El delirio y la lucidez
Fando y Lis, la obra cumbre de Fernando Arrabal, aterriza en las tablas de Círculo de Bellas Artes de Madrid. Más de 50 años después de su estreno, este artefacto mágico sigue desplegando toda su alucinada lucidez.
"El amor es frustración. Frustración por no ser el otro, por no hablar como el otro, por no mover las manos como el otro". La voz en off de Fernando Arrabal acompaña como un arrullo somnoliento al espectador en el inicio del último montaje de Fando y Lis, obra clave del universo arrabaliano. Fando, impotente, colérico y tierno, carga a sus espaldas con Lis, paralítica, resignada, sometida. La pareja emprende el camino a Tar (quimérica arcadia donde "todo es bondad"). El mito de Sísifo revisitado.
El texto, escrito en 1955, entronca con el género del Teatro del Absurdo, pasado por el tamiz entrópico del dramaturgo melillense. Amor y violencia, culpa, poder, incomunicación, un estéril devenir hacia un destino utópico. La adaptación de la compañía Teatro de Cerca subraya el dramatismo lírico de la obra difuminando la carga de sadismo y misantropía del original. Una escenografía sobria concentra la atención sobre los distintos lenguajes escénicos que se superponen sobre las tablas: danza, títeres o clown. Entre sonidos de bombas y metralla la triada simbólica del imaginario franquista (ejército, pueblo y República) se presenta ante la pareja. Un constante juego de alegorías, una maraña de imágenes del subconsciente.
Fando (contracción de Fernando) y Lis (trascripción onomatopéyica del nombre de la esposa de Arrabal), es un dialogo surreal acerca de la identidad, tanto individual como colectiva. Una gran oportunidad para acercarse a la obra de uno de los dramaturgos contemporáneos más respetados. Se podrá disfrutar en el Teatro del Círculo de Bellas Artes de Madrid hasta el próximo 21 de mayo.