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Viajes

Santo Domingo se viste de luces

La ciudad más antigua de América saca del desván secretos coloniales para fomentar las visitas culturales

Santo Domingo acumula siglos de historia en cada esquina, en particular escenas y testimonios relacionados con la conquista de América y los primeros viajes de Colón al Nuevo Mundo. Las elegantes casas coloniales, el palacio del virrey Diego Colón y la catedral de Santa María de la Encarnación representan los vestigios de aquella cruzada incomparable, al tiempo que sirven de marco ilustre al savoir vivre y el colorido caribeño.

A pesar del caos de las ciudades castellanas, el trazado de Santo Domingo destaca por su racionalidad renacentista, en la que casan bien la sobriedad de las grandes casas coloniales y las plazas de sombras amplias y frondosos caobas. Con sus dos estaciones, el invierno y el "infierno", el abrigo de estas plazas es indispensable para que, a medida que cae la tarde, los habitantes de la ciudad saquen a pasear su vida social. "El dominicano sale todos los días", explican los guías de la ciudad.

Y así puede comprobarse dando una vuelta a partir de las nueve de la noche por la plaza de España, que se extiende al pie del palacio del Virrey, donde las terrazas parecen no dormir nunca entre mojitos, daiquiris y otros cócteles mezclados con la bebida nacional, el ron. Por los bares de la ciudad, el turista también podrá combinarse con otro elemento indiscutible de la cultura nacional, el baile. Merengue, bachata, Juan Luis Guerra, Johnny Ventura y Eddy Herrera planean sobre la cabeza y las piernas de los dominicanos. "Aquí es raro el que no sabe bailar", dicen las chicas, animadas.

Visitar una destilería de ron servirá para hacerse una idea de la relevancia del cultivo de caña y degustar la bebida

Milagros

Destaca entre los monumentos ilustres de visita obligada la catedral de Santa María de la Encarnación, la primera y la única primada de América. Más antigua que algunos de los ejemplos españoles más renombrados, la iglesia más famosa de Santo Domingo fue construida en 1521 según los cánones góticos, que todavía mandaban en la época. Entre sus tesoros destaca un retrato de la virgen de la Altagracia, considerada la patrona de la República Dominicana por popularidad y milagros -su iglesia se encuentra en la localidad de Higüey-.

Camino a la región de Higüey preside la periferia de Santo Domingo y domina la vista de la ciudad un curioso monumento, el Faro a Colón, perseguido por una terrible leyenda negra y en el que supuestamente están enterrados los huesos de Cristóbal Colón (también la catedral de Sevilla alberga presuntamente el cadáver). Diseñado por el arquitecto norteamericano Joseph Gleave, con motivo de un concurso internacional para la construcción de un monumento a Colón, la apariencia estética del edificio no representa su cualidad más apreciada.

¿De dónde procede su leyenda negra? Las obras quedaron aparcadas durante más de 70 años, de tal forma que Gleave no pudo llegar a ver el monumento acabado. Además, poco antes de su inauguración oficial también fue presa de malos augurios. Joaquina Balaguer, una de las hermanas del presidente del Gobierno dominicano, cayó muerta después de una visita en 1992, cuando volvió a su casa, debido a un infarto de miocardio. Los habitantes de la ciudad lo atribuyeron al fucú o mala suerte que rodea en esta región a todo lo que tiene que ver con Cristóbal Colón. Según las habladurías, solo entrar en contacto con su figura daba mal fario.

La capital no tiene playas, ya que la costa sur de la isla es de perfil rocoso, pero las sustituye un animado malecón que los dominicanos no dejan de trasegar día y noche. En este paseo también se hallan, mirando al mar, algunos de los restaurantes más famosos de la ciudad. Para darse un baño es necesario desplazarse a Boca Chica, Juan Dolio o Punta Cana, donde se ubican algunas de las playas más famosas del país. Para las compras, la calle Moades. Una visita a una destilería antigua de ron, y su posterior degustación, puede ser un complemento ideal para la visita.

Fuera de la ciudad nos encontramos con la Cueva de las Maravillas. Contiene representaciones pictóricas de los taínos, el grupo étnico más numeroso en la isla de La Española a la llegada de los conquistadores. Los dibujos dejados en las paredes de la cueva por esta civilización, que nunca llegó a leer y escribir, datan de entre los años 800 y 1.000 después de Cristo. Merece la pena visitarla para ahondar en la historia de la conquista: los taínos, al comprender que el pueblo español había venido a someterlos, se fueron suicidando progresivamente.

Guía para el viajero

Cómo ir. Iberia (www.iberia.com) cuenta con un vuelo que une Madrid con Santo Domingo todos los días, excepto el martes. Los Airbus 340/300 que vuelan en esta línea cuentan con plazas en clase Business Plus, en las que se puede disfrutar, entre otros privilegios, de menús diseñados por Paco Roncero, Ramón Freixa, Toño Pérez y Dani García.Dónde comer. En Santo Domingo, dos buenos restaurantes para degustar los platos típicos dominicanos son el Adrián y el Coluta. Sancocho (guiso de carne, plátano y batata), mofongo, la bandera de carne de res y la habichuela dulce (postre de Semana Santa) son algunas de las recetas tradicionales.Dónde dormir. La cadena hotelera Barceló acaba de renovar dos de sus enclaves más emblemáticos en República Dominicana, el Santo Domingo (en la capital) y el Barceló Playa Bávaro (en Punta Cana). Este último, además, ha subido de categoría hasta las cinco estrellas y se ha convertido en un resort con cinco restaurantes, casino, disco y campo de golf. Más información en www.barcelo.com

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