La herencia del paraíso perdido
Hoy se cumple el tercer aniversario de la Expo con todos los grandes proyectos devastados por la crisis.
Hoy hace tres años, la Exposición Internacional de Zaragoza abría sus puertas , con la previsión de un impacto millonario (2.600 millones, según la Fundación Economía Aragonesa -Fundear-) . Pero su clausura, en septiembre de 2008, coincidió con el mal augurio de la quiebra de Lehman Brothers, y, desde entonces, la crisis ha ido minando aquel sueño llamado a cambiar la fisonomía de Aragón.
Ninguno de los proyectos emblemáticos de la Expo ha conseguido , en estos tres años, alcanzar los objetivos para los que fueron concebidos. Aunque también hay que reconocer, de momento, que ninguno ha sido cancelado. Todos se hallan en un frío y destartalado andén, a la espere de que llegue el tren de sus particulares desarrollos.
El faro emblemático de la Expo, la Torre del Agua, conserva la altura de su inversión (costó 53, 5 millones) y , desde sus 76 metros, otea , solitaria, su futuro. De momento, está vacía, aunque la Caja de Ahorros de la Inmaculada (CAI) tiene el compromiso de su gestión durante 20 años y mantiene el proyecto de instalar en su interior un muestrario de divulgación científica. Si el consumo se recupera, la torre podría añadir otra planta para instalar un restaurante con privilegiadas vistas.
La otra gran entidad de ahorro regional, Ibercaja es la gestora de otra de las realizaciones señeras de la Expo: el Pabellón Puente. Una joya de la arquitectura contemporánea, obra de la arquitecta Zaha Hadid, cuyo coste superó los 87 millones.Si se cumplen las previsiones, en 2012, abrirá en su interior un museo dedicado a las nuevas tecnologías.
Más crudo lo tiene el Parque Empresarial de la Expo, llamado a ser uno de los más importantes de Europa. Tras unos comienzos verdaderamente espectaculares, que llenaron el 40% de su superficie, la crisis lo mantiene prácticamente paralizado. Para 2013 se proyecta instalar en este recinto la Ciudad de la Justicia, una realización que podría actuar como revulsivo.
El Acuario fluvial nás grande de Europa constituye uno de los atractivos turísticos de Zaragoza, pero la afluencia de visitantes no compensa los 23, 5 millones que se invirtieron en su construcción. Comparte su incierto futuro con el macroparque de la Expo, en el que se invirtieron cerca de 90 millones. A pesar de que constituye el gran pulmón verde de la capital aragonesa, el coste de su mantenimiento (1,6 millones de euros) supone una pesada hipoteca para las cuentas de un Ayuntamiento con escaso dinero en sus arcas.
El mejor balance de las grandes realizaciones de la Expo le corresponde al Palacio de Congresos, donde se invirtieron 90 millones. Gestionado por la Cámara de Comercio de Zaragoza, (cuyo presidente, Manuel Teruel, se ha situado recientemente al frente del Consejo Superior,), constituye una pieza fundamental para justificar la escalada de la capital aragonesa como ciudad de congresos. Los cerca de 500 eventos celebrados el año pasado reportaron 76 millones.
El gran sueño de convertir a Zaragoza en la capital mundial del agua se encuentra hoy bastante apagado.El espectacular Pabellón de España no será la sede del Instituto de Investigación para el Cambio Climático y se contentará con formar profesionales para el cambio energético.