Un mal ejemplo
En estos primeros meses del año, como es habitual, las empresas comunican los resultados empresariales obtenidos en el ejercicio anterior. A la hora de escudriñar y analizar los datos que suministran, nunca homogéneos y con presentaciones dispares, más de una sorpresa puede ocurrir.
Esto es lo que ha sucedido con varias empresas esta semana, alguna internacional, pero radicada en nuestro país, y otra española. Y es que, aunque anuncian las cifras de facturación y de Ebitda, se callan un dato fundamental, como es el referido a los beneficios, para entender en su total dimensión cómo cerraron el ejercicio pasado. En una tendencia de buen gobierno internacional, donde se quiere primar la transparencia, tanto para las compañías cotizadas como las que no están en Bolsa, estos son malos ejemplos.