Grecia atrapa al euro en un callejón con difícil salida
La UE se ve forzada a continuar con un rescate de dudosos resultados, pero cuya suspensión provocaría una tormenta financiera de repercusión mundial
Las operaciones de rescate financiero son infinitamente menos sangrientas y dolorosas que las campañas militares. Pero ambas intervenciones tienen un punto en común: se sabe cuándo empieza la ofensiva pero es imposible predecir la hora de la victoria... o la del repliegue.
Ese momento de incertidumbre atenaza a los países del euro, cuyo desembarco en Grecia con 110.000 millones de euros no consigue avanzar hacia los objetivos previstos pero tampoco permite dar un paso atrás sin sufrir numerosas bajas en el sector financiero europeo.
"Grecia se ha convertido en un compromiso vital para la zona euro", reconoció el viernes en Bruselas el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al término de una cumbre europea que trazó la estrategia a seguir por parte de los aliados tras el fracaso en Atenas de la primera operación de rescate, pero no despejó las dudas sobre la envergadura del segundo rescate y mucho menos sobre sus posibilidades de éxito.
Los líderes europeos se limitaron a suscribir la declaración pactada el pasado domingo en Luxemburgo por el Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro), en la que supeditaron la liberación de los próximos préstamos (12.000 millones de euros) a la aprobación en el Parlamento griego de un draconiano plan de ajuste hasta 2104 (con recortes de 28.000 millones de euros y privatizaciones por un valor estimado de 50.000 millones).
A la espera de la votación parlamentaria en Atenas (prevista para el próximo jueves día 30), la cumbre de Bruselas no concretó la oferta de los ministros sobre futuras ayudas ni endureció el párrafo de la declaración en la que se urge a los conservadores griegos a cerrar filas con el gobierno socialista para aprobar las impopulares medidas (recorte de pensiones y de salarios de los funcionarios, y subidas de impuestos).
A pesar de la indefinición, los primeros ministros, como antes sus titulares de Finanzas, se rindieron a la evidencia de que la intervención en Grecia no concluirá en 2013 como se había anunciado. Y de que pase lo que pase en con las trifulcas electoralistas entre el Pasok y Nueva Democracia, la zona euro no puede permitirse la bancarrota de Grecia sin exponerse a un cataclismo financiero de imprevisibles consecuencias.
Así se lo advirtió el pasado lunes al Eurogrupo el director gerente en funciones del Fondo Monetario Internacional, John Lipsky, alarmado por el riesgo de que un problema relativamente menor como Grecia (2% del PIB de la zona euro) acabe dañando a la banca de la zona euro y repercutiendo en la economía mundial. Esa potencial correlación "entraña un mensaje importante", a juicio de Lipsky: "Que el éxito en la gestión de la crisis actual redundará en beneficio no solo de la zona euro sino de todo el planeta". Y el batacazo del viernes de la banca italiana, tras la amenaza de una rebaja del rating de varias entidades, confirmó que el zarpazo temido por Lipsky puede llegar en el momento más inesperado y sorprender a cualquier socio del euro.
Esa amenaza condena a los líderes europeos, reunidos jueves y viernes en Bruselas, a continuar la campaña en un terreno fiscal tan inhóspito y minado como el de Grecia, donde las medidas de austeridad agravan la recesión (con una caída del PIB del 4,5% el año pasado y otra prevista del 3,8% en este ejercicio) y reducen los ingresos de la Hacienda helena (en los cinco primeros meses ya acumula un déficit de casi 1.000 millones de euros sobre los objetivos previstos).
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, negó el jueves, al término de la primera jornada de la cumbre, que ese círculo vicioso sea inevitable. E invocó su experiencia como ministro del Presupuesto en el Gobierno de Bélgica durante la etapa previa del euro, en la que su país tenía una deuda pública del 135%, como ejemplo de que "si los programas de ajuste se cumplen año tras año, la población recupera la confianza y se acaban generando las condiciones adecuadas para el crecimiento o y la creación de empleo".
La comparación se antoja un tanto asimétrica. Bélgica es uno de los países con mayor renta per cápita de Europa (118% sobre la media comunitaria) y con enorme potencial exportador y de atracción de inversión extranjera
La renta de Grecia, en cambio, no llega al 90% de la media. Y su Estado se encuentra en una situación tan precaria que el programa de rescate incluye asistencia internacional para dotar al país de sistemas adecuados de estadísticas, recaudación de impuestos o de registros de la propiedad.
Con esa situación, parece prácticamente imposible que Grecia pueda afrontar por sí sola la financiación de una deuda que, según las previsiones de la Comisión Europea, escalará en 2012 hasta el 166,1% de su PIB. La cancelación del plan de rescate abocaría a Atenas a la suspensión de pagos casi inmediata. Y, según muchos análisis, a la salida del euro para poder reestructurar su deuda.
