Goldman trata de pinchar la burbuja del petróleo
¿Se acabó la fiesta de las materias primas? Si es así, el punto de inflexión lo hemos pasado hace menos de 24 horas. Goldman Sachs, que hace cuatro meses aconsejó a los inversores abrir posiciones en materias primas (petróleo, algodón, cobre y platino, la cesta CCCP por sus siglas en inglés) advirtió ayer que la escalada de los precios puede estar quedándose sin fuerzas. La respuesta del mercado es un reflejo de que la situación está ya madura: el petróleo cayó más del 3%, algo incompatible con un mercado puramente alcista.
Las dudas expresadas por Goldman, en todo caso, son cualquier cosa menos nuevas. El posible descenso de la demanda por el tsunami de Japón y por el encarecimiento del combustible se combina con el componente especulativo de estas subidas de precios. La capacidad de producción de petróleo no utilizada y las existencias son mayores que en 2008, cuando el Brent marcó máximo histórico. Y las posiciones especulativas alcistas en el mercado del crudo son cuatro veces las que se registraban en 2008, alerta Goldman. Entonces el Brent llegó a 146 dólares en julio para caer un 75% de ahí a diciembre, si bien es cierto que por el caminó quebró Lehman.
La inversión en ETF de materias primas, tanto petróleo como materias agrícolas, industriales o metales preciosos, ha sido una de las jugadas de moda en un mundo financiero que no se ha terminado de creer el alza de la Bolsa. Las commodities han ofrecido rendimientos más rápidos y no dan tantos sustos. Según Lipper, en EE UU entraron 4.000 millones solo en febrero. Y Bloomberg apunta, también, que las opciones para protegerse de caídas en el precio del barril se están encareciendo en el mercado de derivados.
Obviamente, Goldman puede errar, aunque la mera publicidad de su comentario hace más verosímil el cumplimiento. En cualquier caso, solo cabe recordar que, por muy sólidos, fundamentados e imparables que parezcan los movimientos del mercado, todo lo que sube baja en algún momento, y es evidente que el alza de las materias primas tiene un componente especulativo que exagerará los movimientos. El inversor debería tenerlo en cuenta y, quizá, el Banco Central Europeo, también. Porque fue precisamente en 2008, poco antes de que la especulación llevase el petróleo a máximos, cuando Jean Claude Trichet subió tipos con el clásico discurso de los efectos inflacionistas de segunda ronda.