Zapatero asciende a Salgado y Blanco en el Gobierno para agotar su mandato
José Blanco ocupará la portavocía del Gobierno, Antonio Camacho, la dirección del Ministerio del Interior, y Elena Salgado, la vicepresidencia primera del Ejecutivo. Son los tres únicos cambios que anunció ayer José Luis Rodríguez Zapatero, que opta por un perfil continuista para la etapa final de Gobierno. Sobre un posible adelanto electoral, recalcó que su prioridad es "garantizar la estabilidad económica", ante la crisis de la deuda en la eurozona.
Al final se cumplieron los pronósticos y el presidente optó por una breve remodelación de su Gabinete, con alguna sorpresa, para hacer frente a la salida del Ejecutivo de Alfredo Pérez Rubalcaba y a la vez darle continuidad en los últimos meses de legislatura. Tal y como se esperaba, Antonio Camacho, hasta ahora número dos de Rubalcaba en Interior, fue el elegido para dirigir un ministerio que se conoce como la palma de la mano. "Su éxito en la lucha antiterrorista le avala", dijo ayer Zapatero en una breve comparecencia en La Moncloa para comunicar los cambios de lo que supone la novena remodelación del Ejecutivo desde que está al frente del mismo.
La vicepresidencia primera, otro de los puestos que deja Rubalcaba, se funde con la vicepresidencia segunda dedicada a la política económica, en la persona de Elena Salgado. Además del Ministerio de Economía y Hacienda y la coordinación económica con el resto de ministerios será la "número dos" del Ejecutivo y, por tanto, la encargada de sustituir a Zapatero cuando esté fuera del país. Manuel Chaves sigue como vicepresidente de Política Territorial, en un escalafón inferior a Salgado.
La sorpresa relativa la dio el presidente con la portavocía del Gobierno, hasta ahora también en manos de Rubalcaba. Fuentes del PSOE y la mayoría de ministros daban por hecho que recaería en el titular de la Presidencia, Ramón Jáuregui, que ya había sustituido a Rubalcaba en alguna ocasión. Sin embargo, Zapatero ha preferido entregar esta labor de comunicación al ministro de Fomento, José Blanco, que asume un poder relevante en el Ejecutivo además del que ya tiene en el partido. Zapatero no ocultó ayer que su proximidad con el vicesecretario general del PSOE ha pesado en su decisión final de promocionar a Blanco, sumándole a las tareas que ostenta al frente de Fomento las de dar cuenta a la opinión pública de lo que se decide todos los viernes en Consejo de Ministros.
Más allá de estos cambios, Zapatero reiteró ayer que el adelanto electoral no forma parte de sus prioridades, "dada la delicada situación" de España en los mercados financieros. "La prioridad ahora es seguir gobernando a pleno rendimiento; gobernar es una tarea más apremiante si cabe en estos momentos de graves dificultades en los mercados y de crisis en la zona euro" dijo, señalando que el problema de fondo es la falta de confianza para llegar a un compromiso sobre la crisis de deuda griega. En este sentido, Zapatero instó a las autoridades europeas a clarificar la situación "de forma rápida y precisa". "Se necesitan respuestas europeas ante el ambiente de desconfianza reinante en la zona euro, que se está extendiendo a Italia y a otros países", señaló. En esta línea, indicó que el compromiso con la consolidación fiscal y la reducción del déficit en España es "ineludible", para lo que pidió de nuevo el apoyo de todas las fuerzas políticas.
Programa electoral
El presidente intentó en todo momento separar lo que denominó "acciones de Gobierno" del programa electoral del PSOE que está diseñando el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. "Son dos marcos temporales diferentes, dos espacios nítidamente marcados", dijo al ser preguntado por qué no pone en marcha algunas de las medidas propuestas el pasado sábado por Rubalcaba en su discurso como candidato socialista a las elecciones generales, como la implantación de una tasa que grave las entidades financieras.
La escueta respuesta de Zapatero a las propuestas de Rubalcaba y los cambios anunciados en el Ejecutivo no sentaron bien a la oposición, como era de esperar. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, indicó que los cambios son "más de lo mismo" y "parches" en el Ejecutivo porque Zapatero "no tiene nada que ofrecer". El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, indicó que se ha desaprovechado una oportunidad para reducir ministerios.
En clave más amigable que el PP y CiU, el portavoz del PNV en el Congreso Josu Erkoreka consideró "muy limitado" el cambio, e indicó que la elección de Salgado como primera vicepresidenta pone de manifiesto que Zapatero tiene como prioridad la salida de la crisis económica. La portavoz de UPyD, Rosa Díez, comentó que "no importa quién lleve el féretro porque el Gobierno está muerto".
Un hombre fiel al presidente y que apostó por la opción Rubalcaba
José Blanco, el nuevo portavoz del Gobierno, ha recibido el nombramiento como un premio a su lealtad al presidente del Gobierno. El ministro de Fomento fue una pieza clave para que Zapatero ganara el congreso del PSOE del año 2000 después de la derrota de Joaquín Almunia. Si bien no entró en el primer Gobierno de Zapatero, se convirtió en el hombre fuerte del partido desde su cargo de secretario de Organización e impulsó la modernización de la estructura e imagen del PSOE.El presidente del Ejecutivo tampoco contó con él cuando ganó las elecciones en 2008. Sin embargo, en la crisis de Gobierno de abril de 2009, José Blanco fue nombrado titular de Fomento en sustitución de Magdalena Álvarez. Un año antes, Zapatero también le eligió como vicesecretario general del PSOE, un cargo desaparecido desde que lo ocupara Alfonso Guerra.Blanco ha coordinado todas las campañas electorales a nivel nacional desde 2003 y su peor derrota se produjo en las elecciones del pasado 22 de mayo, cuando el PSOE no fue la fuerza más votada en ninguna comunidad y perdió grandes capitales como Barcelona. Desde entonces, apoyó la opción de Alfredo Pérez Rubalcaba para liderar la candidatura a las próximas elecciones generales. Y la nueva imagen del Gobierno espera que Rubalcaba cuente con él si algún día es presidente del Gobierno.
Antonio Camacho, premio a siete años de lucha contra ETA
La designación del hasta ahora secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, para situarse al frente del Ministerio del Interior era la crónica de un nombramiento más que anunciado, dada la total sintonía con Rubalcaba y el aval que supone para dar continuidad a la lucha contra el terrorismo.Camacho es de los pocos altos cargos que permanecía en su mismo puesto desde la llegada de Zapatero a La Moncloa en 2004. Este fiscal de carrera llevaba ya siete años como número dos de Interior, primero bajo la dirección de José Antonio Alonso y desde 2006 con Alfredo Pérez Rubalcaba. El tiempo de Camacho como secretario de Estado de Seguridad ha coincidido en la lucha contra el terrorismo con la última negociación entre un Gobierno y la banda terrorista, entre marzo de 2006 y junio de 2007. También con una fase de gran operatividad de las Fuerzas de Seguridad y un alto número de detenciones y desarticulación de comandos de la banda terrorista ETA. Solo desde la llegada de Rubalcaba al ministerio han sido detenidos más de 530 etarras y en torno 200 integrantes de la kale borroka, informa Europa Press. No obstante, el nombre de Camacho también está involucrado en el caso Faisán, en el que se investiga si un soplo policial frustró una operación contra la red de financiación de ETA.