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A fondo

Netflix, Telefónica y el botín brasileño

Terra lanzará en agosto su 'video store' en toda América Latina; ahora solo está operativa en Brasil.

Seguramente, el nombre de Netflix no sea reconocido todavía por mucha gente en España, básicamente porque es una empresa muy exitosa, pero solo en EE UU y Canadá, únicos países donde opera hoy. Pero conviene no olvidarse de esta marca porque esta firma estadounidense, que ha revolucionado la forma de consumir cine allí donde está, puede convertirse en poco tiempo en una auténtica pesadilla para alguna empresa española. Empezando por Telefónica.

La razón no es otra que Netflix, que distribuye películas a través de sus servicios de alquiler de DVD y de cine online, anunció la semana pasada que desembarca en Latinoamérica a final de año. Una noticia que se tradujo inmediatamente en una subida en Bolsa de la compañía de un 8,07% el pasado miércoles (día que anunció sus planes de expansión), y que seguramente también hizo encender las alarmas en los cuarteles generales de la operadora en los diferentes mercados de la región.

Si se mira el detalle de la oferta de la firma estadounidense es fácilmente entendible. Netflix ofrecerá en Latinoamérica series de televisión y películas sin limitaciones a través de ordenadores, televisores y otros dispositivos con acceso a internet mediante una suscripción mensual (en los países donde ya opera, esta suscripción cuesta 7,99 dólares, 5,52 euros). Y ahí chocará de lleno con Terra, el portal de Telefónica que, pese a haber perdido fuelle en España, es un peso pesado en la mayoría de países latinoamericanos, especialmente en Brasil. Sin duda, uno de los mercados donde Netflix pondrá mayor interés en hincar su diente, por los crecimientos que está experimentando.

La operadora española tiene a su favor que en esos países tiene una marca muy reconocida (hoy Terra tiene en la región una audiencia mensual de 81 millones de personas). Pero, aún así, no conviene descuidarse, porque quien le va a querer pisar los talones es una empresa que solo entre EE UU y Canadá suma ya 26 millones de clientes, muchos declarados fanáticos del servicio. Netflix ha reconocido, además, que prevé llegar a los 30 millones de usuarios antes de fin de este año.

Netflix ofrecerá su servicio de películas en streaming en español, inglés y portugués en un total de 43 países entre Latinoamérica y Caribe, y dispone en estos momentos de un catálogo de 3.500 largometrajes. Mientras, Telefónica, que lanzó Terra TV en 1999, cuenta desde entonces con una oferta gratuita para ver películas y series que se rentabiliza por publicidad, y desde el pasado febrero disponen de una video store (una tienda de contenidos) dentro del portal, de momento solo disponible en Brasil, aunque a partir del próximo mes de agosto se lanzará al resto de países latinoamericanos.

Dentro de Terra TV Video Store, la operadora tiene tres ofertas distintas: la compra de películas por 8 euros, el alquiler de un largometraje por 48 horas y 2 euros por película, y la suscripción, que por 8 euros al mes da acceso a todo el catálogo. El portal ya cuenta con 160.000 usuarios registrados en el servicio y están entregando entre 50.000 y 70.000 vídeos al mes.

En cualquier caso, parece claro que Brasil es el objetivo primero. Es el botín más grande y allí la lucha puede ser intensa, porque todo apunta que Netflix pondrá todo su peso en ese país, y que Telefónica no está dispuesta a rebajar su posición en ese mercado. Un buen conocedor de este negocio y de Netflix apunta que la estrategia de la firma estadounidense será hacerse rápidamente con una cuota de mercado importante entre las capas sociales más altas de estos países sudamericanos, porque son quienes cuentan con una banda ancha suficientemente buena como para disfrutar el servicio en streaming que ofrece Netflix.

Con estas mimbres, la compañía estadounidense, si consigue hacerlo bien en Latinoamérica, podría convertirse en el mayor operador de cable sin serlo (porque, realmente, utiliza internet para ofrecer sus servicios), y amenazaría seriamente a este tipo de empresas. Además, nadie debe olvidar un dato: sus costes de llegar al usuario son muy bajos, porque -al igual que ocurre con otros servicios de internet- no son ellos los que tienden las redes de telecomunicaciones y, por tanto, no incurren en una inversión que sí supone grandes desembolsos.

Fortalezas de Terra

Con todo, Netflix no debe pensar que va a tener el terreno allanado para barrer a sus rivales sin esfuerzo, y habrá que ver, cuando entre en esos países, cómo ejecuta su estrategia. No hay que olvidar, volviendo al caso de Telefónica y Terra, que el portal de la operadora española también presentará batalla agarrándose a otras de sus fortalezas. Terra ha montado en la región una central de distribución de contenidos, con el objetivo de estar más cerca del usuario y ofrecerle así una mejor experiencia. Además, cuenta con acuerdos con las majors estadounidenses y tiene cerrados derechos importantes como la retransmisión de la próxima Olimpiada de 2012 en Londres para Latinoamérica. En cuanto a películas, hoy su catálogo es de 5.000 títulos y esperan acabar el año con 10.000.

Pase lo que pase, el órdago de Netflix está echado. De momento, hacia los proveedores de contenido en Latinoamérica. Ahora, la duda es si también desembarcará en España. La empresa no ha dicho nada al respecto, aunque hace unas semanas Le Figaro publicó que lo haría antes de que acabara 2011. También el jueves pasado Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles, aseguró que el rey del cine en streaming había contactado con varios productores españoles para entrar en España en enero de 2012. Y Pérez, conocedor del poder de Netflix, alertó a las empresas españolas de que deben reaccionar antes de que sea tarde e invitó a la patronal tecnológica Ametic a sumar esfuerzos para dar la réplica al videoclub online estadounidense.

Netflix ha roto el orden establecido en este sector en EE UU, logrando facturar el pasado año 1.574 millones de euros, un 29,5% más que en 2009. Y todo, sin contar con un catálogo de rabiosa actualidad, aunque sí muy práctico. Ahora las preguntas son varias: ¿logrará Netflix alcanzar el mismo peso en Latinoamérica y España, si llega a nuestro país? ¿Están contentas las majors americanas (dueñas de los contenidos) con esta expansión de Netflix (porque sin duda les dará más ingresos pero les restará aún más poder) o han claudicado a su fuerza de distribución?

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