Ambos escenarios resultan inaceptables para la zona euro por lo que el presidente del gobierno griego, el socialista Yorgos Papandreu, salió de Bruselas con la garantía política e implícita de que recibirá nuevas municiones, por valor de otros 60.000 millones de euros, para seguir librando su batalla contra el déficit público. Pero Papandreu también comprobó, por si le quedaba alguna duda, la creciente desconfianza de sus socios y acreedores, que ya han arriesgado 53.000 millones de euros y temen que solo sea el comienzo de una factura potencialmente billonaria.
Algunos miembros de la coalición internacional ya flaquean. Y esta misma semana, en la reunión del Eurogrupo, Holanda (el quinto contribuyente más importante al rescate) hizo saber que podría retirarse de la operación si la zona euro no recluta nuevos refuerzos entre las entidades financieras con presencia en el campo de batalla griego. El FMI también empieza a exigir mayores garantías para seguir colaborando
La zona euro no puede permitirse bajas tan importantes en una operación sufragada en un 80% solo por cuatro países (Alemania, Francia, Italia y España) y de la que ya se ha retirado Eslovaquia de manera voluntaria y Portugal e Irlanda por haberse contagiado con el virus griego. Finlandia también podría optar por la retirada en cualquier momento si su Parlamento sospecha que los préstamos a Grecia están cayendo en un fondo tan insondable como perdido. Salvando las distancias, en Grecia, como en Afganistán o en Irak, lo difícil será aguantar hasta el final y encontrar la salida.
El FMI ruega a la UE que evite el contagio de la crisis a la banca
Varios países amenazan con desertar de la operación de rescate
Los bancos se apuntan
Los Gobiernos europeos comenzaron el miércoles pasado los contactos con el sector financiero para lograr una "participación informal y voluntaria" en la segunda operación de rescate de Grecia. Bancos franceses y alemanes, que figuran entre los principales acreedores del país (con una exposición de 16.000 millones y 10.000 millones de euros, respectivamente), han mostrado su disposición a refinanciar la deuda griega a medida que vaya venciendo. La continuidad de esos préstamos permitirá, según las conclusiones del Consejo Europeo celebrado jueves y vienes en Bruselas, "una reducción sustancial de la financiación exigida cada año dentro del programa de rescate". Se calcula que por esa vía podrían lograrse unos 30.000 millones de euros para una brecha fiscal de unos 130.000 millones de euros hasta 2014. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló en Bruselas que la banca española también se ha mostrado dispuesta a participar en el plan, aunque recordó que su presencia en Grecia es mínima.
Los pasos para otro rescate
1 Parlamento griego. El Gobierno de Papandreu presentará el martes 28 de junio ante el Parlamento el plan de ajuste pactado con la CE, el BCE y el FMI. Los socialistas, si no hay deserciones, disponen de mayoría absoluta para aprobarlo, aunque las instituciones europeas han urgido a los conservadores a respaldarlo también para facilitar su aplicación. La votación tendrá lugar, previsiblemente, el jueves 30.2 Eurogrupo. Si el Parlamento griego respalda el ajuste, el Eurogrupo se reunirá el domingo 3 de julio para autorizar la entrega del quinto plazo del primer plan de rescate, al que los países del euro aportan 8.700 millones de euros en préstamos bilaterales.3 Más fondos. El Eurogrupo se volverá a reunir el 11 de julio en Bruselas con el objetivo de cerrar un acuerdo sobre las grandes líneas del segundo rescate. La zona euro podría ofrecer a partir de 2012 otros 33.000 millones de euros, a sumar a los 32.000 pendientes para entonces del primer rescate.4 FMI. A mediados de julio (en torno al día 15), el Fondo Monetario Internacional podría liberar su aportación al quinto plazo del primer rescate, cifrada en 3.300 millones de euros. El Fondo, además, podría aceptar colaborar en el segundo rescate, con una aportación equivalente al 25-30% de los préstamos de la zona euro.5 Privatizaciones. Buena parte del segundo rescate se espera que proceda de las privatizaciones previstas del plan de ajuste que el Parlamento griego votará el día 30 de junio. El calendario exigido por la troika (CE, BCE y FMI) prevé hasta 20 operaciones entre julio y finales de año, con la venta de participaciones públicas en compañías de aguas, puertos, loterías, ferrocarril, o bancos, así como algunas adjudicaciones de servicios públicos. Si se cumplen las previsiones, Grecia ingresará 4.600 millones durante el próximo semestre y otros 10.000 millones durante 2012. El objetivo es que las privatizaciones aporten en total 50.000 millones hasta 2105, final teórico del rescate.
Las cifras
28.000 millones de recorte de dé-ficit exigen la UE y el FMI a Grecia hasta 2014 a cambio de nuevos préstamos.2015 es el año en el que podría concluir el segundo plan de rescate. Se espera que 50.000 millones provengan de las privatizaciones.166% es el porcentaje que supondrá la deuda griega sobre el PIB en 2012, según las previsiones de la Comisión Europea.