Kinépolis desplaza su negocio desde el cine a las convenciones
Kinépolis desplaza su negocio desde el cine a los congresos empresariales. La empresa de exhibición cinematográfica busca así alternativas para frenar el impacto de la piratería. Las proyecciones en 3D ayudan a salir del bache, pero no son la solución.
Renovarse o morir. Las salas de exhibición cinematográfica llevan años debatiéndose entre el cierre y la reformulación de un negocio al que la piratería seguirá pasando factura. Kinépolis cree haber encontrado la alternativa en su reconversión, aunque solo de lunes a viernes, en centro de congresos y convenciones para empresas.
"Los grandes títulos los estrenamos en siete u ocho salas a la vez, pero un martes o miércoles no necesitas ocho copias de la misma película", reconoce Manu Claessens, director general de Kinépolis España. "Y nosotros tenemos que amortizar nuestra infraestructura", apunta.
Por ello, desviar parte de la actividad a nuevos negocios se hace imprescindible. "Poco a poco, las empresas se dan cuenta de que la típica cena de Navidad o la corbata no es lo que está buscando su gente, que prefiere un rato con la familia viendo Harry Potter aunque el director general dé antes un discurso", justifica. Una modalidad de negocio que creció un 20% en 2010 y lo hará un 10% en 2011. "En Francia el 40% de las entradas que vendemos es a través de las empresas con pases privados o cheques de entradas", apunta Claessens.
Pero pese a insistir en su reconversión como única alternativa, el máximo responsable de Kinépolis en España asume que el cine tradicional sigue siendo el eje de su negocio. Aunque este también esté en transformación. Por un lado las proyecciones en tres dimensiones, el nuevo polo de atracción de espectadores. "El 3D aporta valor al cliente, que está dispuesto a pagar un poco más, pero no es la salvación del cine solo es algo que ayuda", recalca. "Lo que salvará al cine es ser creativo y ofrecer experiencias que te alejen del sofá".
Un gancho que no todos los exhibidores han logrado. De hecho el director en España de la empresa de origen belga reconoce que "no todas las salas españolas son rentables". "Pero nosotros sí", matiza de inmediato. "Porque hemos elegido muy bien dónde ir con nuestros cines, sin seguir a ciegas a los promotores de centros comerciales", argumenta. "Nunca hemos ido de su mano, sino que hemos sido fieles a nuestra vocación y el 95% de los terrenos donde estamos son nuestros, por ejemplo, somos los dueños de los espacios donde están los restaurantes de nuestros tres complejos de cines". En concreto, en Madrid, Valencia y Granada.
Mientras, la digitalización de las salas no tiene vuelta atrás. Aunque España sigue a la zaga respecto al resto de Europa. "Es una transformación muy cara, porque los proyectores digitales en 2D cuestan unos 100.000 euros y 40.000 más si son en 3D" matiza. "Parte del ahorro es para la distribuidora porque ya no tiene que hacer bobinas, solo tiene que tener un disco duro y transmitir datos por satélite, por eso nosotros decimos que parte de la conversión la tienen que financiar los distribuidores, nosotros tendremos todas las salas a principios de 2012", promete.
'Torrente IV', reinará este año en la taquilla
El cuarto episodio de la saga Torrente se ha convertido en el rey de las pantallas españolas en 2011. "Claro que es un blockbuster y es una película cara, porque ha costado unos 10 millones de euros", aseguraba ayer el director general de Kinépolis España. De hecho, sus amenazas vienen del otro lado del Atlántico. Cars II y la cuarta parte de Piratas del Caribe (con Penélope Cruz como gancho) son las principales alternativas, según Claessens, para alzarse con el triunfo en taquilla. "Para nosotros las cuotas no son un problema, porque tenemos muchas salas", reconoce. "Tenemos que potenciar los contenidos españoles, porque en Francia el 40% de la taquilla es francesa y nos gustaría que aquí pasara lo mismo, es la única manera de marcar la diferencia entre un año normal y un buen ejercicio", asume.