La CE propone acabar con los coches de gasolina y diesel en la ciudad en 2050
La Comisión Europea propuso hoy acabar con los vehículos convencionales de gasolina y diesel en las ciudades en 2050, como parte de un plan para hacer más competitivo y menos contaminante el sector de los transportes.
"Podemos acabar con la dependencia del petróleo que tiene el transporte sin sacrificar su eficiencia y comprometer la movilidad", señaló el comisario europeo de Transporte, Siim Kallas, al presentar hoy una nueva estrategia de la CE para 2050.
Bruselas se marca también como objetivo para las próximas cuatro décadas reducir un 40 % las emisiones del transporte marítimo, lograr que un 40 % del combustible que se utilice en la aviación sea bajo en de dióxido de carbono (CO2) y que la mitad de los desplazamientos de media distancia pasen de la carretera al tren y otros medios de transporte.
Los fabricantes europeos de automóviles reaccionaron hoy con virulencia ante esta propuesta. La patronal Acea lanzó una dura nota en la que lamentan "la señal equivocada" que envía la Comisión al no reconocer que para luchar contra la contaminación y las emisiones hay que atacar desde todos los flancos, y no concentrarse únicamente sobre el transporte privado.
La organización, de esta manera, propone lo que llama co-modality, es decir, un sistema de transporte en el que se use el medio de transporte más eficiente para cada objetivo. Este principio estaba recogido, según Acea, en el libro blanco del transporte publicado en 2006. Ahora, sin emabargo, se ha abandonado.
"La Comisión, desgraciadamente, ha girado en redondo", aseguró Ivan Hodac, secretario general de la organización. "El transporte por carretera representa un papel capital y no puede ser tratado con medidas arbitrarias", aseguró. "Un simple llamamiento para usar menos el los vehículos de motor no aportará la solución deseada, ya que no habrá menos demanda por la solución flex¡ble que aporta el transporte por carretera dfrente a otros modelos.
Acea es uno de los principales grupos de presión de los que operan en Bruselas. Por eso, mantiene un largo historial de enfrentamientos con el Gobierno comunitario, sobre todo en el capítulo de emisiones, pero también por las negociaciones comerciales o en el de las medidas de seguridad.