000 unidades, incluyendo carrocerías cupé y cabriolet y versiones V12.
Concurso. Patrocinado por Cartier. Iconos de la elegancia sobre ruedas
El área más distinguida fue la reservada a los modelos que compitieron en el concurso de elegancia Style et Luxe patrocinado por Cartier. Los participantes fueron divididos en siete categorías llenas de encanto e imaginación por parte de los organizadores: la más glamurosa fue la de las Bellezas Boat-Tail (cola de barco), un estilo de carrocerías con influencias náuticas que, durante los años veinte y treinta, vistió a lo mejor de Bugatti, Rolls-Royce o Bentley.Otra muy interesante fue la dedicada a las Líneas Extremas, con extrañísimos vehículos aerodinámicos de los años treinta. Entre ellos destacó el Type Dymaxion de 1933, propiedad del arquitecto Norman Foster. Los coches de la categoría Fifties Finesse eran más conocidos pero también más bellos, como el Ferrari 340 America de 1951, el Abarth 1.500 Biposto Bat 1 de 1952 o el Maserati A6G de 1954 (en la imagen). Por último, sobresale la categoría reservada a los modelos de marcas desaparecidas que renacieron, como el Bugatti EB 110 de 1991, el Spyker Silvestris V8 de 1999, el Jensen S-V8 de 2000 o el Veritas RS3 de 2001.