Los efectos del paro juvenil y un desigual reparto de la riqueza
Las revueltas en Túnez y Egipto se extienden a países de Oriente Próximo.
Arabia Saudí es el segundo mayor productor de petróleo del mundo, con cerca de 10 millones de barriles diarios, y el primero en cuanto a reservas, con cerca de 260.000 millones de barriles. Esa riqueza, sin embargo, no tiene reflejo en el poder adquisitivo de la población si se analiza la renta per cápita, que se queda en 12.920 euros, lo que supone prácticamente la mitad de la de España (24.300 euros).
Ese desigual reparto de la riqueza es, sin duda, uno de los factores que ha prendido la mecha de las revueltas en el Magreb y en Oriente Próximo. Esta brecha, que se produce en la mayoría de países productores de petróleo, es aún más evidente en el caso de las naciones que no disponen de reservas de crudo, donde la renta per cápita es brutalmente inferior a la europea (23.600 euros), como en el caso de Túnez o Yemen, en el que apenas llega a 800 euros por persona al año, pese a haber acumulado su economía un fuerte crecimiento en los últimos ejercicios. Según los datos del Fondo Monetario Internacional, el PIB de Túnez ha crecido una media del 5% en la última década, mientras que el de Yemen lo ha hecho un 4% en el mismo periodo. Unos incrementos que no se han trasladado al poder adquisitivo de los trabajadores, que siguen cobrando un salario diario de 9 dólares, como en el caso de Yemen.
El factor donde, sin embargo, todos los países coinciden es en la desproporcionada tasa de paro juvenil, que en la mayoría de países del norte de África y de Oriente Próximo se sitúa en una media del 25%. Algo que no difiere mucho de las tasas recogidas en algunos países europeos e incluso inferior a la registrada en España (en torno al 40%), pero que se ve fuertemente agravado por el crecimiento exponencial de la tasa de natalidad. En Yemen cada mujer tiene una media de 5,4 hijos, mientras que en España apenas llega a a 1,3 hijos. Frente al envejecimiento progresivo en Europa surgen países en el norte de África o en Oriente Próximo, como Irán o Jordania, con una población de 15 a 29 años que supone una tercera parte del total. Ese problema, diluido en España gracias al apoyo económico de las familias, se acrecienta en esas naciones ante la ausencia de ese colchón y un nivel de pobreza que se extiende a todos los miembros de la unidad familiar.
Al desigual reparto de la renta y al brutal paro juvenil se les ha sumado en los últimos meses el repunte de los precios de los alimentos básicos, que se ha disparado en los últimos meses y ha provocado fuertes revueltas en países, como Egipto o Túnez, con una fuerte dependencia de materias primas básicas como arroz o cereales, la materia prima básica para la elaboración del pan. El encarecimiento de todas esas materias ha llevado a los precios a crecer a tasas cercana al 10% en los últimos meses.
Indicadores económicos "discutibles"
Para Federico Steinberg, investigador principal de Economía y Comercio del Internacional del Real Instituto Elcano, existen dos elementos que han impedido intuir el conflicto que se avecinaba. "Por un lado, las cifras oficiales del Fondo Monetario Internacional, con crecimientos del PIB superiores al 5%, son cuanto menos discutibles por el elevado nivel de empleo y economía sumergida. Por el otro, el indicador que se utiliza para medir la evolución de los precios arrastra un gran retraso y no ha recogido el espectacular crecimiento experimentado por la energía y los alimentos en los últimos seis meses", recalca en declaraciones a CincoDías.
En su opinión, la cesta de consumo que se utiliza en los países del norte de África para medir la evolución de los precios tiene la misma composición que la de los países desarrollados, cuando más de la mitad de la población vive con menos de dos euros al día.
Tres muertos y 230 heridos en las protestas en Bahréin
Las protestas en el norte de África y en Oriente Próximo se iniciaron hace justamente dos meses en Túnez, cuando Mohamed Bouazizi, licenciado en Informática de 26 años reconvertido en vendedor ambulante, se inmoló ante la retirada de su licencia. Desde esa fecha, las revueltas se han extendido por la mayoría de países del norte de África y de Oriente Próximo.Los últimos altercados se reprodujeron ayer en Bahréin, una monarquía suní de apenas un millón de habitantes con grandes reservas de petróleo y gas. El 80% de la población pertenece a la comunidad chií y acusa a la clase dirigente de impedirle el acceso a la riqueza. Gran parte de esa población llevaba cuatro días acampada en una plaza del país, que fue desalojada por el Ejército con el resultado de tres muertos y 230 heridos. Tras la expulsión, el Ejecutivo decretó el estado de emergencia para evitar nuevas protestas.