El libro electrónico gana terreno frente al libro de papel
El libro electrónico tiene cada vez más seguidores. Es un hecho probado y además, no hay más que fijarse en que cada vez hay más usuarios de transporte público con uno de estos dispositivos en las manos. Desde luego, tiene muchas ventajas. Sin embargo, hay algunos detractores de esta forma de leer, son defensores casi numantinos del libro tradicional, pero también caerán, tarde o temprano, como lo hizo Numancia.
Estos días conocíamos que el libro electrónico ha duplicado su facturación en Estados Unidos durante 2010. El negocio editorial mundial está en mal momentos estos últimos tiempos y no deja de llamar la atención esta espectacular subida de ventas en formato digital. Aunque, si atendemos a las cifras totales del negocio editorial norteamericano, estamos hablando de las migas de una gran tarta de 25.000 millones de dólares, tan sólo de algo más del 3%.
La buena noticia es que la subida en ventas de libros electrónicos es mayor que la pérdida de facturación de todo el sector editorial, que roza el 2%.
No tenemos cifras de cómo está el negocio en nuestro país, mejor dicho, no tenemos datos actuales. El último informe ofrece datos de 2009, y la facturación de libros en formato digital suponía un 1'7% del total, 51'2 millones de euros de un total de 3.000 millones.
Para los editores no hay duda de que el incremento de estos números obedece a la aparición en escena de las tabletas electrónicas, singularizando el éxito en el nombre del iPad de Apple, porque fue pionero en este tipo de dispositivos. El mercado ya tiene varios tablets diferentes y de diferentes marcas (hasta 85 modelos distintos están previstos para este año). Estas pasadas navidades, los "e-readers" y las tabletas electrónicas han sido los regalos estrella en Estados Unidos.
Dispositivos lectores
Las ventas de lectores de libros digitales o e-readers superaron los 6,6 millones de unidades durante 2010, una cifra que supone un crecimiento del 79,8% con respecto año anterior, según la consultora Gartner. El mercado está liderado por Amazon con su Kindle, Barnes & Noble y Sony, si bien la consultora ha advertido de la irrupción en esta área de gigantes informáticos como HP y Dell.
Estos expertos señalan que las ventas de e-readers superarán los 11 millones de unidades en 2011, un 68,3% más que en 2010.
Hace unos días que se puso a la venta el iPad 2 de Apple en nuestro país y algunos grandes almacenes ya han anunciado que han agotado las unidades que estaban a la venta. No en vano, varios horas antes de la apertura de muchos establecimientos que los venden, había ya largas filas de gente esperando hacerse con el tablet de los chicos de Steve Jobs.
Todo este caldo de cultivo hace pensar a los editores españoles que a finales de este año se producirá un boom en las cifras de ventas de los libros en formato digital porque habrá un panorama favorable compuesto por una mejor disposición de los lectores, una mayor oferta de título en este formato y más dispositivos disponibles.
Lo que es cierto es que se va reduciendo cada vez más el espacio de los que se muestran contrarios a esta nueva forma de disfrutar de la lectura. Hoy en día, los dispositivos que ofrecen esta posibilidad son cada vez más cómodos, más económicos y más atractivos. Realmente, a los defensores del libro de papel les quedan cada vez menos argumentos a su favor.
A favor y en contra
La impresión de libros sale muy cara, supone costes de imprenta (papel, maquinaría, tinta, operarios, energía, etc.), sin contar con el perjuicio que le causa al medio ambiente sólo en papel. Además, los libros ocupan mucho espacio físico tanto en bibliotecas como en las librerías de casa y algunos son tan voluminosos que son incómodos para leer.
Sin embargo, los dispositivos lectores de libros en formato digital admiten cientos de novelas, poesía, obras de teatro, ensayos, etc. en su interior. Los más avanzados permiten, incluso, la conexión a Internet, se puede consultar la edición digital de cualquier periódico, por ejemplo. Además, la lectura es muy similar a la que se realiza en papel, pero el hecho de poder cambiar el tamaño de la letra es muy valorado por los lectores con dificultades visuales.
A favor del libro tradicional, sus más fervientes defensores hablan de ellos como objetos únicos, desde su peso hasta su tipografía, pasando por sus tapas y, por supuesto, y casi sobre todas las cosas, por el aroma y el tacto del papel al pasar las páginas. Otro punto a favor es que no hay que preocuparse por cargar la batería o por quedarte a medio párrafo de la resolución del crimen perfecto porque se ha agotado la que tenía.
Otro aliciente que tendrían los libros en formato digital es que si se usara con los libros de texto, los escolares y los universitarios verían notablemente reducido el peso de carteras y mochilas, con el consiguiente alivio para sus espaldas.
¿Publicidad en los libros?
El formato digital ofrece nuevas posibilidades de financiación. Por ejemplo, incluir publicidad en los libros electrónicos, como sucede con revistas o periódicos digitales, beneficiaría tanto al editor como al lector. Al primero porque conseguiría un ingreso extra y al lector, porque se reduciría el precio de compra si aceptara el consumo de cierta publicidad.
De igual forma que ocurriera con la música, la producción editorial también tiene futuro en los dispositivos tecnológicos y, seguramente, los libros de papel pasarán a ser objeto de coleccionista.