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Análisis

Un poco de Irlanda, un poco de Grecia, un poco de Portugal

La decisión de Moody´s no sorprende a nadie porque era esperada. Pese al descrédito que se ganaron a pulso las entidades de calificación al dar validez a un montaje financiero que se desplomó hace dos años y medio, el anuncio de ahora mete más presión a España para recomponer la confianza entre sus financiadores. Esta segunda rebaja de la calificación, pese a seguir manteniendo una nota de la que muy pocos países pueden presumir, consolida en el mercado una prima de riesgo superior a los 200 puntos básicos, y con ella un sobre coste para las emisiones del Tesoro español, de las administraciones periféricas y de las grandes empresas en los todos los mercados financieros.

La justificación que esta y otras agencias de calificación han utilizado para degradar las emisiones de España es la misma: un escenario de crecimiento muy pobre en los próximos años, que inequívocamente deteriorará las cuentas del Estado, las de las regiones, las de la Seguridad Social y las de la banca. Los responsables políticos de España sistemáticamente han negado la mayor: creen firmemente en una recuperación de la economía más rápida de la que exploran los expertos nacionales e internacionales, aunque hasta ahora son estos últimos los más asistidos por los acontecimientos.

España no es Grecia, España no es Irlanda, España no es Portugal es la frase más repetida por los responsables del Gobierno cuando los mercados financieros tratan de poner en el mismo saco a todo el mundo a la hora de valorar las posibilidades de repago de las emisiones. Y cierto es que España no es Grecia, ni Irlanda ni Portugal. Pero tiene algo de cada uno de ellos, y cuanto más pasa el tiempo tiene parecidos en dosis mayores, aunque en ninguno de los casos en porcentajes preocupantes.

Las autoridades financieras del país dijeron cuando surgió la crisis que no había riesgo financiero con el sistema bancario porque era el más saneado y mejor supervisado de Europa, pero aunque tal valoraciones son ciertas, España ha tenido de intervenir dos entidades financieras de tamaño pequeño, y ha terminado admitiendo que el sistema precisa de unos 20.000 millones de recapitalización ahora. Pero hace un año esta cantidad se limitada a unos 11.000 millones, y como el tiempo y la crisis devoran como lo hacen la cantidad se ha duplicado, y no es descartable que dentro de otro años, si los activos inmobiliarios siguen cayendo, la necesidad de capital sea de 30.000 millones. Y todo ello destila aquel perfume de falsedad y ocultación de información que practicó Grecia a gran escala con la Unión Europea.

También contiene un poco del episodio celta, ya que Irlanda paso de advertir que no tenía ningún problema con su banca, a pedir el rescate porque su banca acumulaba unos descuadres brutales y amenazaba por llevarse por delante al Estado Irlandés. Digo contiene un poco, porque cierto es que la mitad larga del sistema financiero español parece sano, y porque el tamaño del sistema bancario español no es ni de lejos de las proporciones desproporcionadas del irlandés, que multiplicaba por ocho el PIUB del país en que el moraba.

Y al final España tiene un poco de Portugal, porque el problema luso es la laxitud de su crecimiento, y la escasa maquinaria productiva que tiene la economía vecina para salir adelante y hacer frente a sus necesidades de financiación, públicas y privadas. España está en las mismas, pero en absoluto tiene una economía sin motores como la portuguesa, y será cuestión de tiempo (tiempo y reformas y sacrificios) que comience a crecer y resolver los problemas.

Por tanto, un poco de Irlanda, un poco de Portugal y un poco de Grecia. Pero en dosis gobernables. Para que no se hagan ingobernables, hay que aflorar cuanto antes todas las miserias financieras, que aún no están a la luz. ¿O alguien se cree que las comunidades autónomas han dicho la verdad sobre sus cuentas?. La dirán cuando haya cambio en su administración, allá por otoño. Y entonces tendremos otro problema financiero, como lo tendremos con la Seguridad Social. Cuando antes, mejor: no podrán acusar a España ni de mentir, ni de ocultar. Solo de no crecer, que ya es un problema.

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