Bruselas deja a la industria la protección de datos de las RFID
La Comisión Europea firmó ayer un acuerdo voluntario con la industria europea para intentar garantizar la protección de los datos recogidos cada día por los cientos de millones de microchips instalados en objetos tan cotidianos como los móviles, los bonobuses electrónicos o la tarjeta para peaje de las autopistas. Bruselas calcula que durante este año más 1.000 millones de esos microchips saldrán al mercado en Europa. Y a nivel mundial, se calcula que en 2020 podría haber 50.000 millones de productos conectados electrónicamente.
La comisaria europea de Sociedad de la Información, Neelie Kroes, confía en que el acuerdo resuelva "la legítima preocupación" de los usuarios respecto a la privacidad de los datos recogidos por la nueva tecnología de identificación por radiofrecuencias (RFID, en sus siglas en inglés). Esa tecnología, basada en microchips que se activan de forma automática ante la proximidad de un lector con el que intercambia ciertos datos, permite acelerar numerosos procedimientos, como el acceso a una oficina o un garaje. Pero la Comisión reconoce que si no se adoptan medidas preventivas, esas pulgas inteligentes también podrían revelar datos personales a lectores ajenos al destino inicial.
El acuerdo auspiciado por Kroes comprometerá a las empresas firmantes a evaluar los riegos de seguridad para la privacidad de los usuarios y tomar medidas de precaución antes de colocar en el mercado un producto con microchip. Bruselas cree que se deberá prestar especial atención en el caso de aplicaciones que recojan datos tan sensibles como los biométricos o los relacionados con la salud y la identidad de las personas.
Organizaciones no gubernamentales y autoridades nacionales de protección de datos también suscribirán un acuerdo que se añade a la recomendación emitida en 2009 por la CE. Esta reconoció el derecho de los consumidores a que se desactiven de manera automática y gratuita los microchips de un producto recién adquirido a menos que acepten expresamente mantenerlo activo. La recomendación también pedía que empresas y organismos públicos informen de forma clara cuándo utilizan microprocesadores inteligentes y qué tipo de información están almacenando.