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Aviones no tripulados

Francia da la espalda a EADS frente al avión espía de Dassault

Nuevo contratiempo para el Talarion del grupo europeo

Francia puede dar al traste, definitivamente, con el Talarion, la principal apuesta de EADS en el campo de los aviones no tripulados (UAV). El país vecino ha pasado de ser uno de los principales impulsores del proyecto a dar la espalda al consorcio aeroespacial europeo y decantarse por el grupo galo Dassault. Y, sin el apoyo francés, el futuro del Talarion vuelve a ser una incógnita.

El ministro galo de Defensa, Gérard Longuet, ha anunciado un acuerdo con Dassault para tener listo un modelo de UAV que sustituya a los actuales Harfang a partir de 2013 y hasta que el Ejército francés pueda disponer de una nueva generación de aviones no tripulados tipo MALE en 2020. Esta nueva generación será diseñada de manera conjunta por Dassault y por la británica BAE, en línea con el acuerdo de cooperación firmado entre Francia y Reino Unido en noviembre del año pasado.

Según informó ayer el Ministerio de Defensa francés, el UAV que ofrece Dassault para este periodo de transición será una versión adaptada del Heron TP que se fabricará en colaboración con la israelí IAI.

En la práctica, esta decisión deja al Talarion de EADS sin uno de sus tres socios principales. Sobre el papel, solo quedan Alemania y España, aunque también hay un compromiso con la turca TAI para que participe en la fase de desarrollo con un contrato de riesgo compartido.

El programa del Talarion lleva en stand by desde hace un año ante la ausencia de financiación, por parte de los tres países impulsores, para lanzar la fase de diseño y desarrollo del avión. Este bloqueo ha obligado a EADS a abaratar el proyecto para tratar de evitar su cierre.

Así, según los planes iniciales del grupo, el programa exigía una financiación cercana a los 3.000 millones de euros. Para la fase de diseño y desarrollo, el grupo quería que España, Francia y Alemania aportaran 1.500 millones en conjunto.

Ahora, EADS se conforma con fabricar, primero, un prototipo del avión para 2014, para lo que pide 300 millones a los países impulsores (100 millones a cada uno), a pagar en tres anualidades.

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