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El magnate, agredido en su comparecencia parlamentaria

Murdoch se desliga de las escuchas ilegales y descarta la dimisión

Rupert Murdoch se desligó ayer del escándalo de las escuchas ilegales en el Reino Unido y descartó dimitir como máximo responsable de News Corp. Su comparecencia ante el Parlamento británico estuvo marcada por la agresión que sufrió por parte de una persona del público.

El culebrón de las escuchas telefónicas ilegales y los sobornos policiales en el Reino Unido por parte del News of the World se completó ayer con la agresión que sufrió Rupert Murdoch, dueño del tabloide, mientras comparecía junto a su hijo James ante el Parlamento británico.

Cuando los diputados de la Comisión de Cultura de la Cámara de los Comunes llevaban hora y media interrogando a los dos empresarios, un hombre de mediana edad que se sentaba entre el público lanzó una tarta de espuma que impactó en la cara del magnate de los medios. El agresor, retenido por la mujer de Murdoch y, posteriormente, detenido por policías presentes en la sala, se identificó vía Twitter como Jonnie Marbles, "activista y comediante".

El incidente rompió una sesión en la que padre e hijo parecieron repartirse los papeles ante sus interrogadores: el patriarca parecía despistado, ofreció pocas respuestas, y no muy largas, y se distanció lo máximo que pudo del escándalo; mientras, James Murdoch dio la cara ante las preguntas más comprometidas, aunque tampoco asumió ninguna responsabilidad.

La tesis de los dos directivos de News Corp es que ellos no sabían cuál era el alcance de los pinchazos telefónicos y los sobornos hasta que la trama fue desvelada hace unas semanas por The Guardian, que se sienten avergonzados por los actos cometidos por algunos redactores y responsables del ya extinto News of the World y que estas actuaciones se realizaron lejos de su control.

"Día humillante"

"Hoy es el día más humillante de mi carrera", afirmó Murdoch padre, quien esquivó algunas de las cuestiones más peliagudas alegando que los hechos son investigados por la policía.

La revelación más comprometedora la hizo James Murdoch, responsable de los negocios de la empresa en Europa y Asia, al reconocer que el grupo había pagado parte de las costas legales a Glenn Mulcaire, uno de los detectives usados por el tabloide en la escuchas y condenado en 2007 por los pinchazos cometidos. El directivo dijo estar "sorprendido" tras descubrir estos pagos.

Preguntado directamente si pensaba dimitir, Rupert Murdoch negó haberse planteado esa posibilidad. "Soy la persona más adecuada para arreglar esto", apostilló.

Por su parte, Rebekah Brooks, la que fuera mano derecha de Murdoch en el Reino Unido, justificó el uso de detectives como una práctica generalizada en la prensa británica aunque negó conocer a Mulcaire. La exdirectora de News of the World rechazó haber aprobado nunca el pago de sobornos a policías para obtener información y afirmó que solo tuvo conciencia de la gravedad del caso en 2010, tras descubrirse los pinchazos a la actriz Sienna Miller.

Cerco a Cameron

Las declaraciones ayer de Paul Stephenson y John Yates, los exjefes de Scotland Yard, comprometieron algo más al primer ministro David Cameron en el caso de las escuchas ilegales. Según los mandos policiales, el jefe de gabinete de Cameron rechazó una reunión con Yates en septiembre para tratar el caso. Además, el Partido Conservador tuvo que admitir que Neill Wallis, exsubdirector de News of the World, les asesoró durante la pasada campaña electoral.

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