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Menos mantenimiento y combustible

Las cementeras proponen carreteras de hormigón para ahorrar

Las cementeras con presencia en España, representadas en la patronal Oficemen, se han agarrado a la polémica de la entrada en vigor de la nueva limitación de velocidad en autopistas y autovías, establecida en 110 kilómetros por horas, para lanzar una vieja reivindicación: que las carreteras sean de hormigón, con el consiguiente ahorro en mantenimiento, combustible y el logro de una mayor resistencia para la propia infraestructura.

Las cementeras pretenden mantenerse vivas en el que, presumen, será el peor año de su historia en España debido a la caída de la demanda. A juicio de la patronal Oficemen, el Gobierno ha reconocido, con la medida de la reducción de la velocidad en las autopistas, que existe un problema energético en un país en el que el 40% del consumo energético depende del sector del transporte, con especial protagonismo del transporte por carretera. Ante esta situación, el presidente del colectivo, Joaquín Estrada, ha declarado que "se hace necesario plantear una estrategia a largo plazo que realmente suponga una solución al problema de la eficiencia energética en las carreteras españolas y que tenga en consideración lo importante que es construir infraestructuras eficientes".

El grupor de empresas cementeras, en el que están repersentadas Portland Valderrivas, Cemex, Holcim o Lafarge, entre otras, pide que se construyan carreteras con pisos de hormigón y no exclusivamente de alquitrán, como es norma común en España. Oficemen defiende que el avance tecnológico que ha experimentado la producción de hormigón ha dado respuesta a las necesidades de durabilidad, comodidad y seguridad que requiere una carretera. De forma adicional, Estrada asegura que la circulación directa sobre pisos de hormigón reduce el consumo de combustible.

Fuentes del sector reconocen las ventajas de esta solución, pero también apuntan que el coste de construcción es más elevado. De este modo, las inversiones en cada una de las carreteras en que se optara por el hormigón serían superiores a las materializadas en carreteras convencionales. Una desventaja que iría mitigándose a lo largo de la vida de la infraestructura con un coste de mantenimiento menor.

Como refuerzo a su teoría, Oficemen aporta estudios como el realizado por el Instituto sueco de Investigación Viario y del Transporte (VTI), donde se pone de manifiesto que los vehículos pesados consumen un 6,7% menos de combustible cuando circulan sobre pavimentos de hormigón en comparación con otros tipos de firmes.

Joaquín Estrada critica que "España se encuentra a la cola en construcción de pavimentos de hormigón, mientras que en Europa y Estados Unidos esta solución está muy desarrollada". Y lanza un mensaje al Ministerio de Fomento: "Esperamos que algunas de las inversiones previstas en el Plan Extraordinario de Infraestructuras se destinen a la realización de pavimentos de hormigón, ya que además del ahorro de combustible tienen menores gastos de conservación y mantenimiento durante su vida útil".

Entre los ejemplos de carreteras de estas características operativas en España se encuentran varios tramos en la autopista de peaje Sevilla-Cádiz, construida en 1971. Más recientemente, el hormigón armado es protagonista a lo largo de dos kilómetros de la variante de Marchena, una carretera de doble sentido que conecta æpermil;cija y la Autovía A-92.

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