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El ex presidente eleva la prima de riesgo

Aznar frente a su guiñol

José María Aznar aprovechó el lunes una conferencia en la Universidad de Columbia (EE. UU.) para minar la confianza de los mercados respecto a la solvencia del Reino de España con estas palabras: "tiene muy, muy complicado pagar su deuda" tras la reciente subida de tipos de interés.

Para comprender semejante desvarío en un ex presidente del Gobierno, quizá haya que remontarse hasta el 14 de marzo de 2004. Esa noche, al salir con cara demacrada a sostener la mano de Mariano Rajoy en el balcón de Génova, Aznar dio el paso definitivo para dejar de ser el estadista que se creía en el rancho tejano de Bush y pasar a convertirse en un perfecto clon de su guiñol.

Posiblemente, su voluble personalidad no estaba preparada para encajar una derrota electoral que, para sus adentros, suponía un injustísimo pago de los ciudadanos a los méritos que creyó contraer en sus ocho años de Gobierno.

Desde entonces hasta hoy, son bien conocidas sus esperpénticas salidas de tono, desde afirmar que él ya sabe que se puede tomar unos vinos y conducir, hasta, en la misma conferencia del viernes, calificar de "amigo" a Muhammad el Gadafi, el líder libio que está masacrando a su pueblo.

Siendo graves esas declaraciones, quizá lo sea aún más la referente a la deuda. Al afirmar que España tendrá dificultades para pagarla, automáticamente Aznar está elevando la prima de riesgo del Reino. Los diferentes tipos de interés entre inversiones alternativas son, en definitiva, una compensación por el riesgo asumido en cada una por el prestamista.

Así las cosas, cabe pensar que el ex presidente del Partido Popular busca para España una salida "a la portuguesa": que el desplome económico alcance un punto de insostenibilidad que se lleve por delante al Gobierno, aunque sea a costa de la petición de rescate. A fin de cuentas, los correligionarios populares de Portugal hicieron algo parecido al rechazar el plan de ajuste propuesto por José Sócrates, y que terminó provocando su dimisión. Hoy, los portugueses se enfrentan a un ajuste mucho más drástico, impuesto por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Algo parecido hizo el PP en mayo del año pasado, al abstenerse en una dramática votación del Congreso que marcó la caída del caballo de Zapatero en su política económica. Deberían saber los populares que los errores del PSOE en esta materia les auparán al poder casi con toda seguridad antes de un año, a pesar de haber protagonizado la mayor red de corrupción conocida en democracia. Tenga un poco de paciencia, señor Aznar, y no haga más daño al país al que tanto dice querer.

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