Grecia, debilidad de la economía... y el que faltaba: el petróleo
Llevamos una semanita que no valemos para sustos. La situación de Grecia nos tiene con el alma en vilo, pendientes de cada titular que aparece sobre las decisiones a tomar para aceptar las nuevas medidas de rescate y los comentarios internacionales de presión a los políticos del país para que acaben haciendo lo que deben hacer.
La oposición no parece estar por la labor, y esa fe casi inquebrantable en que los políticos acaban haciendo lo que deben hacer cada minuto que pasa se resquebraja un poquito. Esta incertidumbre hace que sea muy difícil poner dinero de largo plazo y por lo tanto los mercados están sujetos a golpes que nos vengan paralelos a esta espera a una solución griega.
Ayer tuvimos otro momento importante en los mercados, que fue la decisión sobre tipos de interés de la Reserva Federal norteamericana. Estábamos pendientes de su opinión sobre la marcha de la economía y de si decía algo sobre el programa de compra de bonos. Aceptó que la economía estaba yendo más lenta de lo que sería deseable y reafirmó que el dichoso programa se iba acabar a finales de este mes. Habló de que estarían vigilantes y preparados para cualquier cosa por si la situación empeoraba, pero como los bancos centrales tienen mucha fama de no hacer nada antes de que pase, todo el mundo aceptó que podría haber otro programa de compras pero cuando la economía ya estuviese palpablemente débil.
Hoy hemos tenido en Europa datos macro que han salido peores de lo esperado y que apuntan a una mayor debilidad de la economía. Desde China también nos han venido en el mismo sentido y en Estados Unidos también. Todo esto acaba de redondear una situación de debilidad económica que hace que el final del QE2 sea en el peor momento posible porque se retiran del mercado inyecciones de casi 6.000 millones de dólares al día. Como precisamente esto sale de una impresora, es la principal fuerza de debilidad del billete verde. Debilidad económica y fortaleza del dólar es lo que peor llevan las materias primas.
Y aquí es donde aparece la guinda del pastel. Teniendo la situación anterior, el precio del crudo empieza a bajar. Como el dólar se recupera, el euro se debilita y como la situación de Grecia no está clara, el euro-franco suizo también baja y como la cotización del euro se relaciona con la confianza en la Eurozona, baja más todavía, lo que empeora los precios del crudo. Como vemos ha sido un pez que se muerde la cola.
El precio del crudo se aceleraba a la baja y ha aparecido el rumor de que la Agencia Internacional de la Energía iba a poner en circulación 60 millones de barriles. Poco después se ha confirmado y el precio ha caído cerca del 5%. La razón de esta salida de reservas viene por el miedo a una interrupción de suministros por el conflicto de Libia. Se han apresurado a decir que no tiene nada que ver con los altos precios del crudo, la crisis de Grecia o por los especuladores del mercado, simplemente es para evitar que la crisis de Libia genere una interrupción real de los suministros y perjudique a la recuperación de las economías, que intentan adelantarse al evento.
Como ahora mismo nos hemos centrado en el crecimiento, un entorno de bajo crecimiento junto con un desplome de los activos de riesgo, ha disparado los activos más seguros, en concreto la deuda de Alemania. Este fuerte apoyo está ayudando a disparar los diferenciales con la deuda de la periferia de la Eurozona y provoca subidas también en los CDS, que perjudican al Euro,... y vuelta a empezar.