Los bancos centrales atacarán la inflación de forma diferente
Trichet destaca el compromiso del G-10, aunque no todos los supervisores seguirán al BCE con una subida de tipos.
La inflación debe ser contenida, aunque no necesariamente a través de una subida de los tipos oficiales, como propone el BCE. A esa conclusión llegaron ayer en Basilea los responsables de los bancos centrales del G-10, que reúne a los firmantes del Acuerdo General de Préstamos (GAB, en sus siglas en inglés) y que incluye a Estados Unidos, Canadá, Japón y ocho países europeos. Los principales banqueros del mundo reconocen que el fuerte encarecimiento del petróleo y de los alimentos han fortalecido las presiones inflacionistas. Están unidos en el "objetivo de anclar las expectativas de inflación", aunque ello no significa que tengan que tomar "las mismas decisiones", sino que tienen "el mismo propósito", dijo ayer el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet.
Trichet anunció la semana pasada que es posible que la entidad monetaria europea suba en abril de forma moderada su tasa rectora, actualmente en el 1 %, para evitar que el reciente repunte de la inflación cree presiones inflacionistas a medio plazo.
El BCE subió el precio oficial del dinero por última vez en julio de 2008, hasta el 4,25%, con el fin de frenar la inflación, una decisión que fue muy criticada por los analistas y los mercados en un momento en que la zona del euro apenas crecía en plena crisis financiera.
Los expertos descartan que la Reserva Federal de EE UU vaya a incrementar los tipos de interés, que en la actualidad se sitúan entre el 0% y el 0,25%, pero sí es algo que contempla el Banco de Inglaterra, que ahora los tiene fijados en el 0,5%.
Optimismo en la zona euro
"Existe una fuerte evidencia de que probablemente las políticas que los líderes europeos anunciarán el próximo 24 de marzo podrían resolver muchos de estos asuntos", reza respecto al euro el informe de perspectivas económicas para Europa de Nomura. El banco de inversión global es optimista en cuanto al futuro de la zona euro pese a la crisis sufrida por la moneda única en los últimos meses. "Sin embargo, en el corto-medio plazo, la zona euro necesita reforzar su gobierno, arreglar sus bancos y reformar sus políticas estructurales", indica el informe.